Palabras… llevadas por el dulce viento, que en ocasiones me acariciaba y me imaginaba que eras tú el que me tocaba. Palabras sin sentido, muertas por tu indiferencia. Marchitas palabras caen del árbol de ilusiones. Dices que aun me quieres, son sólo lamentos de tu arrepentimiento enmudecido por tu soberbia. Oídos sordos anulan tu voz, y quedan las palabra enredas en el infinito del silencio. Ilusiones destazadas, eliminadas por la espada del corazón frió y dolido. Desinterés ahora surge de mí, pues ya sólo eres una sombra en el mundo de siluetas. El silencio ahora será tu respuesta, mi dulzura endurecida mi escudo y tu tristeza será un paso más a mí libertad. Camino y deshojo palabras tuyas, restos secos son llevados por el viento y la indeferencia de mí alma. Un paso hacia la libertad encadenada por los recuerdos y las palabras.
domingo, 26 de agosto de 2007
sábado, 25 de agosto de 2007
Corazón del caos
En rincón más oscuro, guardo mis malestares. Lentamente se los traga el silencio, envenenando mi alma. La oscuridad endurece mi alma y nutren flores malditas, rosas negras con veneno en las espinas. Rosas que rodean la recién estatua formada. Todo aquel que se acerca se lastima. Mí rostro… hace mucho, ha dejado de verse, en cambio, una máscara tapa el dolor de mi cara. Dividida en dos, la parte izquierda sonríe, y está llena de gozo, la parte derecha, llora y se lamenta. Mis demonios aun siguen viviendo a torturarme… pero, no dejo que me dañen libremente como antes, pues ahora soy de piedra disuelto en la oscuridad y la luz del caos.
Cuando te veo
Tú me hace feliz, cuando te veo reír
Mi cuerpo es invadido por un gran sentimiento
Y mí corazón deja esta gran emoción fluir
Porque al estar a tu lado es un gran momento
Eterno es el tiempo cuando no estoy a tú lado
Es cuando me llegan los recuerdos gratos del pasado
Suspiro por el día en que nos volvamos a ver
Y estemos abrazos y pueda sentir tú ser.
Tú alma desprende un gran color
Rojo como el fuego que me da calor
Maravilloso es el olor
Que desprende nuestro amor
Tus ojos profundos me enloquecen
Tu mirada se desvanece
En mí alma que no lo merece
Por que te pertenece
Cuando estoy a tú lado y te veo feliz
Solo puedo decir
Que quiero escribir
Lo feliz que me haces sentir
domingo, 19 de agosto de 2007
Efecto Domino
La vida es una sucesión de momentos, los cuales comienzan con un solo movimiento. Así como el efecto domino inicia con una simple ficha, considero igual a la vida. AL principio es sólo una ficha la cual se cae, pero conforme avanza, el camino se va dividiendo en ramificaciones mucho más complejas y abiertas.
Efecto domino, ficha 2007
En agosto inició un nuevo camino en la caída precipitada de las fichas. Un amor, mi primer amor, el cual conllevo a un fin… el cual me esperaba y a la vez no.
Efecto corazón roto
Ya he tomado una decisión.
Todo ha acabado
Me siento mejor
Tengo que superarlo
Me siento libre
No me merece
Lo extraño
Le voy hablar por celular
Quisiera regresar contigo
Aun pienso en ti
Le hubiera dado otra oportunidad
A la chingada
Soy un idiota por querer alguien así
Efecto Paquita la del Barrio
“Rata de dos patas”
“Me estas oyendo inútil”
“arrástrate como un perro”
Estas frases se escuchan mientras se deleita un tequila
Efecto Nicotina
El cigarro es como el amor… te vuelves adicto a él. Se va consumiendo poco a poco. Tienes que gastar dinero en el. Te consume lentamente. A veces te deja mal sabor de boca y por lo común te marea al principio
Efecto alcohol
Tomar hasta que ya no sepas cuantas fichas de domino han caído, caen o caerán
Efecto música
“No, no intentes disculparte, no juegues a insistir, las excusas ya existían antes de ti”
“Voy a pedirte que no vuelvas más, siento que me dueles todavía aquí… adentro… y a que tu edad sepas bien lo que es, romperle el corazón alguien así… jajajaja
“Eres para mí… me lo ha dicho el viento… ja”
“Siempre caigo rendida cuando tu me llamas, porque siempre a cada minuto te vuelvo a extrañar… jejejeje… eres para mi, y es que tango tanto miedo de volverte amar”
“Sólo parezco contento, aunque por dentro estoy muriendo”
“Me voy, que lastima pero adiós, me despido de ti y me voy… y así se repite una y otra vez… “
Cada quien tiene sus frases, canciones que le recuerdan el doloroso corazón roto… estas son algunas frases que tanto dije, y canciones que me han acompañado.
Efecto domino, ficha 2007
En agosto inició un nuevo camino en la caída precipitada de las fichas. Un amor, mi primer amor, el cual conllevo a un fin… el cual me esperaba y a la vez no.
Efecto corazón roto
Ya he tomado una decisión.
Todo ha acabado
Me siento mejor
Tengo que superarlo
Me siento libre
No me merece
Lo extraño
Le voy hablar por celular
Quisiera regresar contigo
Aun pienso en ti
Le hubiera dado otra oportunidad
A la chingada
Soy un idiota por querer alguien así
Efecto Paquita la del Barrio
“Rata de dos patas”
“Me estas oyendo inútil”
“arrástrate como un perro”
Estas frases se escuchan mientras se deleita un tequila
Efecto Nicotina
El cigarro es como el amor… te vuelves adicto a él. Se va consumiendo poco a poco. Tienes que gastar dinero en el. Te consume lentamente. A veces te deja mal sabor de boca y por lo común te marea al principio
Efecto alcohol
Tomar hasta que ya no sepas cuantas fichas de domino han caído, caen o caerán
Efecto música
“No, no intentes disculparte, no juegues a insistir, las excusas ya existían antes de ti”
“Voy a pedirte que no vuelvas más, siento que me dueles todavía aquí… adentro… y a que tu edad sepas bien lo que es, romperle el corazón alguien así… jajajaja
“Eres para mí… me lo ha dicho el viento… ja”
“Siempre caigo rendida cuando tu me llamas, porque siempre a cada minuto te vuelvo a extrañar… jejejeje… eres para mi, y es que tango tanto miedo de volverte amar”
“Sólo parezco contento, aunque por dentro estoy muriendo”
“Me voy, que lastima pero adiós, me despido de ti y me voy… y así se repite una y otra vez… “
Cada quien tiene sus frases, canciones que le recuerdan el doloroso corazón roto… estas son algunas frases que tanto dije, y canciones que me han acompañado.
Ruptura de Capricornio
Sueño profundo, de un amanecer letárgico, sumergido en las sombras del pasado. La semilla se contrae hasta cierto punto, en el cual se vuelve duro e impenetrable como un secreto olvidado el cual nunca se contó. La protección es necesaria en este punto, de otra forma morirá la semilla si es expuesta al frío del invierno. Época de la introversión, de preservar la vida para un futuro. El letargo se desprende de cada copo de nieve que cae en el invierno.
La cabra sale a relucir, como reina del invierno. Sus colores oscuros, indican un luto que guardan en sus entrañas, pues son aquellas criaturas que han sido tentadas por el mal y juegan en los paraísos del mundo de las tinieblas. Acostumbradas a estar en latitudes altas, conllevan el éxito inmerso. El control de los sentimientos, es el resultado del propio endurecimiento de la época. Junto al rey de las tinieblas, han aprendido los dolores de lo material y efímero espíritu. Su proeza mayor, será la de buscar ayuda y salir de las ataduras, que las conllevara a unirse con el universo en una perfecta armonía.
En el auditorio de la facultad, le hable a un capricornio. La negrura que desprendía me llamo la atención. Una leve sonrisa fue lo que recibí a cambio por un cumplido mío. Poco a poco la semilla se fue abriendo ante mis ojos. Nunca hubiera pensado que sería aquella criatura silenciosa mi gran y mejor alma compañía. Vi su sufrimiento escurrir lágrimas secas. Escuchar la impotencia de sus palabras ante la realidad frustrante que la agobiaba. El negro siempre ha sido su protección, con su maquillaje rojo-negro, una cruz invertida va por el mundo denunciando el problema del vivir. Marcas quedan en su cuerpo, señales de dolor y desesperación.
Entre la oscuridad de la noche, le prometí que vería la luz, pues yo la veía contenida en ella. La semilla tiene la esperanza de vivir, esa potencialidad quería verla esclarecer. Transcurrió cierto intervalo de tiempo, pues los cambios requieren de segundos largos. Pero, sino, fue en los últimos meses que he visto a una nueva Grecia florecer, sonríe, juega, como una nueva cabra que salta de roca en roca sin temer caerse, y si se tropieza, continua y se ríe de ella misma.
Gracias por mostrarme el dolor de la vida. Espero infinitos momentos contigo. Sabes que te considero parte de mí, te he bautizado como MI NIÑA. Gracias por existir Grecia querida niña. Mía, mí niña.
La cabra sale a relucir, como reina del invierno. Sus colores oscuros, indican un luto que guardan en sus entrañas, pues son aquellas criaturas que han sido tentadas por el mal y juegan en los paraísos del mundo de las tinieblas. Acostumbradas a estar en latitudes altas, conllevan el éxito inmerso. El control de los sentimientos, es el resultado del propio endurecimiento de la época. Junto al rey de las tinieblas, han aprendido los dolores de lo material y efímero espíritu. Su proeza mayor, será la de buscar ayuda y salir de las ataduras, que las conllevara a unirse con el universo en una perfecta armonía.
En el auditorio de la facultad, le hable a un capricornio. La negrura que desprendía me llamo la atención. Una leve sonrisa fue lo que recibí a cambio por un cumplido mío. Poco a poco la semilla se fue abriendo ante mis ojos. Nunca hubiera pensado que sería aquella criatura silenciosa mi gran y mejor alma compañía. Vi su sufrimiento escurrir lágrimas secas. Escuchar la impotencia de sus palabras ante la realidad frustrante que la agobiaba. El negro siempre ha sido su protección, con su maquillaje rojo-negro, una cruz invertida va por el mundo denunciando el problema del vivir. Marcas quedan en su cuerpo, señales de dolor y desesperación.
Entre la oscuridad de la noche, le prometí que vería la luz, pues yo la veía contenida en ella. La semilla tiene la esperanza de vivir, esa potencialidad quería verla esclarecer. Transcurrió cierto intervalo de tiempo, pues los cambios requieren de segundos largos. Pero, sino, fue en los últimos meses que he visto a una nueva Grecia florecer, sonríe, juega, como una nueva cabra que salta de roca en roca sin temer caerse, y si se tropieza, continua y se ríe de ella misma.
Gracias por mostrarme el dolor de la vida. Espero infinitos momentos contigo. Sabes que te considero parte de mí, te he bautizado como MI NIÑA. Gracias por existir Grecia querida niña. Mía, mí niña.
sábado, 18 de agosto de 2007
La carpa emperador
Grecia estaba cansada de estar en su hogar. Decidió dar un paseo por la ciudad. Mientras observaba las personas, se preguntó por el sentido del hombre. La mayoría se dirigía a un destino en particular, ya sea por trabajo, reuniones o simplemente para pasear, como Grecia lo hacia en ese momento. A Grecia le gustaba estudiar, ir a la escuela, pero a veces se aburría de ciertas clases y deseaba mejor ir a jugar. Cuando estaba de vacaciones, el tedio la agobiaba y anhelaba regresar a clases.
Fue a un parque situado en el centro de la ciudad. La niebla comenzó a descender. Veía los rachuelos descender de la parte alta del parque. Los árboles eran altos y frondosos, de varios tipos, un lugar encantador. Le gustaba a Grecia ir a meditar en este rincón. De pronto escucho una vos, que decía: ¿por qué?… ¿no entiendo? La vos provenía de arriba. Grecia giro su cabeza y vio pasar un cuervo. Primero Grecia se sorprendió del hecho de ver un cuervo en esas latitudes. Siguió el ave negra, sin perderla de vista. Subió por una pendiente, que la dirigió a un estanque con algunas carpas. Miró atentamente el estanque, cuando el sonido de chapoteos llamó su atención. Siguió el ruido alrededor del estanque, hasta llegar a la parte de atrás. Una gran carpa de color dorado, y bigotes largos, se retorcía, pues trataba de liberarse de la telaraña, donde había caído. Se acercó Grecia al pez, puesto que, antes había oído hablar un cuervo, no le pareció extraño hablarle a la carpa.
- ¿Cómo fue que caíste en la telaraña?- Dijo Grecia.
- Vaya pregunta… - El pez dejo de retorcerse - ¿Ves aquellas monedas de oro atrás de la telaraña? Pues trate de comerlas…
- Por lo visto eres muy ambicioso
- ¡Oh pequeña niña! El oro es lo mejor del mundo y soy capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo.
En eso salio una pequeña araña azul desde las profundidades de las rocas.
- ¡Vaya, vaya… ja ja…! ¡¿Qué tenemos aquí?!- Hablo la araña con cierta ironía.
- ¡Suéltame maldita araña, o ya veras…! –Contesto el pez enojado, tratándose de liberar.
