lunes, 15 de noviembre de 2010

Laguna soñadora


El sonido del saxofón, del chelo, y la batería me transporta a un lugar alejado de mi espacio y tiempo. La laguna soñadora tema de un disco que tiene como portada una manzana con un popote incrustado, hace que aparezca la imagen de mi padre en la cabeza. Siento como si aquellos sonidos fueran la representación viva de una época de la cual sólo tengo vagos recuerdos. El sonido del saxofón se funde con colores cafés, amarillos y blancos, colores de los años ochentas del cual sólo viví dos porque llegaron los noventas sin tregua alguna. Frente a mi la laguna donde se construye un puente con aquellas notas, camino de orilla a orilla y al otro lado la figura de mi padre se dibuja borrosa. La música de éste disco me hace reflexionar sobre las posibles palabras que me diría mi padre si me viviera en este momento. Qué pensaría de mí sobre los estudios que realizo, sobre mi forma de vida, gustos y prácticas. Era una persona inteligente, graciosa y bondadosa, imagen que construyo con los pocos recuerdos que me quedan, no porque sea doloroso recordar, simplemente porque el agua de aquella laguna ha borrado la mayoría de mis recuerdos infantiles con mi padre. Sin embargo, la música, aquellos sonidos de pianos y baterías me hacen despegar de mi presente para caer en aquella agua de la laguna soñadora.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Prólogo de Una filosofía de la noche


Desde hace tiempo atrás deseaba sacar de la oscuridad aquél personaje que me sumergió en un sinfín de sentimientos y pensamientos. Me refiero al filósofo poeta David Reyes, escritor mexicano qué sabemos poco y ha quedado en la periferia del pensamiento canónico filosófico. A lo largo de su incontable obra podemos ver una constante: la noche. Aspecto que trataré de unificar en el presente escrito partiendo de su concepto de filosofía cegadora encontrada en el ensayo La llama. La crítica realizada por el filósofo sigue las innumerables críticas al pensamiento moderno que se han dado en nuestra época contemporánea, siguiendo a autores como Nietzsche, Lyotard, María Zambrano, Michael Facault entre otros. Sin embargo cabe destacar que su pensamiento sigue una postura romántica la cual expresa abiertamente en varios de sus poemas. La noche para el autor es un momento en que el humano descansa y entra en contacto con aquél mundo propio donde es dueño: el sueño. Por otra parte es el lugar dónde salen aquellas criaturas temibles que la propia razón ha dejado en la oscuridad y por su naturaleza se mantienen ocultas sin querer dejar su abrigo: las pesadillas, el amor, la muerte son temas que recupera el escritor sumergiéndose en aquella oscuridad sin tratarlas de sacar de su ambiente. Son momentos que deben permanecer en la oscuridad por su propia forma por lo que son abordados desde la poesía y la literatura como vía de conocimiento que no violenta el contacto de aquellos aspectos antes mencionados. El lector no debe esperar encontrar un sistema cerrado y completo puesto que sigue lo fragmentario y la libre interpretación por lo que puede ser una lectura difícil para aquellos que están acostumbrados a una linealidad rigurosa. Su pensamiento filosófico se encuentra inmerso en cuentos y poesía, no en tratados. La ficción de la que hecha mano es una herramienta que le permite entrar en aquellos pasadizos que la razón ha mantenido a raya.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Fantasma


Cada palabra será medida
y los suspiros contados
Que la mirada perdida
será reencontrada
en fantasmas, en espejos
y en rostros ajenos.

Los labios rojos
y recuerdos rotos
caen sobre tus ojos
que observo de lejos

Pequeñas estrellas
para el humano ajenas
y cercanas a la vista
que recuerdan la vida.

En momentos fugaces
y noches sublimes
Apareces distante
Como estrella brillante

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Canto I


Canta Hipnos, hijo de la noche,
el sueño eterno del que
no despierta el hombre
Rodeado de amapolas
e ilusiones

martes, 2 de noviembre de 2010

No es serio este cementerio


Colgado del cielo
por doce cipreses
doce apóstoles de verde
velan doce meses
a la tapia en ruinas
que lo delimita
le han quitado algunas piedras
para hacer la ermita .

Tiene mi cementerio
una fosa común
donde estamos los héroes de Cuba
los domingos los negros no dejan dormir
pues les da por cantar misa luba

Estribillo
Y los muertos aquí
lo pasamos muy bien
entre flores de colores
y los viernes y tal
si en la fosa no hay plan
nos vestimos y salimos
para dar una vuelta
sin pasar de la puerta eso sí
que los muertos aquí
es donde tienen que estar
y el cielo por mí
se puede esperar

Este cementerio
no es cualquiera cosa
pues las lápidas del fondo
son de mármol rosa
y aunque hay buenas tumbas
están mejor los nichos
porque cuestan más baratos
y no hay casi bichos.

Luego en plan señorial
el panteón familiar
de los duques Medina y Luengo
que aunque el juicio final
nos trate por igual
aquí hay gente de rancio abolengo.

Canción de Mecano:
(J. M. Cano)

domingo, 31 de octubre de 2010

Nostalgia de la muerte


¿Qué es lo que nos detiene aún aquí?,
Los amados descansan hace tiempo.
En su tumba termina nuestra vida,
vivimos de dolor y de miedo,
ya no tenemos nada que buscar,
harto está el corazón -vacío el mundo.

Novalis. Los Himnos a la noche.

viernes, 29 de octubre de 2010

De un solo centímetro


Son varias las situaciones y los lugares en donde se me ha acorralado. Delimitado en una serie de preceptos y reglas establecidas. He escuchado varias veces la negación de mis deseos. Pero hay una parte de mí, un centímetro de mi cuerpo que sigue latiendo, que es totalmente mío y de nadie más. Dónde mi deseo tiene lugar por más que se le reproche de inútil y absurdo. Un centímetro que desea expresarse en medio de la vorágine actual. Es un lugar cómodo, lo admito pero mi espacio ha sido conquistado en varios aspectos. Es por eso que deseo darle un milímetro más a mi cuerpo y con este a mi alma y corazón. ¿Porqué no puedo besar a la persona que quiero en público por temor a ser golpeado? ¿Porqué no puedo sonreír si algo me parece gracioso? ¿Porqué se me tacha de mártir y de violento contra mí mismo si me quejo o levanto la voz expresando lo que siento? A caso no puedo decir lo que pienso. Quiero decir(me) que aun hay un lugar que es propio de mí. De nadie más y que se mantiene firme a pesar de las circunstancias. Aunque parezca optimista seguiré caminando hasta donde se me permita, y si se me niega tal privilegio marcharé en mí centímetro cuadrado el cual puedo ampliarlo hasta el infinito por medio de algunas palabras. Porque las palabras me han liberado en ocasiones pasadas y deseo hacerlo a lo largo de mi vida. Así es, esto es una queja que conlleva a una confesión. Seamos libres dentro de aquél espacio que aun nos queda.

martes, 26 de octubre de 2010

Desde entonces


Las estrellas huyen mostrándose. No es de nuestros ojos, es de nuestro tacto, de nuestras manos opresoras de donde huyen. Se retiran, se hunden en el inmenso esapcio, ¡tan elástico!, pero siempre amigas a distancia, como el amor, el verdadero amor no hallado, permanecen testigos de nuestra ansia. Testigos fieles de nuestro combate, las estrellas. Ya no marcharía hacie el ayer tan sola.


Zambrano, María. (1998). Los intelectuales en el drama de España y escritos de la guerra civil.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Creciente


Luna de prieda que cae a pedazos cada noche,
medio corazón de jade sacrificado cada tarde .
Luna de piedra que cae a pedazos cada mañana
Medio tazón de recuerdos quebrado cada día.

lunes, 11 de octubre de 2010

Viento


Vuelan los hilos
con sus alas de vidrio
pequeños dragones y caballos.
arrastran las carrosas de viento

Tierra


Olores café y blanco
Corteza crujiente
núcleos de migajón
hojas de azucar

domingo, 10 de octubre de 2010

La llama


No deseo la luz cegadora, tampoco deseo la completa oscuridad. Anhelo la llama, aquella luz que alumbra pero no impacta, aquella luz cálida que no olvida la oscuridad. La deseo porque el centro de la llama es oscuro y en la oscuridad está el misterio.

jueves, 7 de octubre de 2010

Monólogo abierto: Sobre la ausencia


Soy consciente de tu cariño pero la ausencia en ocasiones me transporta a lugares que desearía no ir. Admito que estoy enamorado de ti, que al verte sonrío y mi cuerpo se estremece, pero también admito que me invade la duda. Duda de que tus labios toquen otros labios, de que tus manos recorran otro cuerpo que no sea el mío. ¿Tengo razones para pensar esto? En realidad no. No me has dado pie a que tenga este pensamiento, pero es esa misma ausencia la que me hace pensar que sí. Se puede pensar que he sido yo el que te ha engañado, no es así. Mis labios sólo han tocado los tuyos, mis manos han buscado las tuyas solamente. Mis pensamientos son los que me han transportado a un pasado ilusorio, a un pasado que yo mismo he convertido en mi edad de oro. Un pasado al cual me gustaría regresar, regresar en algunos fragmentos cuando conocí a la luna, luna que me tomó por la cintura y me besó, que agarró mi mano y me llevó a un sinfín de lugares… Sé que es una pérdida de tiempo recordar aquello que ya fue, pero mi mente reacciona con mi cuerpo y desea abrazar lo efímero. Es como si tu ausencia despertara otra más profunda, no hablo de la ausencia de la luna, más bien hablo de una ausencia personal, propia, muy íntima. ¿Miedo al rechazo? Vaya que ha sido un gran problema para mí y más para aquellos que estuvieron alrededor. Así es… tengo miedo al rechazo. Lo admito, tengo miedo. Miedo de que te vayas, de que me rechaces, de que te vayas y me olvides. Temor a que me digas algún día: hasta aquí… a eso le temo… y puede pasar, ha sucedido antes, pero lo he propiciado. Esta vez no lo he hecho, he mantenido aquella bestia bajo control. No te he lastimado con mi lengua, sólo te ha besado, mi cuerpo te ha acompañado y abrazado, pero no empujado. Porque me siento vacio y lleno, vacio para que entres y a mi mundo, lleno para mantenerme en la realidad. Eres mi presencia y ausencia, eres mi delirio y amor, eres tantas cosas. Y todo esto me lo digo a mí mismo, ¿en forma de monólogo? No lo creo, siempre hay un desdoblamiento, y aquél que lea estas palabras estará conversando conmigo pero también con su doble, y así ya no sólo seré yo, sino muchos otros. Desde la primera palabra hasta esta he viajado por innumerables mundos, es mejor dejar de avanzar y concluir.

