Amor de un extraño, sin motivo, razón y sentido. Palabras enfermas e inhumanas. Sueño extinto como la vela apagada de la locura. Alas frágiles del deseo efímero, como alas de la polilla nocturna. Noche inaudita, enfermiza y solitaria, donde el amante corre hacia la libertad de su espíritu para encontrarse con la de su amor.
Amor deshojado, del árbol podrido, desde las raíces hasta la copa, pues nunca ha sido rociado por las dulces gotas del ideal esperanzador, y no ha sido iluminado por el rey sol, soberano de la felicidad.
Felicidad inexistente en las venas negras de mi alma marchita.
Marchitas son las horas por la espera infinita de tu calor.
Calor esfumado, sólo cenizas del ave de fuego que nació para volar hacia tus brazos, para después morir y caer a tus pies.
Muerte de la locura, locura enmascarada de la alegría, alegría sin sentido.
Sin sentido es la vida para aquel que no sabe amar, amar sin esperanza, es como llorar sin motivo.
Lagrimas derramada en los pasajes de aquel valle que un dia floreció por tu sonrisa. Sonrisa ahora muda, ahogada por tu descuido y olvido.
Olvido de la fe, aquella que alguna vez se le rezó en el templo construido por ilusiones, ilusiones que sólo han callado por el tiempo.
Tiempo ha pasado por el reloj oxidado del recuerdo.
Sólo recuerdos se elevan en el aire, que una vez compartimos.
Compartir el amor de un extraño.
Lagrimas derramada en los pasajes de aquel valle que un dia floreció por tu sonrisa. Sonrisa ahora muda, ahogada por tu descuido y olvido.
Olvido de la fe, aquella que alguna vez se le rezó en el templo construido por ilusiones, ilusiones que sólo han callado por el tiempo.
Tiempo ha pasado por el reloj oxidado del recuerdo.
Sólo recuerdos se elevan en el aire, que una vez compartimos.
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