domingo, 10 de octubre de 2010

La llama


No deseo la luz cegadora, tampoco deseo la completa oscuridad. Anhelo la llama, aquella luz que alumbra pero no impacta, aquella luz cálida que no olvida la oscuridad. La deseo porque el centro de la llama es oscuro y en la oscuridad está el misterio.

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