domingo, 3 de octubre de 2010

El Punto


Vaya que ha pasado el tiempo desde que entré a trabajar al cibercafé. No recuerdo con precisión la fecha en que inicié mis labores, pero si recuerdo la cantidad de experiencias que me dejó trabajar. Mientras me encontraba en el limbo, pues después de salir de la prepa y entrar a la universidad, me encontré ante una carrera que no me gustó, decidí salirme y buscar empleo. Primero intenté trabajar en una tienda de ropa, pero no me gustó el ambiente. Me retiré con mis 20 kilos de más en el cuerpo y comencé ponerme metas en la vida, metas a corto y mediano plazo. Quería adelgazar, entrar a la universidad, y encontrar trabajo. Mis pretensiones se encaminaban a entrar a dos carreras. Después, gracias a una amiga de la prepa obtuve el empleo de encargado del cibercafé El punto. Cuando entré me sentía temeroso, al principio me fastidiaba, sentía que las horas nunca terminaban, además la actitud de mi jefa no era muy agradable… me sentía totalmente desubicado… pero eso fue cambiando con el tiempo, me fui acostumbrando hasta que pasaron cuatro años y medio y heme aquí, escribiendo unas cuantas palabras nostálgicas sobre mi primer trabajo que está por concluir este domingo. Pensar en El punto, es recordar tantas experiencias. En primera, que entraba a las salas de chat para conocer muchachos, después salía con ellos, y así fueron mis primeras reuniones. También conocí a mi primer novio duradero y tormentoso, que a pesar de la distancia, llegué a ser cosas que nunca creí hacer: salirme de mi casa, sin saber la ruta precisa, los pasos a seguir, era mi primer viaje fuera de casa totalmente solo y patrocinado por mi sudor. Por otra parte, aprendí mucho, sobre astrología, computación, filosofía, literatura, arte, etcétera. Tener la computadora enfrente me obligó a investigar y curiosear. Lamentablemente todo lo que empieza termina y con esto quiero darle un espacio a aquello que me dio tanto y que me enseñó mucho más. Gracias por estos cuatro años de gratas experiencias…

domingo, 19 de septiembre de 2010

Una merienda de locos


- En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…

- ¿Por qué no quieres acordarte? – Interrumpió la niña.

- Es una larga historia que comienza así: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…

- Estás volviendo a repetir la historia. ¿Por qué no quieres acordarte? – Preguntó nuevamente la niña al pequeño Lirón.

- Tuve un desaire con el Quijote, era un hombre muy cuerdo. – Dijo el Lirón.

- El Quijote me regaló este reloj. – Dijo el Sombrerero viendo al Lirón como caía sobre su plato. – Creo que otra vez se volvió a dormir el Lirón. -¿Qué día del mes es hoy? – Veinticuatro – Le respondió la Liebre de Marzo. – Justo lo que pensé, tiene dos días de retraso. Te dije que la mantequilla no le sentaría bien a la maquinaria.

- ¡Cuéntanos un cuento, Alicia! – Ordenó el Sombrerero. - No me sé ninguno… - Respondió. - Mejor cambiemos de tema ¿Has ido de Comala? – Preguntó el Sombrerero a Alicia.

- No, nunca había escuchado ese nombre. - Yo tampoco. Dijo el Sombrerero.

- Vine a Comala… porque me dijeron que acá… vivía mi padre, un tal Pedro Páramo… Mi madre me lo dijo… - Decía entre sueños el Lirón.

- Tengo una historia que contarles. – Exclamó la Liebre de Marzo.

- ¡Cuenta, cuenta! – Habló el Sombrerero levantándose de su silla.

- Está bien. Había una pequeña niña que vivía en París, ella tenía una casa que había dejado al cuidado de un hombre. Este hombre vomitaba conejitos, uno por día. Eran tan pequeños que cabían en su mano.

- ¿Vomitaba conejitos? Eso es muy extraño. – Dijo Alicia.

- No lo es. – Respondió el Sombrerero. –

- ¿Y qué hacía con ellos? – Preguntó Alicia mirando a la Libre.

- Al principio los guardaba en el ropero, pero comenzaron a ser demasiados y… - ¡Quiero una taza limpia! – Interrumpió el Sombrerero- Avancemos todos un lugar. – Se levantaron y la Liebre agarró al Lirón por el cuello colocándolo en otra silla.

- Han escuchado está historia: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo… - Dijo el Lirón.

- La historia de los Buendía… años y años… ¿cuántos fueron? – Volteó el Sombrerero a ver a Alicia y ella sólo sonrió. – Lirón, eres tan aburrido como tu amigo Borges. - ¿Borges? – ¡Hay cinco Borges! – Dijo el Lirón.

- ¡El más desagradable de los cinco! A ese me refiero. – Exclamó el Sombrerero. -Por cierto pequeña niña, sabías que hay personas que se dedican a estudiar los libros. - Sí – Respondió Alicia un poco temerosa.

- ¡Oh! ¿Y cómo son? – Pues… - Se quedó pensando Alicia. – Son personas muy educadas… - Fue interrumpida por la Liebre de Marzo - Son muy raros, algunos se la pasan leyendo todos los días sin descanso… -

- Tienen ojeras. – Interrumpió el Lirón. – Hablan de la esencia del lenguaje y su origen – Dijo la Liebre de Marzo. –

- ¿Y qué has leído niña? – Miró fijamente el Sombrerero a Alicia. – Pues a mi me gustan las aventuras del niño mago Harry… - No digas ese nombre - Gritaron todos callando a Alicia. – Está prohibido hablar de ese niño. – Murmuraba el Sombrerero. - La reina de corazones podría…

- ¡Qué le corten la cabeza! – Se escuchó a lo lejos.

- Eso, a eso me refiero – Dijo el Sombrerero. Mejor no digas más.

- Pero si a mi me gusta…

- ¡cállate! Nos cortarán la cabeza – la interrumpió el Sombrerero.

Alicia se levantó muy disgustada y se alejó de allí. El Lirón cayó dormido en el acto, y ninguno de los otros dio la menor muestra de haber advertido su marcha, aunque Alicia miró una o dos veces hacia atrás, casi esperando que la llamaran. La última vez que los vio estaban intentando meter al Lirón dentro de la tetera. – ¡Por nada del mundo volveré a poner los pies en ese lugar! – se dijo Alicia, mientras se adentraba en el bosque. - ¡Es la merienda más extraña a la que he asistido en toda mi vida! -

domingo, 29 de agosto de 2010

Fatiga

En busca de la tranquilidad

Encuentro de la fatiga

Evadiendo la ira

Rescatando la paciencia


Dolor que emergió de tus palabras

Sonrisas que produjeron mi rostro

Cansancio de tus pesares

Negación de tus virtudes


Recordatorio de la frustración

Palabras que se fueron volando

Ante tus oídos sordos por la obstinación

Simplemente dolor


Buscando la tranquilidad

Encontrando la fatiga

En tus ojos y en mi cuerpo

Deseo dormir y soñar

Descansar y volar

sábado, 28 de agosto de 2010

Fuego




Navegante dorado,
Constante observador
Y del fuego el creador.
Develas al dormido
Y las trampas
Pero creas las sombras.

jueves, 5 de agosto de 2010

Umbra



El sol, por más brillante que sea,
no se da cuenta que produce sombras.

domingo, 25 de julio de 2010

Decálogo del cuento frustrado

1. Escribir no con la intención de lograr algo perfecto, escribir con la sencilla razón de escribir

2. Encaminar al lector a pensar que sucederá algo y poner algo que no se imaginaría que pudiera suceder. Jugar con el lector

3. Hacer bromas de lo que se está escribiendo, darse cuenta que los temas son cotidianos. Criticar la propia obra antes de ser criticada.

4. Crear diferentes ritmos, empezar lentamente hasta llegar a un ritmo acelerado, o empezar rápido y terminar de una manera lenta, o simplemente escribir al ritmo que pide la historia.

5. Crear personajes que amplíen los deseos, sueños, anhelos y esperanzas del escritor, de esta manera podrá llegar a un estado de catarsis y quizás ayude a otros con este proceso.

6. Introducir diálogos en la historia, darle un sentido de viveza al texto, de movimiento y de cotidianidad.

7. Los temas de los cuentos nacerán por una obsesión o por una frustración, algo que no se logró concluir, o algún deseo (por más oscuro que sea). Llevar a cabo aquello que se quería hacer pero en la realidad no sucedió.

