domingo, 31 de enero de 2010

Platicar


Se define sencillamente como hablar o conversar. Con quien no es problema.

- Este parece un buen lugar para alejarme de… - Fue interrumpida Lola por una joven mujer que estaba sentada a su lado. Lola y aquella mujer se encontraban en la banca de un parque mientras el sol caía por el horizonte.
- ¿Creíste que escaparías de mí? – Sonrió aquella mujer
- Sí… por lo visto me encontraste. – Dijo Lola – Estoy agotada, he estado todo el día huyendo de ti, me rindo.
- Vamos a platicar ¿quieres? – Preguntó la mujer.
- De acuerdo. Sabes, pensé que todo había quedado atrás.
- No es así, eres tu quien haces que todo regrese una y otra vez, los recuerdos son tu perdición. – Murmuró la joven mujer.
- Por más que intento todo me recuerda a él, las canciones, las historias, los lugares, todo… - Lola miraba sus pies mientras hablaba con la joven
- ¿Aún te gusta? –
- Sí – Respondió Lola.
- ¿Estas consciente de lo que me estas diciendo? – Preguntó aquella mujer
- Claro... ¿tu no? – Cuestionó Lola
- Mira, debes hacerte a la idea de que ya terminó la relación... finalizó...
- Lo sé... pero... – Se quedó callada Lola
- Sí, aun sigues pensando en él... –
- Puedo decir que me mintió... – Murmuró Lola
- Mira... estas perdiendo la cordura... en primer lugar estabas consciente de la situación, sabías que era muy complicada la relación, en segundo... no estas hablando con alguien de verdad... prácticamente estas hablando sola...

domingo, 24 de enero de 2010

Apatía


Apatía: Se define formalmente como la impasibilidad del ánimo, la dejadez, indolencia, falta de vigor o energía. Es el resultado de varios encuentros sin éxito a lo largo de la vida dando una visión negativa de la realidad. Algunos sujetos experimentan este estado llegando a negar sus sentimientos resultando a un temor de entrega hacia otras personas.
- Hola, buenos día. – Extendió su mano Mary a Claudia
- Hola ¿cómo estas? Tanto tiempo sin vernos. – Claudia la abrazo y tomaron asiento.
- Pensé que no ibas a llegar, que me dejarías plantada – Dijo Claudia.
- No, como crees, se me hizo un poco tarde ya luego te cuento. – Mary decía de manera un poco agitada. Dos jóvenes mujeres platicando en un café de la ciudad, el sol bajaba lentamente por el horizonte. El camarero llevó las bebidas a las jóvenes.
- ¿Has escuchado el rumor? – Preguntó en voz baja Claudia.
- Sí, es muy preocupante, no sé si sea cierto… - Contestó Mary.
- Cuando lo escuché no supe que decir, no lo creí. – Dijo Claudia un poco incómoda
- En verdad que es preocupante. ¿Qué piensas hacer con tu novio si es cierto? – Preguntó Mary.
- No sé… quiero confirmar primero el rumor, preguntarle a más personas, saber que opinan, quiero comprobarlo con mis propios ojos antes de hacer algo, si es cierto el rumor tendré que dejarlo. – Claudia decía mientras veía alrededor.
- ¡No! Pobre de Fabio, no se lo merece, se ha portado tan bien. – Expresó Mary.
- Lo sé, el no tiene la culpa… pero qué puedo hacer si el rumor es cierto. – Claudia se le quebraba la voz por pensar en la posibilidad de la separación.
- Amida… no te pongas así. El rumor es sólo eso un rumor.
- Sí … -
- Pero por otra parte varias personas en las calles están hablando de eso, me han llegado una infinidad de correos con lo mismo. – Mary tomaba de la mano a Claudia.
- Me tuve que enterar en el peor momento. Dijo Claudia.
- Tranquila… Tengo un amigo que piensa que es verdad, estuvimos platicando por más de tres horas. Antes de que llegaras me llegó un mensaje diciéndome que pasara el mensaje a mis amigos, decía que era cierto el rumor y que había que alertar a todos.
- No sé que haré… llevamos casi un año, nunca puedo pasar más de un año con un novio por equis o ye razón. Quizás si sea cierto el rumor y tenga que cortar con Fabio. – Claudia se secaba una lágrima que había caído por su mejilla.
- Tranquila amiga todo saldrá bien, tendremos que pensar en algo para comprobar si es verdadero o falso el rumor. – Miró fijamente Mary a Claudia.
En el metro de la ciudad de México dos jóvenes se subieron al vagón y se colocaron al fondo.

- ¿Cómo te ha ido en el trabajo? –
- Muy bien… - Platicaron por un momento y una joven sonreía a uno de los muchachos, al mayor.
- Mira… esta bonita – Sonrió
- Mejor no le hagas caso, que tal si es cierto el rumor… - Dijo su amigo susurrándole al oído. –
- Son puras mentiras –
- Si te quieres arriesgar adelante pero te advertí.
En alguna secundaria de México los jóvenes salían a su descanso. Era la mañana, el cielo estaba completamente azul y el sol caía como plomo pero un viento corría suavemente.

- ¡Vamos a echar la reta con los del otro grupo! – Gritó Iván a la bolita de muchachos en el patio.
- Ahorita que el negro traiga el balón, no ves que esta en la dirección. – Le respondió José. Tres muchachas se acercaron al grupo.
- Hola Iván. – Sonrió Lupe mientras que sus amigas estaban detrás de ellas y se susurraban cosas.
- Hola… - Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla. Las amigas de Lupe se emocionaron.
- Oye, venía a decirte que… - Se quedó callada por un instante mientras que los demás veían a Lupe. – que si quieres salir conmigo después de clases. – Las amigas de Lupe emitieron un grito ahogado.
- Eh… este… No puedo. – Contestó Iván.
- ¿Por qué? – Preguntó desanimada Lupe.
- Mm… Quedé con mis cuates para un partido de fucho en la tarde. – Lupe se quedó sorprendida y se retiró. Más tarde en el salón de clases una de las amigas de Lupe le aventó una bolita de papel discretamente para que no viera la profesora, lo abrió y leyó:
- “Ya sé porque Iván no salió contigo, ya sabe lo del rumor” – Lupe escribió en la hojita y se lo aventó a su amiga.
- “¿Qué rumor?
- “No lo sabes…”
- “No, dime.”
- “El amor no existe.” – Junto un dibujo de una carita triste L
En las calles de alguna provincia de México se veían varias calcomanías con corazones rotos, en algunos postes se leían mensajes como: “Di no al rumor”, “No hagas caso”. Algunos mensajes más positivos decían: “Sí existe”, “No tengas miedo”.
- Mira aquellos dos. – Decía José a Carmen. Estaban sentados en la banca de un parque viendo a una pareja besándose al otro lado de la fuente.
- Se ven muy bien. – Exclamó Carmen.
- ¿Qué aun no sabes…? – Fue interrumpido por Carmen
- ¿Lo del rumor…? Sí, pero no creo nada.
- Pero si esta más que comprobado que el amor no existe. – Dijo un poco molesto José.
- No, no es así, son puros chismes y eso es la prueba de que existe. – Miraba atenta Carmen a los novios besándose.
- Pues varias estaciones de radio han cerrado por lo mismo, aquellas que pasaban puras canciones románticas se fueron a la goma. El registro civil esta vacio, las iglesias no saben que hacer pues ya nadie se quiere casar, la gente esta consciente del problema. Han salido varios artículos científicos apoyando la idea, diciendo que el amor es sólo un proceso químico en nuestro cerebro, el enamoramiento es sólo una etapa que dura a lo mucho dos años y de ahí todo a la chingada. – Expresó José.
- Que el amor entra por la nariz por medio de las endorfinas que activan nuestro cerebro y bla bla bla, Que el día de San Valentín es sólo una campaña comercial para gastar en cosas innecesarias, que el índice de divorcios es mayor que el de matrimonios en los países de primer mundo, que hay un desencanto general en la población, que es para idiotas llevar rosas o chocolates a alguien, escribir una carta o regalarle un peluche, decir un te quiero o besarlo en la calle, porque al paso del tiempo la ilusión de amor se va, en pocas palabras que el amor no existe.
- ¡Correcto! Eres una mujer inteligente y bella, sabes que nos movemos por impulsos y el deseo, el deseo puede desaparecer y cambiar. – Dijo José.
En una tienda de regalos dos empleadas estaban quitando la infinidad de regalos en los escaparates de alguna tienda.
- Sigo sin aceptar el rumor… - Alejandra quitaba las cajas de regalo mientras hablaba con Laura.
- Lo sé, es preocupante, sólo nos vamos a quedar con la venta de papelería. – Dijo Laura.
- Es muy triste. – Alejandra acariciaba un peluche.
- Pero en parte tienen razón. – Exclamó Laura.
- ¿Cómo puedes decir eso? – Preguntó Alejandra
- ¿No te has fijado que ya nadie viene a comprar ni siquiera una tarjeta? –
- Sí – Contestó Alejandra. – Pero…
- ¿Además qué te dijo tu ex? – Preguntó nuevamente Laura.
- Sí, sí… Que ya había perdido el encanto, que tenía cierta apatía con las relaciones, que siempre había terminado mal y el rumor sólo vino a empujar lo que sentía.
- Y ya llevaban más de cuatro años juntos. – Dijo Claudia.
- Sí… pero…- Se quedó callada Alejandra mirando un corazón de papel.
- Pero nada amiga, hay que aceptar que varios no creen en el amor.
En alguna esquina de alguna ciudad en México.
- Malditos posters, están muy bien pegados. – Se decía para sí misma una joven mujer.
- ¿Te puedo ayudar? – Era la voz de un muchacho que se acercó a la joven que estaba subida en la escalera para quitar el poster.
- No gracias, ya casi esta. – Sonrió nerviosamente la joven.
- Supongo que no crees en todo esto. – Preguntó el joven hombre.
- No, para nada, es ridículo. – Contestó la joven.
- La gente tiene miedo, es simplemente eso, han perdido el sentimiento de magia y creen que fracasaran.
- Es lo que pienso. ¿Pero sabes algo más? – preguntó la joven.
- ¿Qué?
- Todos aquellos que se han hecho caso al rumor siguen pensando lo contrario, siguen buscando, se enamoran …
- Así es… ¿Quieres que te ayude a quitar los demás posters…?

