He llegado a un bosque congelado, muerto por la nieve. La soledad grita por doquier. Los copos de nieve van cubriendo los restos de la vida. Cada paso se va entorpeciendo por la nieve y las ramas. Figuras petrificadas de animales, un eco de aliento yace sobre ellas. Caminé hasta un estanque, sus aguas negras y pútridas no permiten ver el fondo. Doy un paso hacia el estanque, la tierra seca se levanta, sigue cayendo los copos. La neblina con su manto gris me confunde. Sigo caminando, me sumerjo en las aguas turbias. La negrura va manchando mi ropaje blanco, mis alas se secan, pierden poco a poco sus plumas. Sigo caminando… el bosque va revelando su verdadera apariencia, los árboles en realidad son personas transformadas en madera, quedándose petrificado su momento de agonía.
Ya no respiro, no siento el agua… el estanque es la muerte. Veo a mí alrededor, aparecen las sombras de las personas que ame. Trato de alcanzarlas, las miradas se desvanecen. Me dejo tragar, caigo en el dolor. No quiero salir, me consumo en la oscuridad. Veo hacia arriba, entre el agua, se divisa una leve luz. Levanto mi mano, e intento alcanzar el resplandor. Miro hacia abajo, el pasado llora y deseo regresar, disolverme en la oscuridad de mi corazón. Me doy cuenta que aun vivo, que he caído ante mis demonios, ante el miedo… Mi corazón vuelve a latir, las alas secas sobre mi espalda, retoman su brillo. Una luz sale de mi interior, comienzo a salir de la agonía. Mi ropa se torna dorada, las cadenas en mis muñecas caen. El estanque se congela debajo de mis pies. El bosque retoma su vida, la cual estaba dormida, el en profundo trance de la muerte. Las figuras petrificadas se rompen, y sale la vida entre ellas.
Vida y muerte se entremezclan, pero la victoria es del fuerte y del que lucha. Mi espada se levanta hacia la luz y corta el miedo que se cubre de las sombras. Clavo la espada en mi corazón… la oscuridad se rompe… sangra mi pecho. Saco la espada de mi cuerpo… la cicatriz se cierra… respiro… Vivo.
Ya no respiro, no siento el agua… el estanque es la muerte. Veo a mí alrededor, aparecen las sombras de las personas que ame. Trato de alcanzarlas, las miradas se desvanecen. Me dejo tragar, caigo en el dolor. No quiero salir, me consumo en la oscuridad. Veo hacia arriba, entre el agua, se divisa una leve luz. Levanto mi mano, e intento alcanzar el resplandor. Miro hacia abajo, el pasado llora y deseo regresar, disolverme en la oscuridad de mi corazón. Me doy cuenta que aun vivo, que he caído ante mis demonios, ante el miedo… Mi corazón vuelve a latir, las alas secas sobre mi espalda, retoman su brillo. Una luz sale de mi interior, comienzo a salir de la agonía. Mi ropa se torna dorada, las cadenas en mis muñecas caen. El estanque se congela debajo de mis pies. El bosque retoma su vida, la cual estaba dormida, el en profundo trance de la muerte. Las figuras petrificadas se rompen, y sale la vida entre ellas.
Vida y muerte se entremezclan, pero la victoria es del fuerte y del que lucha. Mi espada se levanta hacia la luz y corta el miedo que se cubre de las sombras. Clavo la espada en mi corazón… la oscuridad se rompe… sangra mi pecho. Saco la espada de mi cuerpo… la cicatriz se cierra… respiro… Vivo.
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