domingo, 22 de julio de 2007

El antifaz





Estaba él en fondo del salón, arriba suyo estaba un cuadro; el retrato de varios hombres de traje, sus sombras proyectaban demonios, todos ellos platicando mientras sus sombras se tocaban entre sí. Yo lo veía desde el otro lado, paciente, con una mirada fija seguía todos sus movimientos. Todos en el salón llevábamos antifaces y máscaras, así que sólo podía ver la mitad debajo de su cara, varonil, con una pequeña barba que me hacía estremecer, desearlo, soñarlo… Sus labios rojos sobresalían… me imaginaba besándolos, sentir la calidez de su boca… Me perdía observándolo… me desconectaba de la platica de mi amiga sobre los nuevos pensamientos filosóficos en el mundo…sólo quería que aquel hombre volteara y me mirará… Yo llevaba una máscara, siempre me ha gustado el aire místico que emanan, la mitad sonreía y la otra lloraba… mi amiga llevaba algo más excéntrico, una antifaz que figuraba un cráneo, en cambio mi amado, poseía una máscara más misteriosa, a primera vista parecía ser un simple antifaz, remarcando más su hombría… pero observándolo más de cerca, parecía tener un aire más oscuro, de muerte, a sexo… Usando una traje negro, el cual le enmarcaba la figura, exponía una fuerte espalda, su pecho se ensanchaba con cada respiro, unos brazos vigorosos sostenían delicadamente una copa de vino rojo, cada vez que la tomaba parecía disfrutarlo con intensidad, sus labios se acercaban a la copa, y me imaginaba que era a mi a que tocaba con sus labios.

Fue hasta que mi amiga sufrió un desmayo repentino, todos en la habitación voltearon y corrieron en su auxilio, las damas y los caballeros comentaban entre sí, y fue cuando él se acerco hasta mí, sentí un frío correr por mi cuerpo, mi amiga fue transportada a una de las habitaciones de la mansión, llamaron a un médico y me preguntaron si sufría alguna enfermedad, les contesté que no, al menos no me había comentado nada al respecto. Fue cuando sentí una mano posarse sobre mi hombro, gire mi cabeza para confirmar mi pensamiento, era él…

-Espero tu amiga se encuentre bien- Hablo con voz firme. Me quede callado, lo observaba, él me sonreía y pude ver unos colmillos afilados que contrastaban con sus labios rojos. – Disculpa, no me he presentado, me llamo Bruno… De nuevo parecía que todo el cuarto se congelaba, sólo pensaba en mi amado, su aroma me cautivaba…
- Un gran gusto Bruno, me nombran Arturo… Extendió su mano hacía la mía, estrecho fuertemente mi mano, ahí fue cuando supe su gran vigor…

Soltó mi mano, sonrió nuevamente, el no podía ver mi reacción tenía puesta la máscara.
- ¿Delicioso vino, no cree usted…? ¿Arturo…?- Dio un sorbo a su copa y me miro.
- Así es… ¿Muy aburrida la fiesta, no lo cree? – Miraba a Bruno desde la seguridad de mi máscara…
- Depende… en que se este ocupando el tiempo… o con quien se platica…
Se dirigió hacia el pasillo, volteo y me sonrió… lo seguí, llegando a la parte más alejada del salón, salimos de la mansión, mientras la fiesta continuaba , afuera caía una tormenta, los rayos azotaban a la tierra con gran intensidad. Las sombras se proyectaban con cada relámpago… el aire soplaba con fuerza… Bruno se detuvo al filo de la pared
-Acércate…- Con voz suave me llevo hacia él…

Nos encontramos frente a frente, sus manos se dirigieron a mi rostro y quito mi máscara. Me observo fijamente…
- Tienes unos hermosos ojos…-Expresó.

Luego, retiro su antifaz del rostro y por fin pude ver el rostro de mi amado… Su rostro expresaba tal sensualidad que mi cuerpo se estremeció. Se acercó lentamente hacía mi boca, sus labios se encontraron con los míos… fue una gran sensación… su lengua tibia y sus labios húmedos me llenaron de gozo. Después se dirigió hacía mi cuello, y así como un vampiro, me había seducido y estaba en sus manos…Nuestros cuerpos se tocaban, sus manos acariciaban mi espalda, mientras las mías dirigían su cabeza, mientras el me besaba el cuello.
la lluvia arreciaba, el agua comenzó a salpicarnos, seguíamos besándonos, yo estaba recargado en la pared mientras el me tenía entre sus brazos… así como la tormenta el deseo aumento, … Bruno volteó a su alrededor, y pudo ver un pequeño cuarto abandonado, sin puerta, en la orilla de la mansión… me miró, me dio un beso, entendía perfectamente lo que me trataba de decir, me tomó de la mano y nos dirigimos hacía el cuarto. Una oscuridad reinaba en la habitación, una leve brizna entraba por la ventana. En el rincón había un montón de paja, nos recostamos en ella, nos besábamos… aventó su antifaz, mientras me quitaba el abrigo, sentía su cuerpo contra el mío, deseaba sentir su cuerpo desnudo contra el mío. Después de varios movimientos bruscos, quedamos sin ropa, su cuerpo emanaba una fragancia, era a vino, a sudor, a sexo… Pude ver su pecho con la luces de los relámpagos que caía tormentosamente, gotas de sudor escurrían desde su nuca hasta su pecho, me poseía… mis manos acariciaban su espalda, sentía sus brazos fuertes y vigorosos… Al llegar el amanecer, la tormenta había secado, los primeros rayos de luz se asomaban por la ventana… su calido abrazo me acompaño en las primeras horas del día.

1 comentario:

athenea dijo...

ohhhhh ...
pense que seria distinto pero me equivoque... me esperaba una historia mas simple o mmm "normal"...
me sorprendes...