domingo, 26 de abril de 2009

Racionalizando un te quiero


Un historia de tiempo atrás, nunca pensé que volvería a sentir lo que un día consideré olvidado. Tu mirada me avisó de tu llegada, tu sonrisa me dio la bienvenida, un abrazo cálido inundo mí espacio. Entre la luna con una noche clara, caminamos entre la ciudad. Estaba nervioso, bromeaba sin saberlo, deseaba hablar de todo y de nada, no adentrarme al peligroso sentimiento. Llegamos a la casa, una cena ligera, nos marchamos a la cama. Te despojaste de la ropa, de igual forma lo hice yo. Subiste a la cama, y comenzamos a platicar. Mi corazón latía con rapidez, mi cuerpo reacciono ante el tuyo... me lo habían advertido, pensé que mi voluntad sería más fuerte, pasaste tu brazo por mi cabeza, un cigarrillo en mi boca, compartido por tus labios. Te acercaste a mi boca, deseaba ese beso, cerré los ojos, sentí tu calor. Se apagaron las luces, y nuestros cuerpos se encontraron, recordaron, suspiraron y se estremecieron. Tus manos recorrían mi cuerpo, no pude más que dejarme caer en ese abismo entre la oscuridad del cuarto. Llego el momento cumbre, cuando de tu boca salieron unas palabras que para mi fueron demasiado grandes, no esperaba escucharlas en ese momento. Exclamaste: Te quiero. Lo repetiste varias veces, un miedo me invadió, no sabía que hacer, si responderte o callar, preferir callar. Cuestione tus palabras, pensé que no era el momento adecuado, consideré que las decías por el momento. Racionalice un te quiero en menos de un minuto, y el silencio me invadió. Solo con mis besos y caricias te pude responder a lo que era obvio, quería decirlo, más callé, como siempre callé, temí… Transforme tus palabras en una imagen grotesca, que murió en un minuto, no más, después se quedo impreso en mis pensamientos. Lo que había hecho con tus palabras fue como como abrir los labios de dos amantes para ver que era un beso, analizarlo y despedazarlo, quitarle lo sublime del momento, lo bello… Pensé que sería mejor un te quiero en un café, mientras me mirabas y te miraba, de esa manera me sublevaría, sentiría que era honesto. La realidad fue otra, esas palabras eran sinceras, pero yo estaba ciego, con falsos fantasmas, con ideas vagas, cerré la caja. Ahora comprendo mejor tus palabras, ahora las aprecio porque te has ido, aprecio tu voz, el eco en mis oídos… tomaré tus palabras, les daré el justo valor que merecen, escuchare esa otra voz de mi, que siente y se diluye con la funesta luz, dejando así en la oscuridad, en aquella oscuridad del cuarto donde te escuché, donde te recordaré…

Todo mío


All Mine (traducción)

Portishead


Puede que todas las estrellas brillen con fuerza,
puede que todas las nubes sean blancas,
pero cuando sonríes,
oh, cómo es que me siento tan bien
que apenas puedo esperar
a abrazarte,
a estrecharte entre mis brazos,
nunca es suficiente,
entrégame tu corazón.

Todo mío,
has de ser.

Desde aquel cielo,
el séptimo,
el peligro inicia la pronunciada pendiente,
y unos recuerdos tan tristes,
oh, como esos cielos estrellados,
que caen repentinamente.

No cometas ningún error,
no podrás escapar,
encadenado y atado,
no existe ningún lugar para ocultarse de mí.

Todo mío,
has de ser.

Así que no opongas resistencia,
existiremos
hasta el día,
hasta el día en que yo muera.

Todo mío,
has de ser.

El Hierofante


Dentro de mí, existe un espacio donde todos los mundos
con sus infinitos elementos se unen. Es un lugar de conexiones,
un lugar que cura la separación y la dualidad, es un lugar para recordar.
Desde que camino sobre esta tierra como un espíritu en materia,
encuentro diferencias y conflictos.
Sin embargo, sé que existe una unidad por encima de todo,
y a veces, buscaré mis respuestas en esa unidad.
Cuando todas las cosas realmente son uno,
yo puedo encontrar lo que necesito al encontrar ese espacio de unidad dentro de mí.
Allí están las llaves que abren todos los mundos.
Allí se encuentra la bendición que me sana.