martes, 5 de enero de 2010

Visita

-¡No! – Contestó la joven mujer de cabellos negros y largos.

- ¿Qué tengo que hacer para que me des un sí? – Preguntó el joven hombre de piel morena y cuerpo delgado.

El cuerpo de la joven se resiste, se encorva, los ojos delatan el rechazo ante el muchacho, no lo miran, ven todo menos a los ojos negros del joven hombre.

- Dime que sí Claudia – Tomó del brazo el joven

- Ya te dije que no caeré en eso nuevamente Mario… -

- Sabes que te quiero, he cambiado, sólo quiero estar contigo. – Dijo Mario mientras que Claudia reía.

- Cuántas veces he escuchado lo mismo – Claudia se le dio la espalda mientras veía pasar los carros en la calle.

- Hoy te ves muy bonita. –

- Gracias – Suspiró Claudia.

- Mira, sé que la cagué, que te hice llorar esa vez, nunca me voy a perdonar que te haya hecho llorar y menos por mis celos… tú lo sabes, soy muy celoso.

- Me diste mucho miedo, parecías un loco.

- Lo sé pequeña, y me siento como un estúpido.

- Eres un estúpido… - Dijo Claudia.

Un hombre buscaba las llaves en su habitación, agarró su mochila y salió a la calle.

- Eres muy mala conmigo. – Dijo Mario.

- ¿Yo soy la mala? Disculpa pero yo no te dije que dejaras de ver a… ni a tus amigos ni a nadie. – Un muchacho en un monociclo pasó por la calle. – Esto es ridículo.

- Lo siento, son palabras que salen de mi boca, sé que no tengo derecho sobre ti …-

- Pero actúas como si así fuera, me dijiste que no volviera a ver a José, que si me veías nuevamente con él lo ibas a golpear.

- No hice nada, son sólo ideas estúpidas, palabras de un celoso.

- Pues controla tus celos, en primera no tienes porque reclamarme nada, no somos novios.

- Lo sé.

- No me vuelvas a decir que no vea a mis amigos, yo veo a quien yo quiera y no necesito estarte pidiendo permiso.

- Entonces… - Colocó Mario su mano sobre el hombro de Claudia.

- ¿Entonces qué? – Preguntó Claudia.

- ¿Nos veremos esta noche? – Preguntó Mario mientras acariciaba a Claudia.

- Y vuelve la burra al trigo. No, hoy no puedo, no quiero aparte. – Volteó a ver Claudia a Mario.

- Yo te quiero. ¿Tú me quieres? –

- No me hagas esas preguntas. – Dijo Claudia.

- Ya sé que no me quieres, que soy sólo… bueno… la “visita”, pero es que me encantas, me gusta tu cuerpo, sentirlo, acariciarlo, es tan suave, quiero tenerte. – Había cerrado los ojos Mario mientras hablaba

- Eso es muy poco romántico, créeme que con eso no vas a conseguir un sí. – El cuero de Claudia mostraba incomodidad, estaba golpeando levemente el suelo con su pie, sus manos las había cruzado, sus ojos miraban hacia arriba todo el tiempo. – Sigo sin entenderte, dices que me quieres pero tienes a tu… “conocida”.

- Te dije que sí querías ser mi novia, nunca me aceptaste. – Dijo Mario un poco enojado.

- ¡Claro que acepté en un momento! Pero tú te perdiste por dos días, no supe nada de ti, eso no era un noviazgo. Sigo pensando que sólo me quieres por mi cuerpo, me siento como una prostituta.

- No es así porque yo te quiero – Mario se acercó más a Claudia, la tomó de la cintura. – Eres más que eso, eres una mujer muy especial que merece a alguien mucho mejor que yo, eres muy especial para mí.

