El sonido del saxofón, del chelo, y la batería me transporta a un lugar alejado de mi espacio y tiempo. La laguna soñadora tema de un disco que tiene como portada una manzana con un popote incrustado, hace que aparezca la imagen de mi padre en la cabeza. Siento como si aquellos sonidos fueran la representación viva de una época de la cual sólo tengo vagos recuerdos. El sonido del saxofón se funde con colores cafés, amarillos y blancos, colores de los años ochentas del cual sólo viví dos porque llegaron los noventas sin tregua alguna. Frente a mi la laguna donde se construye un puente con aquellas notas, camino de orilla a orilla y al otro lado la figura de mi padre se dibuja borrosa. La música de éste disco me hace reflexionar sobre las posibles palabras que me diría mi padre si me viviera en este momento. Qué pensaría de mí sobre los estudios que realizo, sobre mi forma de vida, gustos y prácticas. Era una persona inteligente, graciosa y bondadosa, imagen que construyo con los pocos recuerdos que me quedan, no porque sea doloroso recordar, simplemente porque el agua de aquella laguna ha borrado la mayoría de mis recuerdos infantiles con mi padre. Sin embargo, la música, aquellos sonidos de pianos y baterías me hacen despegar de mi presente para caer en aquella agua de la laguna soñadora.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Laguna soñadora
El sonido del saxofón, del chelo, y la batería me transporta a un lugar alejado de mi espacio y tiempo. La laguna soñadora tema de un disco que tiene como portada una manzana con un popote incrustado, hace que aparezca la imagen de mi padre en la cabeza. Siento como si aquellos sonidos fueran la representación viva de una época de la cual sólo tengo vagos recuerdos. El sonido del saxofón se funde con colores cafés, amarillos y blancos, colores de los años ochentas del cual sólo viví dos porque llegaron los noventas sin tregua alguna. Frente a mi la laguna donde se construye un puente con aquellas notas, camino de orilla a orilla y al otro lado la figura de mi padre se dibuja borrosa. La música de éste disco me hace reflexionar sobre las posibles palabras que me diría mi padre si me viviera en este momento. Qué pensaría de mí sobre los estudios que realizo, sobre mi forma de vida, gustos y prácticas. Era una persona inteligente, graciosa y bondadosa, imagen que construyo con los pocos recuerdos que me quedan, no porque sea doloroso recordar, simplemente porque el agua de aquella laguna ha borrado la mayoría de mis recuerdos infantiles con mi padre. Sin embargo, la música, aquellos sonidos de pianos y baterías me hacen despegar de mi presente para caer en aquella agua de la laguna soñadora.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Prólogo de Una filosofía de la noche
Desde hace tiempo atrás deseaba sacar de la oscuridad aquél personaje que me sumergió en un sinfín de sentimientos y pensamientos. Me refiero al filósofo poeta David Reyes, escritor mexicano qué sabemos poco y ha quedado en la periferia del pensamiento canónico filosófico. A lo largo de su incontable obra podemos ver una constante: la noche. Aspecto que trataré de unificar en el presente escrito partiendo de su concepto de filosofía cegadora encontrada en el ensayo La llama. La crítica realizada por el filósofo sigue las innumerables críticas al pensamiento moderno que se han dado en nuestra época contemporánea, siguiendo a autores como Nietzsche, Lyotard, María Zambrano, Michael Facault entre otros. Sin embargo cabe destacar que su pensamiento sigue una postura romántica la cual expresa abiertamente en varios de sus poemas. La noche para el autor es un momento en que el humano descansa y entra en contacto con aquél mundo propio donde es dueño: el sueño. Por otra parte es el lugar dónde salen aquellas criaturas temibles que la propia razón ha dejado en la oscuridad y por su naturaleza se mantienen ocultas sin querer dejar su abrigo: las pesadillas, el amor, la muerte son temas que recupera el escritor sumergiéndose en aquella oscuridad sin tratarlas de sacar de su ambiente. Son momentos que deben permanecer en la oscuridad por su propia forma por lo que son abordados desde la poesía y la literatura como vía de conocimiento que no violenta el contacto de aquellos aspectos antes mencionados. El lector no debe esperar encontrar un sistema cerrado y completo puesto que sigue lo fragmentario y la libre interpretación por lo que puede ser una lectura difícil para aquellos que están acostumbrados a una linealidad rigurosa. Su pensamiento filosófico se encuentra inmerso en cuentos y poesía, no en tratados. La ficción de la que hecha mano es una herramienta que le permite entrar en aquellos pasadizos que la razón ha mantenido a raya.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Fantasma
y los suspiros contados
Que la mirada perdida
será reencontrada
en fantasmas, en espejos
y en rostros ajenos.
Los labios rojos
y recuerdos rotos
caen sobre tus ojos
que observo de lejos
Pequeñas estrellas
para el humano ajenas
y cercanas a la vista
que recuerdan la vida.
En momentos fugaces
y noches sublimes
Apareces distante
Como estrella brillante
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Canto I
martes, 2 de noviembre de 2010
No es serio este cementerio
por doce cipreses
doce apóstoles de verde
velan doce meses
a la tapia en ruinas
que lo delimita
le han quitado algunas piedras
para hacer la ermita .
Tiene mi cementerio
una fosa común
donde estamos los héroes de Cuba
los domingos los negros no dejan dormir
pues les da por cantar misa luba
Estribillo
Y los muertos aquí
lo pasamos muy bien
entre flores de colores
y los viernes y tal
si en la fosa no hay plan
nos vestimos y salimos
para dar una vuelta
sin pasar de la puerta eso sí
que los muertos aquí
es donde tienen que estar
y el cielo por mí
se puede esperar
Este cementerio
no es cualquiera cosa
pues las lápidas del fondo
son de mármol rosa
y aunque hay buenas tumbas
están mejor los nichos
porque cuestan más baratos
y no hay casi bichos.
Luego en plan señorial
el panteón familiar
de los duques Medina y Luengo
que aunque el juicio final
nos trate por igual
aquí hay gente de rancio abolengo.
(J. M. Cano)
domingo, 31 de octubre de 2010
Nostalgia de la muerte
viernes, 29 de octubre de 2010
De un solo centímetro
martes, 26 de octubre de 2010
Desde entonces
miércoles, 20 de octubre de 2010
Creciente
domingo, 10 de octubre de 2010
La llama
jueves, 7 de octubre de 2010
Monólogo abierto: Sobre la ausencia
domingo, 3 de octubre de 2010
El Punto
domingo, 19 de septiembre de 2010
Una merienda de locos
- En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor…
- ¿Por qué no quieres acordarte? – Interrumpió la niña.
- Es una larga historia que comienza así: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…
- Estás volviendo a repetir la historia. ¿Por qué no quieres acordarte? – Preguntó nuevamente la niña al pequeño Lirón.
- Tuve un desaire con el Quijote, era un hombre muy cuerdo. – Dijo el Lirón.
- El Quijote me regaló este reloj. – Dijo el Sombrerero viendo al Lirón como caía sobre su plato. – Creo que otra vez se volvió a dormir el Lirón. -¿Qué día del mes es hoy? – Veinticuatro – Le respondió la Liebre de Marzo. – Justo lo que pensé, tiene dos días de retraso. Te dije que la mantequilla no le sentaría bien a la maquinaria.
- ¡Cuéntanos un cuento, Alicia! – Ordenó el Sombrerero. - No me sé ninguno… - Respondió. - Mejor cambiemos de tema ¿Has ido de Comala? – Preguntó el Sombrerero a Alicia.
- No, nunca había escuchado ese nombre. - Yo tampoco. Dijo el Sombrerero.
- Vine a Comala… porque me dijeron que acá… vivía mi padre, un tal Pedro Páramo… Mi madre me lo dijo… - Decía entre sueños el Lirón.
- Tengo una historia que contarles. – Exclamó la Liebre de Marzo.
- ¡Cuenta, cuenta! – Habló el Sombrerero levantándose de su silla.
- Está bien. Había una pequeña niña que vivía en París, ella tenía una casa que había dejado al cuidado de un hombre. Este hombre vomitaba conejitos, uno por día. Eran tan pequeños que cabían en su mano.
- ¿Vomitaba conejitos? Eso es muy extraño. – Dijo Alicia.
- No lo es. – Respondió el Sombrerero. –
- ¿Y qué hacía con ellos? – Preguntó Alicia mirando a la Libre.
- Al principio los guardaba en el ropero, pero comenzaron a ser demasiados y… - ¡Quiero una taza limpia! – Interrumpió el Sombrerero- Avancemos todos un lugar. – Se levantaron y la Liebre agarró al Lirón por el cuello colocándolo en otra silla.
- Han escuchado está historia: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo… - Dijo el Lirón.
- La historia de los Buendía… años y años… ¿cuántos fueron? – Volteó el Sombrerero a ver a Alicia y ella sólo sonrió. – Lirón, eres tan aburrido como tu amigo Borges. - ¿Borges? – ¡Hay cinco Borges! – Dijo el Lirón.
- ¡El más desagradable de los cinco! A ese me refiero. – Exclamó el Sombrerero. -Por cierto pequeña niña, sabías que hay personas que se dedican a estudiar los libros. - Sí – Respondió Alicia un poco temerosa.
- ¡Oh! ¿Y cómo son? – Pues… - Se quedó pensando Alicia. – Son personas muy educadas… - Fue interrumpida por la Liebre de Marzo - Son muy raros, algunos se la pasan leyendo todos los días sin descanso… -
- Tienen ojeras. – Interrumpió el Lirón. – Hablan de la esencia del lenguaje y su origen – Dijo la Liebre de Marzo. –
- ¿Y qué has leído niña? – Miró fijamente el Sombrerero a Alicia. – Pues a mi me gustan las aventuras del niño mago Harry… - No digas ese nombre - Gritaron todos callando a Alicia. – Está prohibido hablar de ese niño. – Murmuraba el Sombrerero. - La reina de corazones podría…
- ¡Qué le corten la cabeza! – Se escuchó a lo lejos.
- Eso, a eso me refiero – Dijo el Sombrerero. Mejor no digas más.
- Pero si a mi me gusta…
- ¡cállate! Nos cortarán la cabeza – la interrumpió el Sombrerero.
Alicia se levantó muy disgustada y se alejó de allí. El Lirón cayó dormido en el acto, y ninguno de los otros dio la menor muestra de haber advertido su marcha, aunque Alicia miró una o dos veces hacia atrás, casi esperando que la llamaran. La última vez que los vio estaban intentando meter al Lirón dentro de la tetera. – ¡Por nada del mundo volveré a poner los pies en ese lugar! – se dijo Alicia, mientras se adentraba en el bosque. - ¡Es la merienda más extraña a la que he asistido en toda mi vida! -
domingo, 29 de agosto de 2010
Fatiga
En busca de la tranquilidad
Encuentro de la fatiga
Evadiendo la ira
Rescatando la paciencia
Dolor que emergió de tus palabras
Sonrisas que produjeron mi rostro
Cansancio de tus pesares
Negación de tus virtudes
Recordatorio de la frustración
Palabras que se fueron volando
Ante tus oídos sordos por la obstinación
Simplemente dolor
Buscando la tranquilidad
Encontrando la fatiga
En tus ojos y en mi cuerpo
Deseo dormir y soñar
Descansar y volar
sábado, 28 de agosto de 2010
Fuego
jueves, 5 de agosto de 2010
domingo, 25 de julio de 2010
Decálogo del cuento frustrado
1. Escribir no con la intención de lograr algo perfecto, escribir con la sencilla razón de escribir
2. Encaminar al lector a pensar que sucederá algo y poner algo que no se imaginaría que pudiera suceder. Jugar con el lector
3. Hacer bromas de lo que se está escribiendo, darse cuenta que los temas son cotidianos. Criticar la propia obra antes de ser criticada.