8. Los lugares, el espacio será un elemento importante dentro de la historia, es un personaje más con actitudes, colores, y expresiones.

9. El tema principal del cuento frustrado será el amor.

10. Terminar el cuento de manera circular, para dar a entender que la historia se repite una y otra vez, en diferentes momentos y circunstancias, con diferentes personas y lugares, pero la forma de experimentar es distinta y única.

11. Lo más importante, darnos cuenta que hasta de los momentos más difíciles podemos reírnos y bromear, y con estos crear e invitar a la reflexión.

domingo, 27 de junio de 2010

Menguante


Aun plaño la caída diaria de la Coyolxauhqui; quedan trozos de aquella historia en mi cielo

Lluvia de verano


No hay luna en el día porque se ha disuelto en la lluvia.


sábado, 26 de junio de 2010

La taza rota (III)


La mayoría de las personas en la ciudad no sabíamos que sucedía. La primera señal del desconcierto fue el corte de la luz en la ciudad. Yo estaba en la casa leyendo cuando se apagaron las luces, corrí hacía la ventana para verificar si solamente había sido en el edificio o en toda la ciudad. Sonó el teléfono, llamaba mi amigo Eduardo, estaba muy agitado:

- ¿Qué sucede? – Pregunté.

- La ciudad es una calamidad, la mayoría de las personas han comenzado a dejar sus casas, los militares están evacuando.

- ¿Por qué?

- Pues… corre un rumor…

- ¿Qué rumor?

- Dicen que la ciudad fue tomada, un grupo terrorista ha matado al gobernador. Los policías y el ejército están investigando.

- No es posible… ¿Porqué han cortado la luz?

- Probablemente los terroristas la han cortado para provocar el pánico… ¡Tenemos que marcharnos de la ciudad!

- ¿Bueno? ¿Eduardo, sigues ahí? – La llamada se perdió.

Al principio me quedé congelado, colgué el teléfono. Escuché varias alarmas de sirena. Corrí hacia la ventana quitando las persianas. El cielo nocturno era bombardeado por varias luces de exploración, los helicópteros policíacos lo surcaban. Las calles eran inundadas por un rio de personas. Tomé el abrigo, busqué en el cajón la pistola que guardaba, la tomé y guarde en el pantalón. En ese instante, como un rayo atravesó en mi mente la imagen de Susana, aquella mujer que pretendía desde varios meses. Lo más seguro es que estaba en la cafetería. Salí del departamento, bajé las escaleras. Varios de mis vecinos habían huido dejando sus casas abandonadas. Cuando abrí la puerta del edificio quedé congelado al ver el torrente de personas, el exilio estaba en proceso.

Mujeres y hombres caminaban con dificultad. En sus rostros se mostraba la incertidumbre. Un militar con un altavoz decía: ¡Caminen, no corran, vayan al puente, ahí los ayudará el ejército para salir de la ciudad! Me integré a la procesión. No podía pensar mas que en Susana. Rebasaba personas, incluso empujé a más de una. Un policía me llamó la atención:

- Deme su identificación ¿Por qué tanta prisa? –

- Tengo que ver a una amiga, quiero saber si está bien. – El policía examinaba la identificación.

- Váyase, pero sin prisas, tenga cuidado y será mejor que vaya al puente.

Después de varias cuadras llegué a la cafetería, que se llama El limbo. Intenté entrar pero la puerta estaba cerrada. Toqué y me asomé por el cristal de la puerta de madera. El dueño me reconoció y abrió la puerta.

- ¿Muchacho, qué haces aquí? – Preguntó Joaquín.

- Vengo a buscar a Susana.

- Ella está aquí, ve a la cocina. Muchacho, puedes decirme qué sucede.

- Es un golpe de estado.

- ¿Un golpe…?-

- Sí, es lo que sé… están evacuando la ciudad.

La taza rota (II)


Siempre dejo que mis escritos se escriban solos, si hay algo que contar saldrá, si la historia es buena se mantendrá hasta el final, sino quedará en el tintero, quedará inconclusa como muchas de las cosas que he escrito.

