domingo, 3 de febrero de 2008

El reflejo de Amanda


Amanda miraba pasar a las personas caminado por el parque, en especial a aquellas parejitas que paseaban tomadas de la mano. Sentada en una banca del parque, los codos de Amanda apoyados en sus piernas, la cabeza sujeta descansando en sus manos abiertas y su mirada entre perdida y pensativa completaban el cuadro de ociosidad. Amanda con su piel blanca y cabello castaño daba la impresión de era una mujer muy tranquila y ese día en la mañana lo sería esa tranquilidad se rompería.

- Mm… - Un suspiro nació de Amanda - Yo quiero… mm… no no quiero… ¿Qué estará haciendo en este momento? ¿Por qué nunca me saca a pasear? Bueno, eso sonó muy raro, no soy perro para que me saque a pasear, pero, aun así quisiera que me llevara a un lugar romántico… ser como cualquier pareja normal.

Un muchacho a lo lejos, sentado en la fuente del parque veía a su alrededor sin hacer nada, más que dejar pasar el tiempo, hasta que se dio cuenta de la presencia de Amanda, la cual sin moverse un centímetro de su postura movió los ojos a donde estaba aquel muchacho. Sus miradas se cruzaron y el muchacho sonrió, Amanda se tensó y su brazo izquierdo se deslizo por su pierna hasta hacerla perder la postura haciéndola cabecear de improvisto. El muchacho sólo se rió un poco y la siguió mirando.

- ¿Me estará viendo a mí? – Pensaba mientras se enderezaba en la banca.
- A lo mejor esta viendo otra cosa atrás de mí. – Amanda volteó a su derecha y hacia atrás para confirmar que no hubiera algún espectáculo detrás de ellas.
- No, no hay nada relevante… Me sigue mirando, me sonríe… ¿Qué hago? Pues nada, ¿recuerdas? Tienes novio… Un MAL novio… ni siquiera se preocupa donde estoy en este momento… -

El muchacho nuevamente volteo a mirar a sus lados y se paro, caminando hacia donde se encontraba Amanda.

- ¡Oh por Dios! ¡Se está acercando…! ¿Salgo corriendo… actuó normal, le sonrió…?
- Hola, soy Álvaro ¿Te molesta si me siento contigo?
- No… Adelante – Amanda quedó en silencio mientras Álvaro le sonreía y se sentaba a la derecha de Amanda.
- ¿Es una linda mañana no lo crees?- Álvaro hablaba sin mirar a Amanda
- Esta un poco nublado –
- Sí, pero aun así no hace frío, esta fresco el ambiente.
- “Di algo, hazle platica…”- Pensaba Amanda
- Disculpa, aun no sé tu nombre –
- Ah cierto, soy Amanda – Extendiendo su mano a la de Álvaro, el cual la tomo delicadamente y la beso. Amanda sólo abrió los ojos y sintió un calor recorrer su cuerpo. Retiro su mano de la de Álvaro.
- Lo siento…
- ¡No! Lo que sucede es que… - Miraba hacia abajo
- Sales con alguien…-Álvaro la miraba un poco serio.
- E… “Claro que sales con alguien… ya díselo… recuerdas a tu novio Carlos” – Las vocecillas en la cabeza de Amanda resonaban, pero su boca no emitía ningún sonido.
- No, no tengo novio - Amanda volteo a su izquierda haciendo una expresión de desconcierto sin que lo notara Álvaro.
- ¿Te encuentras bien? – Miró preocupado Álvaro a Amanda
- Sí… no te preocupes. Y dime, que estás haciendo por aquí, aparte de hablar con una extraña que acabas de conocer.
- Jaja… Me agrada venir a distraerme un rato de mis obligaciones, apreciar las cosas bellas, como tú… - Álvaro miro fijamente a Amanda.
- Tengo que irme… - Se levanto apresurada Amanda, dejando atónito a Álvaro.
- De acuerdo, pero antes de que te vayas, nos podemos volver a ver en otra ocasión… ¿te gustaría salir conmigo?
- Me parece bien – Contestó Amanda un poco nerviosa
- Te doy mi número telefónico… - Amanda sin pensarlo, saco su teléfono celular y anoto el número.
- Me… tengo que ir… -
- De acuerdo… Espero tu llamada. – Álvaro se despidió con una sonrisa mientras Amanda corría alejándose del parque.

Amanda dejo de correr, para ir caminando por las calles de la ciudad. Después de un rato pensando en lo sucedido llego a su casa. Abrió la puerta de su casa y se metió, acto seguido se recargo en la puerta y su celular sonó.