4. Crear diferentes ritmos, empezar lentamente hasta llegar a un ritmo acelerado, o empezar rápido y terminar de una manera lenta, o simplemente escribir al ritmo que pide la historia.
5. Crear personajes que amplíen los deseos, sueños, anhelos y esperanzas del escritor, de esta manera podrá llegar a un estado de catarsis y quizás ayude a otros con este proceso.
6. Introducir diálogos en la historia, darle un sentido de viveza al texto, de movimiento y de cotidianidad.
7. Los temas de los cuentos nacerán por una obsesión o por una frustración, algo que no se logró concluir, o algún deseo (por más oscuro que sea). Llevar a cabo aquello que se quería hacer pero en la realidad no sucedió.
8. Los lugares, el espacio será un elemento importante dentro de la historia, es un personaje más con actitudes, colores, y expresiones.
9. El tema principal del cuento frustrado será el amor.
10. Terminar el cuento de manera circular, para dar a entender que la historia se repite una y otra vez, en diferentes momentos y circunstancias, con diferentes personas y lugares, pero la forma de experimentar es distinta y única.
11. Lo más importante, darnos cuenta que hasta de los momentos más difíciles podemos reírnos y bromear, y con estos crear e invitar a la reflexión.
domingo, 27 de junio de 2010
sábado, 26 de junio de 2010
La taza rota (III)
La mayoría de las personas en la ciudad no sabíamos que sucedía. La primera señal del desconcierto fue el corte de la luz en la ciudad. Yo estaba en la casa leyendo cuando se apagaron las luces, corrí hacía la ventana para verificar si solamente había sido en el edificio o en toda la ciudad. Sonó el teléfono, llamaba mi amigo Eduardo, estaba muy agitado:
- ¿Qué sucede? – Pregunté.
- La ciudad es una calamidad, la mayoría de las personas han comenzado a dejar sus casas, los militares están evacuando.
- ¿Por qué?
- Pues… corre un rumor…
- ¿Qué rumor?
- Dicen que la ciudad fue tomada, un grupo terrorista ha matado al gobernador. Los policías y el ejército están investigando.
- No es posible… ¿Porqué han cortado la luz?
- Probablemente los terroristas la han cortado para provocar el pánico… ¡Tenemos que marcharnos de la ciudad!
- ¿Bueno? ¿Eduardo, sigues ahí? – La llamada se perdió.
Al principio me quedé congelado, colgué el teléfono. Escuché varias alarmas de sirena. Corrí hacia la ventana quitando las persianas. El cielo nocturno era bombardeado por varias luces de exploración, los helicópteros policíacos lo surcaban. Las calles eran inundadas por un rio de personas. Tomé el abrigo, busqué en el cajón la pistola que guardaba, la tomé y guarde en el pantalón. En ese instante, como un rayo atravesó en mi mente la imagen de Susana, aquella mujer que pretendía desde varios meses. Lo más seguro es que estaba en la cafetería. Salí del departamento, bajé las escaleras. Varios de mis vecinos habían huido dejando sus casas abandonadas. Cuando abrí la puerta del edificio quedé congelado al ver el torrente de personas, el exilio estaba en proceso.
Mujeres y hombres caminaban con dificultad. En sus rostros se mostraba la incertidumbre. Un militar con un altavoz decía: ¡Caminen, no corran, vayan al puente, ahí los ayudará el ejército para salir de la ciudad! Me integré a la procesión. No podía pensar mas que en Susana. Rebasaba personas, incluso empujé a más de una. Un policía me llamó la atención:
- Deme su identificación ¿Por qué tanta prisa? –
- Tengo que ver a una amiga, quiero saber si está bien. – El policía examinaba la identificación.
