domingo, 9 de septiembre de 2007

El oso de peluche



- ¿Para mí? – Pregunto Dulce con cara de estupefacción a Iván.
- Sí… espero te guste. – Estiraba sus manos temblorosas el joven para darle el gran oso de peluche a su bella amada.
- ¡Me encanta!, ¡Esta hermoso!, gracias Iván… - Observaba Dulce al descomunal peluche, mientras sus amigas perplejas miraban estupefactas al otro lado del pasillo.
- Sabes. Tengo que irme… sólo quería entregarte… el peluche… Hablaba Iván con nerviosismo
- Gracias niño, tengo que entrar a clases, espero verte pronto – De reojo divisaba Dulce a sus amigas cuchicheando entre ellas.
- ¡Claro! Cuídate – Se acercó Iván a Dulce dándole un beso en la mejilla. Ella lo tomo de la mano y lo despidió.

Mientras sus amigas simulaban que no había pasado nada, Dulce se dirigió hacia ellas con el enorme bulto meloso.

- ¿Y ese romeo de dónde salio? – Hablo Sofía, degustando unas galletas.
- Por ahí… por ahí… - Respondió Dulce
- Pues se ve que te quiere mucho… Mira que venirte a dejarlo hasta la escuela… - Marie afirmo entre el silencio.
- ¿Cuánto le habrá costado semejante muñeco?- Dijo Tere mientras observaba junto con Sofía y Marie el peluche.
- Pues… este… le habrá salido muy caro… un peluche de este tamaño esta alrededor de los… - Calló inmediatamente Dulce.
- Lo de menos es el precio… lo importante es tu galán… Que por cierto está muy guapo – Casi saboreando dijo Marie.- Dame una galleta Sofía, no seas envidiosa.
- Tú toma las que quieras, luego no te quejes de que estas gorda -
- Pues… es un buen muchacho… pero aun no sé… - Dubitativa hablo Dulce.
- Ay amiga, no seas tonta, parece ser un buen partido, aprovecha. – Asintió Sofía
- No me apresuren… quiero tomarme mi tiempo jaja – Miró Dulce a Sofía

Paso una semana desde que Dulce había recibido el regalo de su enamorado. Estaba el círculo de amigas en un café, cuando apareció Iván con un ramo de rosas rojas.

- ¡Miren…! quien viene a lo lejos… - Le dio un sorbo Tere a su Frappe.
- Es mi cariñito – Sonrió Dulce, levantándose de la mesa.
- Espero no molestarte, es que vi estas hermosas flores y me acorde de ti. Son tuyas, al igual que mi corazón. – Hablo Iván con sentimiento.
- ¡Ah que dulce! – Voces estereofónicas surgidas de las amigas de Dulce.
- Me la llevare por un momento, si es que no les molesta – Se dirigió Iván al grupo de las mujeres extasiadas por el cariño que demostraba Iván por Dulce –
- Sí, adelante – Contesto Sofía – No tarden. – Se retiró Dulce en manos de su querido, mientras el grupo de niñas cafeteaban. Pasaron unos cuantos minutos y regresó a la mesa Dulce, un poco seria.
- ¿E Iván… dónde lo dejaste? – Meneaba la cabeza Marie tratando de buscar al muchacho.
- Se retiro por una emergencia… - Volteando Dulce, como asegurándose de que alguien extraño la oyera-
- Así nada más se fue… no se despidió de nosotras – Casi Tere haciendo un puchero.
- Sí, que mal educadito- Añadió Sofía
- Ay, no seas dramática… les dije que no me convence del todo… - Tomo asiento Dulce.
- Ay mujer, pero si hace una semana estabas encantado con el muchacho… hasta nos presumías los regalos de él… y ahora nos sales con que no estas segura. – Hablo Sofía mientras pedía la cuenta al mesero.

Nuevamente paso una semana, estaban el grupo de amigas en la escuela, estaban en la hora de su descanso. Apareció el controvertido Iván. Dulce se dirigió hacia él desapartándose de su grupo.

- Te dije que ya no me buscaras- Grito Dulce a Iván.
- Pero… chiquilla, yo te quiero… - Implorando el muchacho a Dulce.
- Uy… al parecer ya se cansó Dulce del pobre Iván – Hablo Marie mientras observaba con las demás el oso que se presentaba ante ellas. Siguió la discusión entre Dulce e Iván por unos minutos, se marcho el joven un poco triste y se perdió de la vista, Dulce regreso con sus amigas y sólo les dijo :
- Entremos, que ya viene el profesor – Sin preguntar nada se introdujeron al salón. Después de la hora de salida, Dulce y se despidió de sus amigas. Ese dia no las acompañaría al café como acostumbraban. Después de que se aseguro Dulce de que alguien conocido anduviera cerca, sacó el celular y marco.
- ¿Iván?
- Bueno… sí dime.
- Todo salió como lo tenía planeado.
- Jajaja… bueno, a mí sólo me interesa que me pagues lo que habíamos acordado desde un principio.
- Sí, sí, te pagaré lo del oso de peluche, las rosas y los demás regalos… Más lo de tus servicios…Ni pareces mi amigo…
- Claro… pero los regalitos estaban muy caros… Yo no le encuentro sentido al querer impresionar a tus amigas…
- Cállate… Nos vemos al rato en mi casa para que te de el dinero.

1 comentario:

athenea dijo...

mm si muchas personas podrian hacer eso solo para que las amistades , tengan un poco de emocion ... la verdad que flojera, otro mas para la antologia de la frustraxion...me gusto , no esperaba ese final...