miércoles, 16 de marzo de 2016

Apariencias


Los saludos de ahora en adelante no son necesarios. Dejemos de aparentar que tenemos algo en común. Evitemos usar al espacio como punto de coincidencia. La lejanía nos dará una tregua y dejaremos de incordiarnos. No simularemos sonrisas de cortesía en el rostro cada vez que estemos cerca. 

Si buscas la mirada no la encontrarás. Olvidemos aquellos poemas escritos a tu nombre porque ya son ceniza. Quedan enterradas las pláticas furtivas donde deseabas un encuentro. Usaré al tiempo como una recta ilimitada. Se agradece que no compartamos más las horas frente a un pizarrón para que tu mano insensata busque la mía. 

Por lo que a mí concierne continúa tu viaje con apariencias. No fui quien te creo sombras con otro cuerpo. Tampoco te endulce el oído con promesas de “jamás volverá a pasar”. No doy ultimátums sólo me retiro y te digo adiós.

sábado, 12 de marzo de 2016

Eres una porción de niblina


Como gotas cálidas mis yemas quieren deslizarse en ti. Conocer tus pliegues, retenerlos en la memoria y en el gusto. Impregnar los ojos con el color de tu piel. Escuchar las exclamaciones leves como respuesta al atrevimiento. Eres una porción de neblina.

Intenso


Me han dicho intenso y rebelde. Lo soy y agrego. Soy disidente e incoherente, prefiero estar fuera de lugar. Quisiera ser surrealista, hiperrealista o infra, barroco y minimalista.

Eres humo

Un acto gentil podría llevarte a la gracia. Aparece en la puerta de la casa. Tu presencia producirá sorpresa. Te preguntaré qué haces aquí. Podrás contestar: tenía ganas de verte y estar contigo. No lo harás porque eres humo, una sombra en la noche.

La rebelión de los paraguas


No había otra forma de hacerlo. El cambio climático hizo que ese día fuera memorable. Un día antes azotó una surada en el estado provocando que el miércoles estuviera caluroso. No obstante, el siguiente día se presentía frío, se presentía porque como buenos xalapeños conocemos lo ambivalente de nuestro clima, algunos otros buscan la información meteorológica, y otros tantos se enteraron por las circulares sobre las precauciones a tomar durante la marcha. 

Sería un jueves lluvioso, ruidoso, frío y con neblina. No había otra forma de hacerlo, se tenía que salir a marchar con botas, chamarras y paraguas. Éstos últimos eran una precaución. El vivir aquí te obliga a llevar desde chamarra hasta una playera porque de un rato para el otro el clima puede cambiar lo cual obliga que nos adecuemos a sus caprichos. 

Al cuarto para las once se soltó un aguacero. El contingente saliente de humanidades iba caminando con cautela sobre las calles de la ciudad. De forma sincronizada se comenzaron a abrir los paraguas. Uno a uno se desabrochaba su cinturón y desenrollaba sus vestidos. Los colores azules, verdes, rojos, negros, y grises fueron haciendo un pequeño techo protector sobre las cabezas de los varios de estudiantes, académicos, administrativos y civiles. 

No había otra forma de hacerlo, tenías que estar cerca del otro para desfilar y no hacer tanto bulto. Los paraguas cubrían más de una cabeza por lo que la apertura de estos lograban un acercamiento con el otro, con el desconocido pero que se sabía era parte de la comunidad universitaria. La lluvia se iba por momentos, varios bajaban sus paraguas. Al llegar a la Plaza Regina la multitud crecía y las nubes decidieron bajar a ver lo que sucedía. Nos mojaban con sus miradas nosotros respondíamos apuntando nuestros paraguas hacia el cielo. Con esta acción nos imponíamos ante la lluvia para dejarle en claro que ahí seguiríamos. 

No había otra forma de hacerlo, era la rebelión de los paraguas.

martes, 8 de marzo de 2016

¿Recuerdas?


¿Recuerdas? Subimos al camión, me senté, sonreíste y me robaste un beso. Íbamos hacia Coetzalán. Por la noche te di la espalda, estabas enojado y yo cansado. Desperté y me habías agarrado de la mano. Eres un ladrón de besos y ese tipo de detalles no se olvidan.

Tenías que ser un albatros


... Y tenías que ser un albatros, sin tormentas sobre el océano no despliegas tus enormes alas. Eres torpe en la tierra y los marineros se aprovechan de eso. Parte en vuelo y no regreses a estas tierras hostiles.