- Váyase, pero sin prisas, tenga cuidado y será mejor que vaya al puente.
Después de varias cuadras llegué a la cafetería, que se llama El limbo. Intenté entrar pero la puerta estaba cerrada. Toqué y me asomé por el cristal de la puerta de madera. El dueño me reconoció y abrió la puerta.
- ¿Muchacho, qué haces aquí? – Preguntó Joaquín.
- Vengo a buscar a Susana.
- Ella está aquí, ve a la cocina. Muchacho, puedes decirme qué sucede.
- Es un golpe de estado.
- ¿Un golpe…?-
- Sí, es lo que sé… están evacuando la ciudad.
La taza rota (II)
Eran las palabras de un gran escritor que daba una conferencia en la universidad. Estaban presentes grandes personalidades, era la crema y nata del mundo literario y cultural. También había estudiantes de diferentes facultades, en especial de literatura y filosofía. Era divertido escuchar las pláticas entre ambos tribus. Unos discutían la importancia y uso de la fonética, mientras que los filósofos disertaban con el problema de la interpretación. Uno de los asistentes se aburrió del ambiente pedante de los presentes, de las preguntas rebuscadas y de las respuestas todavía más incomprensibles. Salió del gran auditorio y se dirigió a un puesto de café.
- Hola, ¿qué tal?- Preguntó Nicolás a la empleada.
- Muy bien. - Respondió
- Un café por favor. –
- ¿Con leche verdad? – Preguntó la empleada.
- Sí –
La empleada sacó la taza y comenzó a preparar el café. Los alumnos de la facultad podían llevar su taza y guardarla para no gastar en vasos de papel; así se ahorraban unos cuantos pesos. La maquina despachadora comenzó a producir un sin fin de ruidos, cualquiera que no supiera como funciona pensaría que era una máquina mágica.
Terminó de preparar el café y se lo dio a Nicolás. La taza estaba rota del mango.
- Una pregunta, porqué esta rota la taza – Dijo la empleada. – Supongo que detrás tiene una gran historia.
- Pues no… Trabajo también en un café. Saqué la taza y por descuido se me cayó, se rompió y pues me la quedé. No tiene una gran historia como pensabas. – La empleada comenzó a reírse.
- Es que mi imaginación vuela con estos pequeños detalles, no sé si te pase lo mismo.
- Sí, la verdad que sí, puedo crear un sin fin de historias a partir de un suceso.
- Me acordé del libro que estoy leyendo en este momento. Se llama La taza rota. – Dijo la empleada sacando el libro y extendió la mano para ofrecérselo a Nicolás. Él lo tomó y lo hojeó.
- Se ve que está bueno, luego me lo prestas.
- Sí, claro, sólo deja que termine y te lo doy.
Nicolás le pagó y se alejó del café. Mientras la empleada retomaba la lectura donde la había dejado.
domingo, 20 de junio de 2010
La taza rota
Generalmente no vemos las múltiples relaciones que hay en nuestro entorno. La realidad parece una red, donde cada punto por más alejado que parezca está conectado de manera directa o indirecta…
- Escucha- Dijo Alicia a Mónica.
- Sí… típica plática de intelectuales de café – Hizo una mueca Mónica.
- Me decías que no puedes dormir desde hace mucho – Expresó Alicia.
- Es abrumador, no logro conciliar el sueño, doy vueltas en mi cama, y últimamente con los calores de verano es insoportable. Además, después de trabajar todo el día en la editorial llego a la casa con un montón de ideas en la cabeza; líneas y líneas de palabras, de textos que hay que corregir y revisar. Cuando llego a casa y me acuesto, en mi mente comienzan a desfilar todas aquellas palabras, las ideas, anécdotas, historias… es abrumador, es una pesadilla.
