- Que guapo muchacho aquel, mira su pecho, esa cara, la sombra de su barba… esos brazos velludos… las nalgas apretaditas… esta hecho un bizcocho... –
- ¡¿Qué tanto miras Ricardo?! – Le pregunto su amiga Lina, dándole un golpe en la cabeza.
- Nada… nada… ¿En que quedaron por fin? – Regresando Ricardo a la realidad de la escuela.
- Aun no sabemos a que antro ir… - Respondió Melisa, mordiendo el lápiz.
- Yo digo que vayamos al “Vago”- Dijo Roxana- Cuando yo fui… - En eso fue interrumpida por Roció-
- ¡Ay no!... Esta horrible ese antro, va puro naco… Vamos mejor al Planeta X –
- No, yo no regreso ahí… - Dijo molesto Ricardo – Pura gente fresa va ese lugar… hay que pagarles para que bailen… -
- De seguro no quieres ir, por la vez que te coqueteo aquel camarero… - Le dijo Melisa
- ¡No, para nada!- Contestó Ricardo nerviosamente
- A lo mejor… te gustó… - Miró irónicamente Roció a Ricardo
- ¡Para nada! Que les parece si vamos a la Cueva del Oso –
- Ya cambiaste de tema… de acuerdo… Me parece bien – Contesto Roció
- Si. No hay problema – Contestaron todas las demás amigas.
- ¿Ya vieron al nuevo muchacho…? este Miguel… ¡esta hermoso!- Menciono Roxana.
- Mañana me sentaré junto a él… espero no les moleste chicas… pero hay que luchar por lo que se quiere, y más por un muchacho así…- Añadió Melisa
- Ay, están urgidas todas… aprendan a Ricardo, el llegara a la contemplación… ninguna novia le hemos conocido…- Nuevamente miró Rocío a Ricardo.
- Es verdad Ricardo… Ay varias niñas lindas, tu eres guapo… conozco a más de una que quiere contigo… si gustas te las presento…-
- No gracias Roxana… por el momento no quiero salir con nadie… ando muy cansado con la mudanza a mi depa, aparte la escuela, por el momento no quiero pensar en novias…-
Llegó el sábado por la noche. Y las tres amigas y Ricardo llegaron a la “Cueva del Oso”.
- ¿Dónde está el celular? – Pregunto Roxana
- Mujer… lo tienes en la mano… - Riéndose, contestó Ricardo
- Jajaja…-Roxana inhalaba el humo del cigarro - Y eso que aun no he tomado… - En eso, llegó un camarero.
- ¿Qué desean de tomar?
- Para ella, nada… capaz y se le olvida como llegar a su casa – Le dijo Ricardo al camarero -
- Regreso en un momento – Colocó un nuevo cenicero el camarero y se fué.
- O sea… no hablemos de olvidar… mejor recordemos… y para ayudarte ahí viene el camarero que te coqueteó la vez pasada, al parecer no sólo trabaja en el “P X”- Acercándose Rocío a Ricardo.
- Yo lo he visto en el antro Gay…- Añadió Melisa - ¿Cómo se llama?... ¡ah!… Queen
- Hola… - El camarero le sonrió a Ricardo – ¿Qué deseas tomar, perdón….? ¿Qué desean tomar?
- Yo quiero… - En eso pedían Melisa, Lina y Roxana. El ambiente buga se respiraba a la par del humo de cigarro. Las pantallas de plasmas mostraban mujeres en bikinis bailando, sucesivamente escenas de fiestas en la playa y fotos de los miembros distinguidos del bar.
- Parece que te sigue el camarero... – (Rocío se dirigió a Ricardo en susurros) - ¿En verdad te gustan las mujeres?
- Ya te dije que sí…
- ¿Entonces dime quién te gusta del salón?
- Mmm… m… Liliana…
- Por favor… ella casi ni habla, bueno, hasta dudo de que viva…
- A mí me gusta…
- No te mientas…
- Mentirme… ¿De que hablas?
- ¿Desean que tome su orden?- Interrumpió el camarero, mirando fijamente a Ricardo –
- Una “fresa colada” – Contestó Rocío
- Me trae unas “medias de seda”… -
- Con gusto… en seguida les traigo su orden – El camarero se marcho con una mirada pícara.
- Sólo no quiero que te lastimes… - Seguía discutiendo Rocío con Ricardo.
- No hay nada más que hablar – Callo Ricardo. Regresó el camarero con la bandeja de licores, atendiendo a las mujeres primero, para dejar al final a Ricardo. Se acercó a él, dejo la “medias de seda” en la mesa, se acerco a Ricardo, lentamente el camarero le susurro en el oído:
- ¿No deseas algo más…? –
- E-s-t-e … no… - Ricardo tembló un poco y se puso rojo –
- Eres mí cliente preferido, no dudes en llamarme… - Le dio la mano el camarero a Ricardo, depositando en la suya una servilleta. El camarero se retiró dejando asombrado a Ricardo –
- ¡OH!... ¡Qué pegue… jajaja! – Se rieron sus amigas
- ¡Cállense…!- Ricardo miró su mano, con la servilleta, la quiso ocultar, pero se le calló al suelo.
