domingo, 16 de septiembre de 2007

Ante todo la muralla


Grecia llegó hasta una muralla de piedra, la cual parecía aumentar y disminuir su altura. La hilera de piedras impedía el paso a la niña, así que siguió el ruido de los golpes. Dio unos pasos a delante, y por fin pudo ver a un grupo de animales. Un carnero golpeaba su cabeza contra el muro. Corrió Grecia para ver que lo que sucedía.

El carnero insistente se azotaba contra las piedras, mientras lo observaban una serpiente, una lagartija, una gata y unas cuantas mariposas.

- ¡Te dolerá la cabeza! – Grito la lagartija, moviéndose de un lugar a otro.
- Sería mejor… sss… que engañes a otro para que derribe el muro sss… Sugería la serpiente.
- Mejor ve a dormir miau… hazlo después. – Entre ronroneos decía la gata.
- ¡Vamos, no seas tonto, sigue el consejo de la serpiente o de la gata…! - Gritaban eufóricas las mariposas.
- ¡Todas son buenas sugerencias, no sé por cual optar! – Dijo enfurecido el carnero.

Se acercó Grecia al carnero con cuidado.

- ¿Te encuentras bien? – El animal volteó a verla, con tal tranquilidad que por un momento pensó ver Grecia a un pequeño niño.
- ¡Claro que no estoy bien! Pero prefiero no hablar de eso. – El muro aumento su tamaño - ¡Maldición, otra vez cambio!-
- ¿No hay otro camino el cual podamos tomar…? Podríamos rodear el muro. El muro se sacudió. Grecia se alejó un poco de este, pues casi le cae una piedra –
- ¡No sé, no sé…! no quiero hablar de eso, mejor cuéntame un chiste, o un anécdota. ¿Conoces al Arlequín sin rostro? Quizás te haya enseñado un poco de sarcasmo. – Volvieron a caerse algunas piedras del muro. – Ya casi lo logro – Se alegro el carnero al ver esas cuantas piedras caer.
- No lo conozco… Pero quiero hacerlo, bueno, iré a visitarlo… pero por desgracia está bloqueado el camino. – Las piedras caídas hace unos instantes regresaron a su lugar.
- ¡Que mal! Así no me sirves, al igual que todos estos buenos para nada.- Dirigiéndose a los animales que seguían de espectadores gritones.
- No, no ayudas, lárgate – Replicaron las mariposa
- Ya es tarde, tengo muchas tareas pendientes, para estar aquí observando como fracasa – Habló la lagartija, con un movimiento rápido brinco al muro y subió por este.
- Me estas haciendo perder el tiempo, cordero. Prometiste que me llevarías a la ciudad. – Refunfuño la gata.
- ¿¡Ciudad!? – Miró Grecia al carnero.
- Así es… miau… la ciudad de las siluetas. Quiero comprar un nuevo suéter, miau, el que tengo está muy desgastado. Además la fiesta… la dichosa fiesta, no puedo faltar. – Dijo la gata mientras se paliaba con el suéter, pues varias hebras de hilo se habían enredado con sus garras.
- Me gustaría visitar esa ciudad. – Respondió Grecia.
- La ciudad no es para todos. - Dijo la mariposa azul
- Menos para las niñas como tu. – Añadió la mariposa amarilla
- No creo que te dejen pasar a la fiesta. No eres importante… - Siguió hablando la mariposa morada
- No tienes contactos con gente famosa – Hablo la mariposa rosa.
- ¡Simplemente no eres de ambiente! – Al unísono gritaron las mariposas mientras se alejaban riéndose.
- Vaya mariposas insolentes… - Un poco enojada Grecia. - Quiero ir a ver al Cuervo y al Arlequín… -
- Pues tendrás que buscar sss…una forma de pasar el muro sss…- Decía la serpiente mientras trataba de morderle una pata al cordero –
- ¡Déjame en paz, animal rastrero…! – Grito el cordero mientras detenía sus golpes. - Maldita sea, ya me cansé, no lo lograré, es mucho para mí. Le haré caso a la gata y me iré a dormir, ya veré como el hago después, para pasar. Duermo un rato y después me preparo para la fiesta.
- ¿Sólo por eso quieres derribar el muro…? Ha de ser una fiesta muy importante, aun así, no creo que valga la pena golpearte la cabeza simplemente por una fiesta-
- Lo es, lo es… Estarán todos.
- ¿En serio? – Preguntó Grecia
- Lo más seguro – El carnero un poco atontado dio unos cuantos pasos. – Nos vemos en la ciudad niña – Tambaleándose el cordero cayó al suelo.
- Gran idiota es el carnero… sss… no pensó bien las cosas. Si hubiese analizado la naturaleza del muro, sabría como pasar… - Se reía la serpiente, sacando su lengua bípeda.
- ¿Cuál es el secreto?- Pregunto Grecia.
- No te lo diré niña, arréglatelas tu misma. – La serpiente comenzó a retorcerse y le salieron unas alas, acto seguido se fue volando.
- ¿Ahora que haré? Aquí nadie me ayuda, tendré que hacerlo sola. – Grecia se quedo pensando un momento, recordando como aumentaba u disminuía la altura del muro, mientras el cordero y ella hablaban.
- Probare. – Quedó en silencio por un momento
- ¿Qué opciones tengo para cruzar?- El muro bajo un poco.
- ¿Y si regreso por donde vine y le pregunto a la araña? – Volvió a subir el muro.
- ¡No!. Tengo que poder, puedo hacerlo sola si es necesario. – Bajo el muro hasta la mitad.
- Ahora entiendo, todo depende de la actitud que tome. – El muro empezó a desbaratarse.
- ¡Lo he logrado!- Emocionada Grecia, vio el camino ante ella.

No hay comentarios: