A partir del mes de noviembre, somos bombardeados por los comerciantes que nos quieren encajar cualquier producto navideño para que en diciembre llegara a su clímax la fiebre navideña. La televisión es la primera en llenarnos de supuestas necesidades con la temática de la navidad. Desde los spot que animan al público a comprar regalos a sus seres queridos; ya sean juguetes, relojes, carros, comida, licores, etc., todo con un logo navideño, los comerciales brillan con luces de esperanza y de optimismo, añadiendo un sentimiento familiar para adquirir el producto anunciado. En las calles, los establecimientos se ven abarrotados de productos navideños: series de luces de colores, adornos, esferas, todo lo que uno pueda imaginarse para colgar al pino.
En los noticieros la noticia relevante fue la atmósfera navideña que se respiró en la ciudad de México con la inauguración de la pista de hielo ubicada en el zócalo de la capital. La pista mide 3 mil 200 metros cuadrados y tiene una inversión de 16 millones de pesos, que de acuerdo al gobierno capitalino, fueron pagados por empresas privadas a cambio de anunciarse alrededor de la instalación deportiva. Al final de cuentas, la popularidad de Marcelo Ebrard fue en ascenso, preparando así el terreno político para unas futuras elecciones electorales, añadiendo un trasfondo puramente comercial.
Historiando la navidad
Siempre es importante saber el origen de las tradiciones, pues el celebrarlo conlleva mínimo saber a que se refiere lo que se celebra. La filosofía enseña a buscar el origen de las cosas, a su análisis y crítica, de esta forma saber el impacto que tiene en la sociedad y en la cultura.
La Navidad (latín: nativitas, ‘nacimiento’) es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras Iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; y el 7 de enero en otras Iglesias Ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar a nuestro calendario actual, llamado gregoriano, del nombre de su reformador, el Soberano Pontífice Gregorio XIII.
Aunque para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), y para otros, siguiendo el relato de Lucas 2:8, que indica que la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte), las Iglesia cristianas mantienen el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.
Los orígenes de la celebración de la Navidad el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio del invierno (desde el 21 de diciembre), alguna fiesta relacionada al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Grecia y Roma), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlan), entre otros. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, sólo para volver a otro ciclo.
Alegoría de Cristo en forma del dios solar Helios o Sol Invicto Conduciendo su carroza. Mosaico del siglo III d.C. de las grutas vaticanas en la Basílica de San Pedro en el techo de la tumba del Papa Julio I. Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol invicto". Asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizan para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.
El papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre, lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354.
La navidad y la cultura
En el arte, la forma en que el hombre expresa su más sentido ser. Entre la música y la literatura, se encuentran entre otras el ballet de Tchaikovsky, El Cascanueces y la novela de Charles Dickens, Cuento de Navidad (en inglés: A Christmas Carol). Estos a su vez han sido llevados al cine o televisión, con adaptaciones a algún programa en especial o sin ellas. Entre las pinturas del nacimiento de Cristo, se encuentran las que representan la adoración de los pastores o la de los Reyes Magos. Y entre alguno sus exponentes están: Fra Filippo Lippi, Fra Angelico, Sandro Botticelli, El Greco, entre muchos otros. Y Andrei Rubliov y Kiko Argüello en iconos. En cuanto a otras imágenes navideñas, se encuentran carteles, timbres postales, tarjetas, etc.
En la televisión no podía faltar el impacto de la navidad, ejemplos claros tenemos con la serie de la familia más famosa del mundo Los Simpsons, por otra parte, tenemos a Peanuts, o conocido en México como Snoopy. En el cine, no pueden faltar clásicos que se han vuelto parte de la cultura pop, como el caso de Home Alone o The Nightmare Before Christmas.
La navidad es un fenómeno el cual mezcla religión, mercadotecnia y buenas intenciones. Es importante recalcar que últimamente la mercadotecnia se ha convertido en un monstruo sin piedad el cual lo único que le importa del pueblo es el consumismo desmedido. De esta forma la fiebre navideña ya ha pasado en el diciembre del 2007 pero ya llegará nuevamente y caeremos otra vez a la alucinación de las lucecitas titilantes, las esferas rojas caramelo y los anuncios navideños en la televisión.
En los noticieros la noticia relevante fue la atmósfera navideña que se respiró en la ciudad de México con la inauguración de la pista de hielo ubicada en el zócalo de la capital. La pista mide 3 mil 200 metros cuadrados y tiene una inversión de 16 millones de pesos, que de acuerdo al gobierno capitalino, fueron pagados por empresas privadas a cambio de anunciarse alrededor de la instalación deportiva. Al final de cuentas, la popularidad de Marcelo Ebrard fue en ascenso, preparando así el terreno político para unas futuras elecciones electorales, añadiendo un trasfondo puramente comercial.
Historiando la navidad
Siempre es importante saber el origen de las tradiciones, pues el celebrarlo conlleva mínimo saber a que se refiere lo que se celebra. La filosofía enseña a buscar el origen de las cosas, a su análisis y crítica, de esta forma saber el impacto que tiene en la sociedad y en la cultura.
La Navidad (latín: nativitas, ‘nacimiento’) es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras Iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; y el 7 de enero en otras Iglesias Ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar a nuestro calendario actual, llamado gregoriano, del nombre de su reformador, el Soberano Pontífice Gregorio XIII.
Aunque para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), y para otros, siguiendo el relato de Lucas 2:8, que indica que la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte), las Iglesia cristianas mantienen el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.
Los orígenes de la celebración de la Navidad el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio del invierno (desde el 21 de diciembre), alguna fiesta relacionada al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Grecia y Roma), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlan), entre otros. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, sólo para volver a otro ciclo.
Alegoría de Cristo en forma del dios solar Helios o Sol Invicto Conduciendo su carroza. Mosaico del siglo III d.C. de las grutas vaticanas en la Basílica de San Pedro en el techo de la tumba del Papa Julio I. Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol invicto". Asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizan para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.
El papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre, lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354.
La navidad y la cultura
En el arte, la forma en que el hombre expresa su más sentido ser. Entre la música y la literatura, se encuentran entre otras el ballet de Tchaikovsky, El Cascanueces y la novela de Charles Dickens, Cuento de Navidad (en inglés: A Christmas Carol). Estos a su vez han sido llevados al cine o televisión, con adaptaciones a algún programa en especial o sin ellas. Entre las pinturas del nacimiento de Cristo, se encuentran las que representan la adoración de los pastores o la de los Reyes Magos. Y entre alguno sus exponentes están: Fra Filippo Lippi, Fra Angelico, Sandro Botticelli, El Greco, entre muchos otros. Y Andrei Rubliov y Kiko Argüello en iconos. En cuanto a otras imágenes navideñas, se encuentran carteles, timbres postales, tarjetas, etc.
En la televisión no podía faltar el impacto de la navidad, ejemplos claros tenemos con la serie de la familia más famosa del mundo Los Simpsons, por otra parte, tenemos a Peanuts, o conocido en México como Snoopy. En el cine, no pueden faltar clásicos que se han vuelto parte de la cultura pop, como el caso de Home Alone o The Nightmare Before Christmas.
La navidad es un fenómeno el cual mezcla religión, mercadotecnia y buenas intenciones. Es importante recalcar que últimamente la mercadotecnia se ha convertido en un monstruo sin piedad el cual lo único que le importa del pueblo es el consumismo desmedido. De esta forma la fiebre navideña ya ha pasado en el diciembre del 2007 pero ya llegará nuevamente y caeremos otra vez a la alucinación de las lucecitas titilantes, las esferas rojas caramelo y los anuncios navideños en la televisión.
2 comentarios:
hay mi vida tan bonito q escribes jojojo
yo ti amo
por que eres gay maldita sea?
jajajaja!
cuidate hun
hay mi vida q bonito escribes leyendo me siento tan ignorante jajajajaja!!!!
por que eres gay?
ti amo hun
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