- ¿Bueno? – Contestó Amanda
- Hola bebe… ¿Cómo estas? – Una voz varonil se escucho entreahogado por el ruido de una fiesta.
- Bien, acabo de llegar de la calle. ¿y tu cómo estas Carlos? –
- De maravilla bebe, estoy aquí con unos amigos, en la casa de Ricardo.
- A que bien – Suspiro Amanda - ¿Por qué no me llevaste contigo a la fiesta? –
- Bebe, pues… fue de improvisto, además de que no te llevas muy bien con ellos.
- ¡Cabrón, ven para acá, quiero presentarte a una vieja! – Entre risas la voz de un extraño se escucho.
- Cállate, estoy hablando con mi novia.
- ¿Qué fue eso? – Pregunto Amanda un poco molesta.
- Nada bebe, estos idiotas.
- A… - Es lo único que pudo decir Amanda.
- Oye guapo, por qué no vienes… - Una voz de una mujer decía a lo lejos
- A horita voy chiquita… - Dijo en voz baja Carlos.
- ¿Qué dijiste? – Más molesta Amanda por lo que acababa de escuchar.
- Que ya me voy chiquita… - Entre risas. medio le respondió Carlos.
- Adelante, vete con esa… - A punto de colgar Amanda el celular.
- Espera bebe, no te pongas celosa, sabes que te quiero… -
- Aja… -
- Si te vas a poner así, mejor luego hablamos… -
- Esta bien, diviértete… - Tomando el celular, colgó y lo aventó al sofá.

Amanda se apartó de la puerta y subió las escaleras para entrar a su cuarto. La habitación la esperaba en silencio, nada en especial adornaba su cuarto, unas cuantas fotos de sus amigas, fotos de ella y Carlos claro, la ventana al fondo y un espejo ovalado frente a su cama. Amanda se recostó viendo al espejo, tratando de aguantarse las lagrimas que se asomaban tímidamente de su rostro.

- Soy una estúpida… ponerme celosa por aquel… - Comenzó a pensar Amanda- Aunque tengo motivos para estar celosa, no es la primera vez que me pone los cuernos, pero sigo con el idiota ese… Pero por otro lado… es muy tierno conmigo… y lo quiero mucho… Piensas mucho las cosas. ¿Verdad Amanda? – Preguntando a su reflejo en el espejo. Su imagen imitaba cada movimiento suyo. Una lágrima recorrió la mejilla de Amanda, mientras que en el espejo no sucedía lo mismo. Amanda un poco desorientada se secó la lágrima y miró nuevamente el espejo.
- -Ya estoy loca… estoy viendo visiones. Ha de ser por los nervios que tengo… - Dejando un poco sus meditaciones se acomodo nuevamente en la cama viendo fijamente el espejo. – Estoy hablando sola, soy rara…

Amanda se quedo atónita cuando vio que su imagen en el espejo le contestaba:

- No estas hablando sola, estas hablando conmigo –

Se levanto de la cama Amanda asustada por lo que había visto y escuchado.

- ¡No puede ser, definitivamente escuche eso! – Nerviosa hablo Amanda.
- Ya no seas tan dramática Amanda, por eso luego me caes mal. Sentada en la orilla de la cama una muchacha idéntica a Amanda, excepto por los rayitos de color rojo en su cabello.
- ¿Quién eres tú? – Caminado hacia atrás Amanda preguntó.
- No seas idiota, soy tú. Bueno, no del todo, soy una parte de ti. ¿Qué no me reconoces?, vayas que eres un poco atolondrada.
- Ahora sí, estoy completamente loca. – Se decía para si misma Amanda.
- ¡Ya! No seas tan dramática, siéntate y relájate. Sigamos discutiendo sobre Carlos. Déjame decirte, vaya idiota que escogiste, ¡es más que obvio que sólo te esta utilizando!
- ¿Por qué lo dices? –
- No te acuerdas, aparte de nerviosa eres olvidadiza… Déjame refrescarte la memoria. ¿Recuerdas qué paso con tu queridísima amiga Roció?-
- Sí –
- Entonces no tengo que recordarte que trato de llevarla a la cama siendo tu novio, tan siquiera tu amiga si es una verdadera amiga y lo rechazó.
- Ya, no tienes que recordármelo, pero me enojé con él y lo termine –
- Lo sé, recuerdas, yo estaba presente cuando lo mandaste al carajo, en realidad yo fui quien le dijo todas esas palabras, todo ese enojo salió de mí. – Hablo la Amanda de pelo rojizo.
- No sabía eso.
- Así es, pero todo se vino a bajo cuando apareció aquella.
- ¿A quién te refieres? – Pregunto Amanda
- Esa melosa de allá atrás. – Amanda volteó y quedo nuevamente asustada. Era otra chica como ella, pero esta vez tenía el pelo de color rosa.
- ¡Hola niña hermosa, tenía muchas ganas de verte! – La nueva Amanda se aventó contra Amanda abrazándola- Tengo muchas cosas que decirte, en primer lugar que te quiero mucho, aunque no lo parezca, y en segundo, disculpa por todas las burradas que has hecho por mi culpa.
- Ya salió Mell –Dijo un poco chocada Amanda de pelo rojo.
- ¿Mell? – Pregunto Amanda.
- Sí, así me llamo, bueno, en realidad soy tu.
- Pero nosotras le pusimos Mell de apodo – Contestó Amanda de cabello rojo.
- ¿Nosotras… entonces tu también tienes apodo, hay más como yo? –
- Sí, yo soy Rebeca, y las demás, pues, ya las conocerás…
Continuación del cuento sólo contactándome. Saludos

No hay comentarios: