sábado, 26 de enero de 2008

Veintiún eclipses

He visto veintiún eclipses pasar por la imagen de mi vida, marcando cada vez más el emblema que me vio nacer; el sol y la luna. Veintiún rayos de luz y oscuridad coronarán el caos del nacimiento de mi armonía"

El tiempo ha pasado y se ha cumplido otro ciclo de vida, un año más ha pasado por mí, llenándome de nuevas experiencias, de anécdotas, alegrías y porque no, de tristezas.. El año que concluye, esta coronado por la creación de este espacio, el cual me ha dejado una gran satisfacción, y que mejor que plasmar este día en otra hoja más de una realidad virtual.

Historiando el cumpleaños

Este día no se puede olvidar la búsqueda del origen de esta tradición y de sus matices.

El cumpleaños de una persona es el aniversario de su nacimiento. En muchas culturas es costumbre celebrar el cumpleaños, por ejemplo mediante una fiesta con amigos, en las que se intercambian regalos. Las fiestas de cumpleaños son muy populares sobre todo entre los niños. Son una oportunidad más para la socialización con los amigos y la familia. En ella, es costumbre entregar regalos al anfitrión y comer una tarta o pastel al cual se le colocan velas, para que el cumpleañero sople y apague mientras los invitados cantan alguna canción de cumpleaños, siendo la tradicional en México las “mañanitas”.

Los aniversarios como fecha de celebración del nacimiento estaban reservados en la edad Antigua a las personalidades. En Egipto y Babilonia se celebraba el cumpleaños de los varones de la realeza, pero era tabú celebrar el de niños y mujeres. Y en Grecia se celebraba tan sólo el del cabeza de familia, elaborando una torta de harina y miel. Ya en el siglo III los devotos de Artemisa la honraban los días seis de cada mes con una de esas tortas, redondas como la Luna, en el que encendían velas de cera, su luz representaba la del astro, cuya llama se encargaba ella misma de apagar a través de un soplo de aire que descendía de una especie de ventanuco situado en la parte alta del templo.

El Cristianismo acabó con aquella costumbre al no ver alegría en la llegada a este valle de lágrimas; en cambio se conmemoró el día de la muerte como el inicio de una vida en la Gloria. Quedó así la celebración del cumpleaños como un vestigio pagano hasta que la Iglesia cambió de actitud hacia el siglo IV. Posteriormente, en el siglo XII, se comenzaron a registrar los nacimientos en las parroquias europeas y se volvió a celebrar el cumpleaños, ahora ya el de todos. Ya entonces era parte del ritual el apagar las velas del pastel de un solo soplo con la habitación a oscuras. Y eran velas a las que la creencia folclórica dotaba de una magia especial.

Desde el antiguo se consideraba que las brujas y demonios no podían obrar maleficio alguno contra aquél que tuviese encendida una vela bendecida, y esta creencia se traslada a las velas del cumpleaños con la idea de protección al homenajeado y con la de atraer la buena suerte. Así se decora la torta con tantas velas como años se cumplan, aunque los campesinos germanos añadían una más que representaba la "luz de la vida", se puede formular un deseo en silencio, en algunos países tres y al apagarlas de un solo soplo éstos se harán realidad, siempre que, como señala la superstición, no se revelen.

Paradoja del cumpleaños

Un dato muy curioso es esta paradoja, la cual establece que si hay 23 personas reunidas, hay una probabilidad del 50.7% de que al menos dos personas de ellas cumplan años el mismo día. Para 60 o más personas la probabilidad es mayor del 99%. Obviamente es del 100% para 367 personas (teniendo en cuenta los años bisiestos). En sentido estricto esto no es una paradoja ya que no es una contradicción lógica; es una paradoja en el sentido que es una verdad matemática que contradice la común intuición. Mucha gente piensa que la probabilidad es mucho más baja, y que hacen falta muchas más personas para que se alcance la probabilidad del 50%.

Sobre el ángel de luz y oscuridad

Solo cabe agradecer por las personas que me han acompañado a lo largo del año, de igual forma pedirles su amistad en este que inicia. Espero seguir contando con su compañía por muchos años más.

Seguiré aprendiendo de esa hermosa ilusión llamada vida, escribiendo en hojas que representan un vacío y estarán llenas de suspiros, sueños, ilusiones, alegrías, anécdotas, pero sobre todo, vida.

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