- ¿Qué te dio, qué te dio? – Preguntaba emocionada Rocío –
- No es nada… - Intentó levantarla rápidamente Ricardo, pero fue ganado por Lina –
- Veamos… Me gustas… Llámame:22 88 00 55 55 Esteban… - Leyó Roxana para todos-
- Mira a nuestro pequeño Ricardo…- Sonriéndole Rocío a éste-
- Tengo que irme…- Dejó Ricardo un billete sobre la mesa y se marcho inmediatamente. Tratando de evitar las personas del antro. Ricardo, un poco aturdido por las luces del antro choco contra Esteban, que tan siquiera no llevaba alguna bandeja en su mano, sino hubiera hecho un espectáculo. –
- ¿Tan pronto te marchas? – Miró el camarero a Ricardo con ternura.
- Te… tengo una emergencia… -
- ¡Qué lastima! Aun así me gustaría conocerte mejor – Las manos de Esteban empezaron a tocar los brazos de Ricardo –
- A… mí … también… - Ricardo se acercaba lentamente a los labios de Esteban - ¡que estoy haciendo…! tengo que irme – Detuvo Ricardo a Esteban, empujandolo con las manos hacia atras.
Ricardo se esfumo en la oscuridad de la noche, huyendo de si mismo. Caminando entre las calles, llegó hasta el antro Queen. La bandera multicolor anunciaba la diversidad sexual del antro. La música electrónica emanada por la reina colorida. Remixes pop del momento llegaban a los oídos de Ricardo y sentía que aquel lugar lo llamaba. Ricardo no se imaginaba la cantidad de supuestas reinas que se deslizaban dentro del antro, con sus cetros y peinados raros, caminaban entre los pasillos, y así, como reinas falsas, pedían respeto por su semblante ficticio, creado por el ego del gel en sus cabezas. A Ricardo, su lado rosa le pedía a gritos de loca que entrara… mientras su lado macho y temeroso (inculcado claro esta), le ofendía el tan siquiera pensar a ese lugar. Daba un paso hacia el antro, mientras sus piernas temblaban. Salió una pareja de hombres del antro, mirando al nuevo soldado rosa temeroso de entrar a la batalla de las mariposas. Decidió por fin ingresar a la arena, bajando las escaleras inició la canción: ¿A quién le importa? De Alaska. Mirando temeroso el lugar, Ricardo descendió. Cada célula jota de su cuerpo se alegraba y conmocionaba al ver a su especie tan tranquila, celebrando como cualquier reunión social. Se acercó a la barra, pidió un trago y se dejó llevar lentamente por la música liberadora de Alaska. Las pantallas de plasmas en las paredes mostraban a hombres besándose, al igual que muchachas. Cuerpos de hombres musculosos se presentaban ante Ricardo, y lo único que hacia era observarlos con lujuria El celular de Ricardo sonó:
- Ricardo… ¿En dónde andas?... ¿y esa música… estás en otro bar? -
- Al parecer sí. –
- ¿En que antro estas...?
- No te diré…-
- ¡Espero que todos se la estén pasando bien en el bar Queen…! – Grito el D. J. del antro
- ¿Escuche bien?- Replicó Rocío
- Je… je… -
- Estamos cerca… vamos enseguida… -
- No, esperen… - Colgó Rocío…-
- Tengo que irme inmediatamente… - Pagó su trago Ricardo, se dirigió hacia la puerta, en eso fue detenido por un muchacho –
- ¿Ricardo?-
- ¿Javier? –
- ¡Qué sorpresa…! -
- Igual yo me sorprendo… - Platicaron por unos cuantos minutos, era tal la sorpresa de Ricardo por ver a uno de sus compañeros de clase en el bar.
- ¿Y tienes pareja?
- No –
- Eso me alegra -
- ¿No quieres bailar? –
- Tengo que irme…
- Si estas aquí, disfrútalo… - Javier tomo a Ricardo de la cintura, acercándolo a su cuerpo, mientras el ritmo de la música invadía sus cuerpos. Madonna hacia su aparición en los remixes del antro, la reina del pop estremecía las bocinas que escupían con gran fuerza el sonido de su música. El rose fue cada vez más intenso, Ricardo se relajaba lentamente. Javier se acercó lentamente a los labios de Ricardo hasta tocarlos, resultando en un largo beso.
- ¡¿Ricardo?! – Era Rocío, que recién llegaba al Queen.
- ¡¿Qué tanto miras Ricardo?! – Le pregunto su amiga Lina, dándole un golpe en la cabeza.
- Nada… nada… ¿En que quedaron por fin? – Regresando Ricardo a la realidad de la escuela.
- Aun no sabemos a que antro ir… - Respondió Melisa, mordiendo el lápiz.
- Yo digo que vayamos al “Vago”- Dijo Roxana- Cuando yo fui… - En eso fue interrumpida por Roció-
- ¡Ay no!... Esta horrible ese antro, va puro naco… Vamos mejor al Planeta X –
- No, yo no regreso ahí… - Dijo molesto Ricardo – Pura gente fresa va ese lugar… hay que pagarles para que bailen… -
- De seguro no quieres ir, por la vez que te coqueteo aquel camarero… - Le dijo Melisa
- ¡No, para nada!- Contestó Ricardo nerviosamente
- A lo mejor… te gustó… - Miró irónicamente Roció a Ricardo
- ¡Para nada! Que les parece si vamos a la Cueva del Oso –
- Ya cambiaste de tema… de acuerdo… Me parece bien – Contesto Roció
- Si. No hay problema – Contestaron todas las demás amigas.
- ¿Ya vieron al nuevo muchacho…? este Miguel… ¡esta hermoso!- Menciono Roxana.
- Mañana me sentaré junto a él… espero no les moleste chicas… pero hay que luchar por lo que se quiere, y más por un muchacho así…- Añadió Melisa
- Ay, están urgidas todas… aprendan a Ricardo, el llegara a la contemplación… ninguna novia le hemos conocido…- Nuevamente miró Rocío a Ricardo.
- Es verdad Ricardo… Ay varias niñas lindas, tu eres guapo… conozco a más de una que quiere contigo… si gustas te las presento…-
- No gracias Roxana… por el momento no quiero salir con nadie… ando muy cansado con la mudanza a mi depa, aparte la escuela, por el momento no quiero pensar en novias…-
Llegó el sábado por la noche. Y las tres amigas y Ricardo llegaron a la “Cueva del Oso”.
- ¿Dónde está el celular? – Pregunto Roxana
- Mujer… lo tienes en la mano… - Riéndose, contestó Ricardo
- Jajaja…-Roxana inhalaba el humo del cigarro - Y eso que aun no he tomado… - En eso, llegó un camarero.
- ¿Qué desean de tomar?
- Para ella, nada… capaz y se le olvida como llegar a su casa – Le dijo Ricardo al camarero -
- Regreso en un momento – Colocó un nuevo cenicero el camarero y se fué.
- O sea… no hablemos de olvidar… mejor recordemos… y para ayudarte ahí viene el camarero que te coqueteó la vez pasada, al parecer no sólo trabaja en el “P X”- Acercándose Rocío a Ricardo.
- Yo lo he visto en el antro Gay…- Añadió Melisa - ¿Cómo se llama?... ¡ah!… Queen
- Hola… - El camarero le sonrió a Ricardo – ¿Qué deseas tomar, perdón….? ¿Qué desean tomar?
- Yo quiero… - En eso pedían Melisa, Lina y Roxana. El ambiente buga se respiraba a la par del humo de cigarro. Las pantallas de plasmas mostraban mujeres en bikinis bailando, sucesivamente escenas de fiestas en la playa y fotos de los miembros distinguidos del bar.
- Parece que te sigue el camarero... – (Rocío se dirigió a Ricardo en susurros) - ¿En verdad te gustan las mujeres?
- Ya te dije que sí…
- ¿Entonces dime quién te gusta del salón?
- Mmm… m… Liliana…
- Por favor… ella casi ni habla, bueno, hasta dudo de que viva…
- A mí me gusta…
- No te mientas…
- Mentirme… ¿De que hablas?
- ¿Desean que tome su orden?- Interrumpió el camarero, mirando fijamente a Ricardo –
- Una “fresa colada” – Contestó Rocío
- Me trae unas “medias de seda”… -
- Con gusto… en seguida les traigo su orden – El camarero se marcho con una mirada pícara.
- Sólo no quiero que te lastimes… - Seguía discutiendo Rocío con Ricardo.
- No hay nada más que hablar – Callo Ricardo. Regresó el camarero con la bandeja de licores, atendiendo a las mujeres primero, para dejar al final a Ricardo. Se acercó a él, dejo la “medias de seda” en la mesa, se acerco a Ricardo, lentamente el camarero le susurro en el oído:
- ¿No deseas algo más…? –
- E-s-t-e … no… - Ricardo tembló un poco y se puso rojo –
- Eres mí cliente preferido, no dudes en llamarme… - Le dio la mano el camarero a Ricardo, depositando en la suya una servilleta. El camarero se retiró dejando asombrado a Ricardo –
- ¡OH!... ¡Qué pegue… jajaja! – Se rieron sus amigas
- ¡Cállense…!- Ricardo miró su mano, con la servilleta, la quiso ocultar, pero se le calló al suelo.
- ¿Qué te dio, qué te dio? – Preguntaba emocionada Rocío –
- No es nada… - Intentó levantarla rápidamente Ricardo, pero fue ganado por Lina –
- Veamos… Me gustas… Llámame:
- Mira a nuestro pequeño Ricardo…- Sonriéndole Rocío a éste-
- Tengo que irme…- Dejó Ricardo un billete sobre la mesa y se marcho inmediatamente. Tratando de evitar las personas del antro. Ricardo, un poco aturdido por las luces del antro choco contra Esteban, que tan siquiera no llevaba alguna bandeja en su mano, sino hubiera hecho un espectáculo. –
- ¿Tan pronto te marchas? – Miró el camarero a Ricardo con ternura.
- Te… tengo una emergencia… -
- ¡Qué lastima! Aun así me gustaría conocerte mejor – Las manos de Esteban empezaron a tocar los brazos de Ricardo –
- A… mí … también… - Ricardo se acercaba lentamente a los labios de Esteban - ¡que estoy haciendo…! tengo que irme – Detuvo Ricardo a Esteban, empujandolo con las manos hacia atras.
Ricardo se esfumo en la oscuridad de la noche, huyendo de si mismo. Caminando entre las calles, llegó hasta el antro Queen. La bandera multicolor anunciaba la diversidad sexual del antro. La música electrónica emanada por la reina colorida. Remixes pop del momento llegaban a los oídos de Ricardo y sentía que aquel lugar lo llamaba. Ricardo no se imaginaba la cantidad de supuestas reinas que se deslizaban dentro del antro, con sus cetros y peinados raros, caminaban entre los pasillos, y así, como reinas falsas, pedían respeto por su semblante ficticio, creado por el ego del gel en sus cabezas. A Ricardo, su lado rosa le pedía a gritos de loca que entrara… mientras su lado macho y temeroso (inculcado claro esta), le ofendía el tan siquiera pensar a ese lugar. Daba un paso hacia el antro, mientras sus piernas temblaban. Salió una pareja de hombres del antro, mirando al nuevo soldado rosa temeroso de entrar a la batalla de las mariposas. Decidió por fin ingresar a la arena, bajando las escaleras inició la canción: ¿A quién le importa? De Alaska. Mirando temeroso el lugar, Ricardo descendió. Cada célula jota de su cuerpo se alegraba y conmocionaba al ver a su especie tan tranquila, celebrando como cualquier reunión social. Se acercó a la barra, pidió un trago y se dejó llevar lentamente por la música liberadora de Alaska. Las pantallas de plasmas en las paredes mostraban a hombres besándose, al igual que muchachas. Cuerpos de hombres musculosos se presentaban ante Ricardo, y lo único que hacia era observarlos con lujuria El celular de Ricardo sonó:
- Ricardo… ¿En dónde andas?... ¿y esa música… estás en otro bar? -
- Al parecer sí. –
- ¿En que antro estas...?
- No te diré…-
- ¡Espero que todos se la estén pasando bien en el bar Queen…! – Grito el D. J. del antro
- ¿Escuche bien?- Replicó Rocío
- Je… je… -
- Estamos cerca… vamos enseguida… -
- No, esperen… - Colgó Rocío…-
- Tengo que irme inmediatamente… - Pagó su trago Ricardo, se dirigió hacia la puerta, en eso fue detenido por un muchacho –
- ¿Ricardo?-
- ¿Javier? –
- ¡Qué sorpresa…! -
- Igual yo me sorprendo… - Platicaron por unos cuantos minutos, era tal la sorpresa de Ricardo por ver a uno de sus compañeros de clase en el bar.
- ¿Y tienes pareja?
- No –
- Eso me alegra -
- ¿No quieres bailar? –
- Tengo que irme…
- Si estas aquí, disfrútalo… - Javier tomo a Ricardo de la cintura, acercándolo a su cuerpo, mientras el ritmo de la música invadía sus cuerpos. Madonna hacia su aparición en los remixes del antro, la reina del pop estremecía las bocinas que escupían con gran fuerza el sonido de su música. El rose fue cada vez más intenso, Ricardo se relajaba lentamente. Javier se acercó lentamente a los labios de Ricardo hasta tocarlos, resultando en un largo beso.
- ¡¿Ricardo?! – Era Rocío, que recién llegaba al Queen.
1 comentario:
DVD:
los entendidos de la materia afirman que si un cuento no tiene "efecto de sentido" no es tal; pero cuando un texto permite al lector sentir, respirar, gustar por entre sus poros...se logra más que un "subidón" de adrenalina, se consigue, vivir. Ricardo Azamar.
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