sábado, 21 de julio de 2007

El sueño que desprendía hojas


En un árbol en medio de la soledad nos encontramos, ¿fue casualidad o el destino el que nos junto? Pero sólo fue un sueño…

Me encontraba sólo, bajo el árbol que crecía lentamente… no lo hacía con rapidez puesto que en este mundo sólo había nubes grises… las gotas de lluvia se confundían con mis lágrimas. Fue cuando te acercaste a mí, con una sonrisa despejaste cualquier signo de dolor en mi rostro, tomaste mi mano, me levante, nuestros cuerpos se encontraron y nos abrazamos, el sol salio, la lluvia se disperso. De esta forma pasamos varios meses divirtiéndonos junto al árbol, reíamos y platicábamos sobre nuestros sueños, dibujábamos castillos en el cielo y creábamos historias.
Poco a poco llegaba la tarde a nuestro sueño, las hojas del árbol caían, fue difícil ver como te alejabas de mí, el árbol comenzó a secarse… sólo sombras son las que quedaban a mi alrededor… por fin el árbol murió con la llegada de la noche. Tú te habías esfumado completamente del sueño, llovió por un momento, me despedí de ti entre lágrimas, luego se despejó y la luna y estrellas aparecieron. La tranquilidad de la noche lleno todo el sueño, el árbol que creía muerto aun tiene vida, gracias a las lagrimas que salieron de mi corazón, no es el sentimiento esperanzador de que regreses, es la fuerza que tiene mi alma para renovarse, de florecer nuevamente. El árbol solamente suspendió su vida un instante, para volver a comenzar, pronto saldrá el sol y volverá a tener su gran resplandor.

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