lunes, 30 de marzo de 2015

Primavera


Se entrevieron cintas ámbar
que caían desde los cielos.
Ya en el suelo, las gotas precipitadas
en lo alto, las extrañaban.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Despacio

Después de ti la pared. Recuerda cada inicio con alegría y cada final con tristeza. No más. Un tiempo. 

lunes, 16 de marzo de 2015

Coincidir significa desencontrarnos (lo queer de un encuentro)

¿Qué ha sido de ti…? No sé cómo nombrarte porque siempre te consideraste queer. Haz pasado al archivo de los fantasmas. En algunos momentos te veo caminar hacia tu salón de clases. Somos dos figuras entre otras más, sin significado. Nunca sabré, quizás, porque se acabó nuestra amistad, porqué dejaste de hablarme, ese es un tema para archivos secretos x. La única certeza que dejaste fue el saber que no nos hablamos y no tenemos por qué hacerlo. Tomamos rumbos muy distintos, seguiste creciendo académicamente. En alguna ocasión se te invitó a participar en un congreso sobre diversidad sexual dado que es tu tema de especialidad. Obtuvimos un silencio ante la invitación, estás en todo tu derecho, nuevamente, la obligación sale de sobra. Tu lucha es la apertura de lo otro, de lo que está fuera de la heteronormatividad, sacar el lado sensual de las personas, abrir la sexualidad estigmatizada de los sujetos dañados, evitar la violencia de género, tu lucha es una gran lucha que no cualquiera se atrevería a hacer. Eres aquél escorpión sexual que busca la revolución. Disculpen la referencia astrológica.
Aquellos momentos que pasamos son ahora sólo eso, recuerdos fugaces como cualquier historia de encuentros furtivos sin gracia, que sirven para rellenar una plática entre copas, para presumir alguna aventura del pasado, una travesura… El chocolate fue nuestra carta de presentación hacia el erotismo, al menos fue para mí. “Lo lograste antojarme el pastel de chocolate”, dijiste a lo que contesté “¿Y si me lo embarro en el cuerpo”. Tus ojos brillaron, terminamos a lo que tú llamaste “un encuentro de chocolate”. Después de eso fuimos al antro. Me dijiste que ese momento era nuestro y de nadie más, el mundo dejaba de exisitir. Pediste vino o tequila, yo una cerveza. Nos abrazamos, quizás me besaste… Te acercaste a mi oído y me dijiste: Me gustas mucho. No pude decir nada, fui un hipócrita al pensar que estaba siendo leal a otra persona mientras estaba contigo. Ahora me arrepiento de no haberte dicho lo mucho que también me gustabas en aquél momento. Pasaron muchos años, incluso me diste clases ya cuando no me hablabas. Admito que fue una experiencia muy extraña, estuvimos físicamente cerca por cuatro meses, pero emocionalmente creo estuvimos a kilómetros de distancia.
Al conocerte fui muy feliz, me emocionaba saber que existía un hombre como tú, culto, sexual, erótico, comprensivo hasta cierto punto, una gran amistad. Pero, qué pasó. Fue porque no te dije lo que sentía, o porque tú sentías más de lo que sospechaba y no deseabas manchar tu relación. Esta probabilidad es la que concibo como débil, pienso que quizás te enojaste por algo que dije a alguien o porque pensabas que intentaba bajarte a tu pareja. ¿Llegará la respuesta algún día? No lo sé. Muchas veces pensé en preguntarte directamente pero no me atrevo, es como saltar a un abismo del cual no sé si llegaré al fondo.

Cuatro papelitos en una mesa, los colocaste y en ellos escribías tus deseos y pensamientos: eres como el ratoncillo que sabiendo el peligro que corre juega con el gato, me gustaría despertar con tu cabeza sobre mi pecho, tu juventud me complace, a veces coincidir significa desencontrarnos… Cada una de estas frases está parafraseadas pues perdí los papelitos en una billetera que olvidé en una cabina telefónica cerca de mi casa hace muchos años después de regresar de San Luis Potosí. El último mensaje siempre aparece cuando te veo por los pasillos de la facultad, a veces coincidir significa desencontrarnos… No sé si a eso te referías. 

miércoles, 4 de marzo de 2015

Álbum roto

¿Por qué nos arrancamos pedazos de memoria?