Una mujer de pelo castaño se peinaba mientras se miraba en el espejo, miró el reloj en su teléfono, se quedó quieta por un momento, se levantó de la cama y tomó de la mesita de noche una bolsa con dulces.

- ¿Nos vemos esta noche? - Preguntó Mario nuevamente cuando el sonido del celular interrumpió la respuesta de Claudia. Mario revisó el celular, sonrió y lo guardó, Claudia sólo veía y su cuerpo habló mediante una mueca en su rostro.

- Sí o sí… -

- Ya te dije que no puedo, no quiero. – Exclamó Claudia.

- ¿Entonces lo de nosotros ya acabó? –

- No he dicho que ya no te volveré a ver, pero dame tiempo, en este momento no quiero, estoy bien.

- Esta bien, respetaré tu decisión. – Mario empezaba a caminar cuando Claudia le dio la mano para despedirlo.

Claudia siguió su camino, llegó hasta su casa y en la puerta estaba un hombre con mochila.

- ¡Hola amor! – La cara de Claudia se iluminó.

- Hola preciosa, ¿cómo estás? – Abrazó el hombre con mochila a Claudia.

- Muy bien, bueno, tuve un pleito con un amigo pero nada grave.

- Tranquila.

- Sí, además hoy es nuestro aniversario, cumplimos un año de novios.

- Así es niña, te tengo una sorpresa vamos para que te muestre.

La pareja se tomó de la mano y caminaron.

Un mensaje llegó al teléfono de Mario: “¿Cómo estás? ¿Me extrañas? Gracias por los dulces que me diste, están muy ricos, también por el viaje. Sabes que te quiero mucho. Oye ¿tienes la foto donde estoy durmiendo? Cuídate, te quiero.

domingo, 3 de enero de 2010

La fresca lechuga


Días atrás platicaba con una vieja colega. Nuestro encuentro fue repentino. Me dirigía a casa y en el camino coincidimos. Ella se había mudado a otra ciudad hace tres años. La invité a mí casa fuimos a la sala y se sentó en el sofá, le serví una taza con café.

Empezó a platicarme de su hija que cumpliría un año de edad en un par de meses, de su trabajo y de las últimas novedades en su vida. Dio un sorbo a la taza y se sobresaltó recordando a una mujer en su trabajo la cual le parece extraña, en primera porque a pesar de que hiciera frio ella usaba ropa muy ligera, lo más extraño para mi amiga es que nunca la había visto molesta, siempre sonreía. Mi amiga consideró que le resultaba extraña tal actitud y se preguntó si no había en el mundo algo que aquella mujer detestara, mi amiga comenzó a decirme lo que le molestaba: el tráfico, las cucarachas, que su marido no llegara a casa… Preguntó que me molestaba a mí le dije que el sonido de los claxon, los días lluviosos que no permiten salir a la calle, las personas que impiden el paso en la banqueta, que me platiquen un anécdota más de una vez, que me hablen mientras veo la tele, esperar por más de media hora a un amigo y que me deje plantado… Fui interrumpido por mi compañera pues se rió y me dijo que la última parte la tenía muy presente. Continué. No me agrada el lloriqueo de los bebes, el maullido de los gatos por la noche, el ruido estridente de las fiestas de los vecinos que no dejan dormir…

Mi amiga se me quedó viendo y luego se soltó a reír. Callé y me dijo que seguía pensando en aquella mujer de su trabajo, la apodó “fresca lechuga”. No supe que decir y ella dijo que había dos soluciones, aquella mujer estaba loca o los dos somos un par de amargados.

La inspiración


Algo caprichosa, en ocasiones se ausenta por largos periodos de tiempo, se pierde en la memoria, a veces en el momento menos pensado aparece. Una simple palabra, una imagen, una canción pueden ser aquél aliento divino del que hablaba Homero y Hesíodo. En cualquier momento, en cualquier lugar puede respirar sobre tu hombro, susurrarte suavemente una idea, es como si se lanzara una piedra en un lago, las ondas se van incrementando lentamente a lo largo, una sola idea puede desembocar en un gran pensamiento. Una explosión de colores, matices, ritmos, perspectivas, historias, momentos, caminos y desenlaces, todo esto contenido en una gota de inspiración. Puede ser violento el encuentro con la inspiración, pues se habla de un rapto, la persona es robada por los dioses y se le muestra en un momento algo fuera del mundo. En la antigüedad se habla de las musas, nueve divinidades que vivían y cantaban en el Olimpo, que en ocasiones revelaban a los mortales el futuro. Algunos dicen que es mejor que la inspiración nos encuentre trabajando, otros simplemente dejan que ella se acerque y se pose en la nariz como una mariposa.