- Ja ja ja… Mira el gran magnate del estanque, ha caído en una inocente telaraña-
- ¡Tonterías! Llamare a mis súbditos a que te atrapen… te comerán de un solo bocado. Pequeña e insignificante araña. Que no sabes que soy el gran emperador del estanque… y …
- Uy… “El gran emperador del estanque”. Tu codicia te ha cegado, y no te percataste de mi trampa, fue muy fácil saber tú debilidad, y utilizarla en tu contra.
- Disculpen…-Grecia interrumpiéndolos- se que es un mal momento para preguntar… pero, ¿No han visto pasar a un cuervo?
- ¡Mmm… no querida!, pero si sé a quien te refieres. - dijo la araña a Grecia- Hablas del cuervo nómada. Siempre va a visitar al arlequín sin rostro. Si tomas aquel camino, tarde o temprano llegaras al castillo del arlequín. –El gran pez seguía retorciéndose, tratando de escapar-
- Ya veras araña del demonio, pronto estarán aquí mis súbditos y te comerán.
- Ja ja. Ya vienen “en tu ayuda”… supongo- Con sarcasmo hablo la araña.
Un grupo de carpas se acercaron al lugar. Un pez que tenía una cicatriz en su frente se dirigió al emperador.
- ¿Necesita ayuda señor?- La carpa roja parecía reírse.
- No ven insolentes que estoy atrapado, sáquenme de aquí y eliminen a esta insulsa araña.
- Ni creas que te vamos a ayudar, te dejaremos en manos de tu insulsa araña, y tomaremos de tu bóveda las monedas de oro que has prometido y nunca nos has pagado- Los peces se disiparon.
Grecia prosiguió su camino, antes le agradeció a la araña por la indicación. Meditaba sobre lo que había visto, sentía remordimiento por no ayudar a la carpa, pero debido a que el emperador parecía ser un gran tramposo, llego a la conclusión de que fue lo mejor dejarlo en manos de la araña.
- Nunca pensé que este lugar fuera tan grande- Seguía caminando entre la niebla- Al menos, cuando esta soleado, parece ser menos confuso.
Prosiguió por el camino de piedra, todo parecía muy extraño, bueno… ya nada tenía sentido desde que había visto al cuervo hablar. Escucho a lo lejos el golpeteo de algo contra lo que parecía ser una pared, como martillazos gigantes.
Fue a un parque situado en el centro de la ciudad. La niebla comenzó a descender. Veía los rachuelos descender de la parte alta del parque. Los árboles eran altos y frondosos, de varios tipos, un lugar encantador. Le gustaba a Grecia ir a meditar en este rincón. De pronto escucho una vos, que decía: ¿por qué?… ¿no entiendo? La vos provenía de arriba. Grecia giro su cabeza y vio pasar un cuervo. Primero Grecia se sorprendió del hecho de ver un cuervo en esas latitudes. Siguió el ave negra, sin perderla de vista. Subió por una pendiente, que la dirigió a un estanque con algunas carpas. Miró atentamente el estanque, cuando el sonido de chapoteos llamó su atención. Siguió el ruido alrededor del estanque, hasta llegar a la parte de atrás. Una gran carpa de color dorado, y bigotes largos, se retorcía, pues trataba de liberarse de la telaraña, donde había caído. Se acercó Grecia al pez, puesto que, antes había oído hablar un cuervo, no le pareció extraño hablarle a la carpa.
- ¿Cómo fue que caíste en la telaraña?- Dijo Grecia.
- Vaya pregunta… - El pez dejo de retorcerse - ¿Ves aquellas monedas de oro atrás de la telaraña? Pues trate de comerlas…
- Por lo visto eres muy ambicioso
- ¡Oh pequeña niña! El oro es lo mejor del mundo y soy capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo.
En eso salio una pequeña araña azul desde las profundidades de las rocas.
- ¡Vaya, vaya… ja ja…! ¡¿Qué tenemos aquí?!- Hablo la araña con cierta ironía.
- ¡Suéltame maldita araña, o ya veras…! –Contesto el pez enojado, tratándose de liberar.
- Ja ja ja… Mira el gran magnate del estanque, ha caído en una inocente telaraña-
- ¡Tonterías! Llamare a mis súbditos a que te atrapen… te comerán de un solo bocado. Pequeña e insignificante araña. Que no sabes que soy el gran emperador del estanque… y …
- Uy… “El gran emperador del estanque”. Tu codicia te ha cegado, y no te percataste de mi trampa, fue muy fácil saber tú debilidad, y utilizarla en tu contra.
- Disculpen…-Grecia interrumpiéndolos- se que es un mal momento para preguntar… pero, ¿No han visto pasar a un cuervo?