Con cada paso que dimos en los días ilustrábamos con fotos aquellos momentos juntos. Cuando andas con alguien formas un contrato con ciertas reglas, al terminar la relación se rompe el contrato y con este se busca la manera de borrar el archivo que contenía nuestras andanzas.

Yo lo hice, no lo negaré. Eliminé fotos donde estábamos juntos, desde el día en que te conocí, el día en que me regalaste un peluche, cumpleaños, día de muertos, comida, paseos, el lago, caminatas por el cerro… Todo eso lo quité para no encontrar un dolor. Ahora que lo pienso, habrá sido difícil para ti saber que lo hice, si es que revisaste mis fotos.

Viendo tus fotos me percaté que hay un vacío, de fechas, eventos, momentos, fotos y comentarios… ¿dónde están? En nuestra mente, momentos recluidos en un espacio, en un limbo que desea desaparecer.

Nuestro álbum ha sido editado. Ya no existen aquellos momentos que compartimos. Ahora son fotos de una persona en algún momento, sin contexto, sin forma.

Es doloroso saber que ya no estoy ahí, en ese espacio virtual donde nos depositábamos, donde era na extensión más de nosotros, de nuestro contrato, de un cariño pasado.

Solías trabajar en una papelería, no hay fotos de aquellos momentos… trabajaste en un ciber, obtuviste el trabajo gracias a una amiga… te sacaste miles de fotos. El único registro de que afecté tu vida es la ropa. En algunas fotos utilizas algunas de mis camisas… pero no hay nada más de mí ahí.

Tenías una cara triste, tus fotos lo revelan… sé que no eras feliz, creo que nunca lo fuiste, siempre tuviste razones para despreciar la vida. Escuchabas canciones sobre el suicidio, lo recuerdo. Llorabas en las noches mientras yo dormía. Habíamos discutido, estabas triste.

Nunca supe mucho de tu pasado amoroso, lo mantuviste en secreto. De hecho, no sabía muchas cosas de ti, sólo algunos pedazos inconexos sobre tu vida anterior a vivir en mi casa.

Recuerdo cuando nos conocimos… me llevaste una paleta echa por ti de papel china. Nos besamos, vimos una película, me tomaste de la mano. Caminamos por la fría Xalapa, era octubre o noviembre… Te propuse ser mi novio, el 3 de diciembre del 2012… lo anotaste en un papel cascarón donde dice que me amas, y me agradeces por la propuesta… Me regalaste una carlota, un oso de peluche al que bautizamos como osito… fuimos a una fiesta, cantamos Día de suerte, la hicimos nuestra canción… Estábamos tomados… te acompañé a la iglesia para celebrar el día de la Virgen. Te asaltaron, te rompieron la nariz, te acompañé al seguro… te cuidé, me cuidaste cuando me enfermaba. Me ponías trapos húmedos en la frente… Jugabas con osito, decía “papi, papi… ¿qué hay ahí?”. Nos escribíamos en un libreta azul que me hiciste… Te iba a recoger del trabajo en las noches, te iba a dejar comida al ciber… te daba un beso a escondidas… te decía que te amaba. Dormíamos juntos… Íbamos a los lagos, comíamos papas con queso, gratinado o amarillo… Eso era los fines de semana… cuando comíamos a veces tacos o una torta… Me llevaste al antro, donde más de una persona dijo que hacíamos una linda pareja… dejamos de ir al antro… Entraste a la universidad, yo acababa la tesis de letras, te puse en mis agradecimientos… Buscábamos películas para ver los fines de semana, nunca pude llevarte al cine, sólo una vez y estabas muy cansado para ver la película… Todo lo que alguna vez te prometí no pude hacerlo… no pude ayudarte más… Disculpa si mi frialdad te terminó chocando… Disculpa si te hice mal al estar conmigo… Fuiste una gran persona que me acompañó por un gran trecho.


Gracias Néstor Adrián Sánchez Díaz. Si un día lees esto debo confesar que lloré cuando lo escribí. Traté de recuperar aquellos momentos. Aún conservo las fotos de todos nuestros momentos. Quizás algún día las revise y ya no sienta dolor.