La luz y la oscuridad de aquel lugar me llevaban a un trance acompañado con la música. El color azul, rojo y amarillo resplandecían en los rostros de los ahí presentes. Un sonido repetitivo, el latir de la bocinas, de mi corazón. Me movía levemente queriendo seguir un poco aquella atmósfera del antro, con una cerveza en la barra mi mirada se desvanecía en ese momento. Esperaba la llegada de aquella persona, con la única que quería estar en ese momento. Las demás parejas bailaban entre sí, se besaban y acariciaban. Yo esperaba impaciente, mientras la mirada de un hombre me asalto, sus ojos trataban de entrar en mí, de decirme algo. Una sonrisa fue su primer paso, seguido de otro, hasta que llego junto a mí.
- ¿Puedo sentarme aquí? – Me pregunto
- Claro –
- La música no esta muy buena esta noche –
- Sí verdad… - Yo desvíe mi mirada hacía la entrada del antro.
- Dime… ¿vienes sólo, esperas a alguien?
- Sí, espero a mi novio.
- Oh, de acuerdo. Entonces no te molesto más.
- No hay problema.
El hombre se quedo en silencio a mi lado. Yo no hacia más que darle unos sorbos a mi vaso con cerveza. Media hora después, recibí un menaje en el celular, era de Alan mi novio, el cual me decía que no podría llegar, y que sería mejor que nos viéramos en otra ocasión. Con un poco de molestar, me quede pensando, mirando para todos lados, como si buscara algo, pero en realidad, estaba molesto.
- Ya esta mejorando la música ¿No quieres bailar conmigo? – Me pregunto aquel hombre que me había saludado con anterioridad.
- Mmm…
- No seas así, no muerdo.
- Bueno – Con una mueca accedí, pensando el porqué no me debería de divertir estando ahí, además sólo sería un baile.
- Eres un muchacho muy guapo, sabes… - Me dijo al oído pues la música había subido de volumen.
- Gracias – Fue lo único que pude responder.
- Por lo visto no vino tu novio.
- No, pero aun así tengo ganas bailar un rato.
- Eso me parece muy bien.
Seguía la noche, y yo me dejaba ir más por la música, y mi enojo desaparecía, ya no me sentía más atado a aquel compromiso, quería olvidarme de todos aquellos pensamientos de enojo que me recordaban a mi novio. Las luces nuevamente asaltaban mis pupilas mientras tenía los ojos cerrados. Había decidido quedarme un momento más y marcharme. Abría los ojos, y lo único que encontraba era aquel hombre bello enfrente de mí, su camisa entreabierta y su fina cara me atraían, pero el recuerdo de mi pareja me frenaba.
- ¿Cómo te llamas? – Me preguntó
- Soy Julián, ¿y tú? –
- Me llamo Cesar – Seguimos bailando y el encendió un cigarrillo.
- ¿Te molesta? –
- No, adelante –
- El humo me recordó más a mi novio, pues el acostumbraba fumar de vez en cuando. Pero la noche era distinta, estaba siendo tragado por mis emociones, por mi cuerpo, por el deseo y la oscuridad aparente del antro.
La música cambió a una pieza lenta y romántica, decidí en ese momento marcharme
- Creo que ya es hora de que me vaya, muchas gracias… - Fue detenido mi despido por sus manos, se acercó hacía mí, me abrazó y empezó a besar. Le respondí el beso, en una mano tenía el recuerdo de mi novio y el rencor que le tenía, y en la otra el deseo. Escuche mi nombre, voltee y era él, Alan.
- ¿Puedo sentarme aquí? – Me pregunto
- Claro –
- La música no esta muy buena esta noche –
- Sí verdad… - Yo desvíe mi mirada hacía la entrada del antro.
- Dime… ¿vienes sólo, esperas a alguien?
- Sí, espero a mi novio.
- Oh, de acuerdo. Entonces no te molesto más.
- No hay problema.
El hombre se quedo en silencio a mi lado. Yo no hacia más que darle unos sorbos a mi vaso con cerveza. Media hora después, recibí un menaje en el celular, era de Alan mi novio, el cual me decía que no podría llegar, y que sería mejor que nos viéramos en otra ocasión. Con un poco de molestar, me quede pensando, mirando para todos lados, como si buscara algo, pero en realidad, estaba molesto.
- Ya esta mejorando la música ¿No quieres bailar conmigo? – Me pregunto aquel hombre que me había saludado con anterioridad.
- Mmm…
- No seas así, no muerdo.
- Bueno – Con una mueca accedí, pensando el porqué no me debería de divertir estando ahí, además sólo sería un baile.
- Eres un muchacho muy guapo, sabes… - Me dijo al oído pues la música había subido de volumen.
- Gracias – Fue lo único que pude responder.
- Por lo visto no vino tu novio.
- No, pero aun así tengo ganas bailar un rato.
- Eso me parece muy bien.
Seguía la noche, y yo me dejaba ir más por la música, y mi enojo desaparecía, ya no me sentía más atado a aquel compromiso, quería olvidarme de todos aquellos pensamientos de enojo que me recordaban a mi novio. Las luces nuevamente asaltaban mis pupilas mientras tenía los ojos cerrados. Había decidido quedarme un momento más y marcharme. Abría los ojos, y lo único que encontraba era aquel hombre bello enfrente de mí, su camisa entreabierta y su fina cara me atraían, pero el recuerdo de mi pareja me frenaba.
- ¿Cómo te llamas? – Me preguntó
- Soy Julián, ¿y tú? –
- Me llamo Cesar – Seguimos bailando y el encendió un cigarrillo.
- ¿Te molesta? –
- No, adelante –
- El humo me recordó más a mi novio, pues el acostumbraba fumar de vez en cuando. Pero la noche era distinta, estaba siendo tragado por mis emociones, por mi cuerpo, por el deseo y la oscuridad aparente del antro.
La música cambió a una pieza lenta y romántica, decidí en ese momento marcharme
- Creo que ya es hora de que me vaya, muchas gracias… - Fue detenido mi despido por sus manos, se acercó hacía mí, me abrazó y empezó a besar. Le respondí el beso, en una mano tenía el recuerdo de mi novio y el rencor que le tenía, y en la otra el deseo. Escuche mi nombre, voltee y era él, Alan.
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