Eran las palabras de un gran escritor que daba una conferencia en la universidad. Estaban presentes grandes personalidades, era la crema y nata del mundo literario y cultural. También había estudiantes de diferentes facultades, en especial de literatura y filosofía. Era divertido escuchar las pláticas entre ambos tribus. Unos discutían la importancia y uso de la fonética, mientras que los filósofos disertaban con el problema de la interpretación. Uno de los asistentes se aburrió del ambiente pedante de los presentes, de las preguntas rebuscadas y de las respuestas todavía más incomprensibles. Salió del gran auditorio y se dirigió a un puesto de café.

- Hola, ¿qué tal?- Preguntó Nicolás a la empleada.

- Muy bien. - Respondió

- Un café por favor. –

- ¿Con leche verdad? – Preguntó la empleada.

- Sí –

La empleada sacó la taza y comenzó a preparar el café. Los alumnos de la facultad podían llevar su taza y guardarla para no gastar en vasos de papel; así se ahorraban unos cuantos pesos. La maquina despachadora comenzó a producir un sin fin de ruidos, cualquiera que no supiera como funciona pensaría que era una máquina mágica.

Terminó de preparar el café y se lo dio a Nicolás. La taza estaba rota del mango.

- Una pregunta, porqué esta rota la taza – Dijo la empleada. – Supongo que detrás tiene una gran historia.

- Pues no… Trabajo también en un café. Saqué la taza y por descuido se me cayó, se rompió y pues me la quedé. No tiene una gran historia como pensabas. – La empleada comenzó a reírse.

- Es que mi imaginación vuela con estos pequeños detalles, no sé si te pase lo mismo.

- Sí, la verdad que sí, puedo crear un sin fin de historias a partir de un suceso.

- Me acordé del libro que estoy leyendo en este momento. Se llama La taza rota. – Dijo la empleada sacando el libro y extendió la mano para ofrecérselo a Nicolás. Él lo tomó y lo hojeó.

- Se ve que está bueno, luego me lo prestas.

- Sí, claro, sólo deja que termine y te lo doy.

Nicolás le pagó y se alejó del café. Mientras la empleada retomaba la lectura donde la había dejado.

Agua


Luna líquida que navega

en el cielo que se desvanece;

vapores que emergen

gota a gota…

domingo, 20 de junio de 2010

La taza rota

Generalmente no vemos las múltiples relaciones que hay en nuestro entorno. La realidad parece una red, donde cada punto por más alejado que parezca está conectado de manera directa o indirecta…

- Escucha- Dijo Alicia a Mónica.

- Sí… típica plática de intelectuales de café – Hizo una mueca Mónica.

- Me decías que no puedes dormir desde hace mucho – Expresó Alicia.

- Es abrumador, no logro conciliar el sueño, doy vueltas en mi cama, y últimamente con los calores de verano es insoportable. Además, después de trabajar todo el día en la editorial llego a la casa con un montón de ideas en la cabeza; líneas y líneas de palabras, de textos que hay que corregir y revisar. Cuando llego a casa y me acuesto, en mi mente comienzan a desfilar todas aquellas palabras, las ideas, anécdotas, historias… es abrumador, es una pesadilla.

- Amiga, debes de dejar tu trabajo en la calle. ¿Has intentado hacer yoga…? - Fue interrumpida por Mónica.

- ¿A qué hora amiga? Todo el día estoy en el trabajo, y los fines de semana tengo labores en el instituto. Sólo me falta vender garnachas los domingos. – Mónica se sacudió la cabeza, indicando su estado de tensión.

- Otra forma de relajarte es leyendo pero es lo que haces todos los días. – Alicia se colocó detrás de Mónica y comenzó a darle un masaje.

Mónica y Alicia siguieron charlando en el café, la luz tenue se iba intensificando con la llegada de la noche. La pareja de intelectuales que estaba cerca de la mesa de Mónica Y Alicia tenían bastante tiempo que se habían marchado. Alicia y Mónica pagaron la cuenta y se levantaron de la mesa.

- ¿Ya viste? – Preguntó Mónica.

- No, ¿qué? –

- Dejaron un libro en la mesa. – Dijo Mónica. Alicia se acercó y lo agarró.

- “La taza rota” de David Reyes. – Examinó el libro Alicia.

- Deja eso y vámonos que se nos hace tarde. Vamos con un camarero y se lo dejamos, a lo mejor regresan por él. Además quién es ese David Reyes – Dijo Mónica molesta.

- A lo mejor no regresan por él. ¡Mira! No es muy grueso, porque no te lo llevas y lo lees, sirve que lees algo de alguien que no conoces. – Caminó Mónica dejando atrás a Alicia.

- ¡Mónica! No seas payasa. – La detuvo del brazo y le depositó el libro en su bolsa.

Mónica llegó a su casa, prendió una luz tenue, se quitó los zapatos y se sentó en el sofá dejando la bolsa junto a ella. Mónica parecía un costal de papas en el sofá, estaba agotada y prendió con dificultad la luz de la lámpara. Agarró su bolsa para buscar una aspirina, las cuales nunca faltaban. Pero había un nuevo elemento en la bolsa. Metió la mano buscando sus famosas aspirinas y sintió algo que no reconoció sacándola rápidamente. Soltó un grito y examinó la bolsa con cuidado, puso la bolsa a la luz y vio una pequeña rata de peluche.

-¡Alicia! Me vas a matar de un coraje y de un susto algún día.

Sacó la rata de peluche que tenía una nota: “Con mucho cariño para mi mejor amiga: Alicia”. Volvió a meter la mano en la bolsa y se enfureció aun más por encontrar el libro de la cafetería. Tomó el ejemplar de “La taza rota” de David Reyes. En la contraportada decía: “La búsqueda de una historia, siempre detrás de alguna o la simple casualidad que te remite a un título y a una historia. La taza rota quizás tenga una historia, quizás no”. Mónica se quedó pensando por un momento, consideró que ese párrafo no decía nada. Abrió el libro y comenzó a leer.

Carlos Monsiváis


"Las ocurrencias verbales de Monsiváis eran inagotables. Era sarcástico, mordaz, pícaro (a veces críptico). Amaba el contraste súbito, descubría el lado absurdo de las cosas y las personas" Enrique Krauze

1938 - 2010

sábado, 19 de junio de 2010

José Saramago

Sin intermitencias es la muerte;

Al día siguiente no murió nadie.

1922 - 2010

domingo, 13 de junio de 2010

El refugio

Encontré un refugio.

Aquél limbo

que protege y ampara,

cuida y resguarda.

Ahí estás tú

con una sonrisa.


En un rincón te observo

y la música se mezcla

con tu cariño

que me cuida y resguarda,

que protege y ampara.

Aurora


Mientras leías yo dormía;

Escuchaba la tarde cantar,

el aire suspirar

el pájaro de la aurora...


Se detuvo el tiempo

y las horas se congelaron.

Entre tus brazos viajaba,

con un fino silencio,

hacia lo eterno,

ante la aurora

sábado, 12 de junio de 2010

Vértigo

Veía el cielo nocturno cuando eso llegó.

Sentí que las estrellas caían de pronto.

Aquellas luces se diluían en líneas.

La noche se oscureció.


Lo efímero de un suspiro,

Lo delicado de la vida

La angustia de la nada

El vértigo que ahoga.


Las escalinatas y la mujer que grita

La noche de la ciudad,

Y el puente sobre la nada.


Poca generosidad,

Simplemente el odio

de los hombre

Era eso lo que rompía

La luna y el cielo


Volverán las estrellas

A la tierra de la que huyeron

En esos tiempos oscuros

Espero que así sea…