- Amiga, debes de dejar tu trabajo en la calle. ¿Has intentado hacer yoga…? - Fue interrumpida por Mónica.
- ¿A qué hora amiga? Todo el día estoy en el trabajo, y los fines de semana tengo labores en el instituto. Sólo me falta vender garnachas los domingos. – Mónica se sacudió la cabeza, indicando su estado de tensión.
- Otra forma de relajarte es leyendo pero es lo que haces todos los días. – Alicia se colocó detrás de Mónica y comenzó a darle un masaje.
Mónica y Alicia siguieron charlando en el café, la luz tenue se iba intensificando con la llegada de la noche. La pareja de intelectuales que estaba cerca de la mesa de Mónica Y Alicia tenían bastante tiempo que se habían marchado. Alicia y Mónica pagaron la cuenta y se levantaron de la mesa.
- ¿Ya viste? – Preguntó Mónica.
- No, ¿qué? –
- Dejaron un libro en la mesa. – Dijo Mónica. Alicia se acercó y lo agarró.
- “La taza rota” de David Reyes. – Examinó el libro Alicia.
- Deja eso y vámonos que se nos hace tarde. Vamos con un camarero y se lo dejamos, a lo mejor regresan por él. Además quién es ese David Reyes – Dijo Mónica molesta.
- A lo mejor no regresan por él. ¡Mira! No es muy grueso, porque no te lo llevas y lo lees, sirve que lees algo de alguien que no conoces. – Caminó Mónica dejando atrás a Alicia.
- ¡Mónica! No seas payasa. – La detuvo del brazo y le depositó el libro en su bolsa.
Mónica llegó a su casa, prendió una luz tenue, se quitó los zapatos y se sentó en el sofá dejando la bolsa junto a ella. Mónica parecía un costal de papas en el sofá, estaba agotada y prendió con dificultad la luz de la lámpara. Agarró su bolsa para buscar una aspirina, las cuales nunca faltaban. Pero había un nuevo elemento en la bolsa. Metió la mano buscando sus famosas aspirinas y sintió algo que no reconoció sacándola rápidamente. Soltó un grito y examinó la bolsa con cuidado, puso la bolsa a la luz y vio una pequeña rata de peluche.
-¡Alicia! Me vas a matar de un coraje y de un susto algún día.
Sacó la rata de peluche que tenía una nota: “Con mucho cariño para mi mejor amiga: Alicia”. Volvió a meter la mano en la bolsa y se enfureció aun más por encontrar el libro de la cafetería. Tomó el ejemplar de “La taza rota” de David Reyes. En la contraportada decía: “La búsqueda de una historia, siempre detrás de alguna o la simple casualidad que te remite a un título y a una historia. La taza rota quizás tenga una historia, quizás no”. Mónica se quedó pensando por un momento, consideró que ese párrafo no decía nada. Abrió el libro y comenzó a leer.
Carlos Monsiváis
sábado, 19 de junio de 2010
domingo, 13 de junio de 2010
El refugio
Aquél limbo
que protege y ampara,
cuida y resguarda.
Ahí estás tú
con una sonrisa.
En un rincón te observo
y la música se mezcla
con tu cariño
que me cuida y resguarda,
que protege y ampara.
Aurora
sábado, 12 de junio de 2010
Vértigo
Veía el cielo nocturno cuando eso llegó.
Sentí que las estrellas caían de pronto.
Aquellas luces se diluían en líneas.
La noche se oscureció.
Lo efímero de un suspiro,
Lo delicado de la vida
La angustia de la nada
El vértigo que ahoga.
Las escalinatas y la mujer que grita
La noche de la ciudad,
Y el puente sobre la nada.
Poca generosidad,
Simplemente el odio
de los hombre
Era eso lo que rompía
La luna y el cielo
Volverán las estrellas
A la tierra de la que huyeron
En esos tiempos oscuros
Espero que así sea…