En rincón más oscuro, guardo mis malestares. Lentamente se los traga el silencio, envenenando mi alma. La oscuridad endurece mi alma y nutren flores malditas, rosas negras con veneno en las espinas. Rosas que rodean la recién estatua formada. Todo aquel que se acerca se lastima. Mí rostro… hace mucho, ha dejado de verse, en cambio, una máscara tapa el dolor de mi cara. Dividida en dos, la parte izquierda sonríe, y está llena de gozo, la parte derecha, llora y se lamenta. Mis demonios aun siguen viviendo a torturarme… pero, no dejo que me dañen libremente como antes, pues ahora soy de piedra disuelto en la oscuridad y la luz del caos.
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