- ¡Mmm… no querida!, pero si sé a quien te refieres. - dijo la araña a Grecia- Hablas del cuervo nómada. Siempre va a visitar al arlequín sin rostro. Si tomas aquel camino, tarde o temprano llegaras al castillo del arlequín. –El gran pez seguía retorciéndose, tratando de escapar-
- Ya veras araña del demonio, pronto estarán aquí mis súbditos y te comerán.
- Ja ja. Ya vienen “en tu ayuda”… supongo- Con sarcasmo hablo la araña.
Un grupo de carpas se acercaron al lugar. Un pez que tenía una cicatriz en su frente se dirigió al emperador.
- ¿Necesita ayuda señor?- La carpa roja parecía reírse.
- No ven insolentes que estoy atrapado, sáquenme de aquí y eliminen a esta insulsa araña.
- Ni creas que te vamos a ayudar, te dejaremos en manos de tu insulsa araña, y tomaremos de tu bóveda las monedas de oro que has prometido y nunca nos has pagado- Los peces se disiparon.
Grecia prosiguió su camino, antes le agradeció a la araña por la indicación. Meditaba sobre lo que había visto, sentía remordimiento por no ayudar a la carpa, pero debido a que el emperador parecía ser un gran tramposo, llego a la conclusión de que fue lo mejor dejarlo en manos de la araña.
- Nunca pensé que este lugar fuera tan grande- Seguía caminando entre la niebla- Al menos, cuando esta soleado, parece ser menos confuso.
Prosiguió por el camino de piedra, todo parecía muy extraño, bueno… ya nada tenía sentido desde que había visto al cuervo hablar. Escucho a lo lejos el golpeteo de algo contra lo que parecía ser una pared, como martillazos gigantes.
Noche sin luna y estrellas
Con señales previas en el firmamento, la noche sin luna y estrellas cayó sobre mí. Avisando la llegada de la muerte de la vieja costra de mi alma. Ante la luz del sol, a medio día, rodeado por mis seres queridos, el eclipse nació en el cielo. Dando fin al amor y calor en la Tierra. Todo se petrifico, las personas se desvanecieron y quedo en la soledad de la oscuridad.
Muriendo
¡Oh rosa azul! marchitándose lentamente por la melancolía y la herida que le produjiste. Le quitaste el fértil suelo y lentamente bajo el verano se fue secando hasta morir.
Necio
Malagradecido el ángel caído por no aceptar el amor de las personas que lo quieren. Por su vanidad y egoísmo ha caído a las profundidades del averno. El ángel demonio desciende a buscar el dolor. Sus cadenas jalan al espíritu y es tragado por el olvido. Egoísta hijo de Adán, que no ve más allá de su nariz, pues esta cegado por las alas negras que salen de su espalda.
La noche continúa
Todo a mí alrededor se esfumó y evaporó, quedando el suelo raso y el cielo gris. La puerta de las ilusiones fue la primera en reconstruirse, seguida por el sexto cuarto, las paredes del laberinto se formaron una tras otra, retorciéndose hasta confundirse con el caos. El árbol de los sueños salió, totalmente seco y sin vida. Mi jardín de rosas se pulverizo, por la desolación y la amargura. El estanque pútrido surgió a borbotones, digna fuente de Hades, fuente del malestar y el vencimiento. El fénix volando desde el horizonte infinito, llegó solamente para convertirse en cenizas.
El ángel de luz y oscuridad, en medio de la confusión, solo veía como las cadenas en sus muñecas se reconstruían y se fijaban al suelo. Las alas rasgadas por la lluvia doliente de la noche. El grito ahogado por el dolor se volvía ha escuchar enmudecido y tragado por la soledad.
La esperanza se ha desvanecido junto a su estrella, la niebla no me permite ver. Sol y luna se han tragado mutuamente y se ha colapsado la armonía.
Noche de muerte, se lleva el alma, víctima del dolor, de mi cuerpo. Volvera a surgir vida a su debido tiempo. Ya he muerto una vez, y surgió un gran espíritu. Es cuestión de que pase por el sendero del olvido para salir de la confusión. El fénix no muere del todo, pues renace con un grito, nueva luz surge de él y emprende su vuelo.
Noche sin luna y estrellas
El sufrimiento que siento
Es solo por las almas muertas
Pues no miento
Me hiciste amarte
Ahora muero
Solo para recordarte
En mi espíritu que llora
Tu pérdida, que lamento
Sólo la luna sin estrellas
Puede calmarme
Es todo lo que siento
Muriendo
¡Oh rosa azul! marchitándose lentamente por la melancolía y la herida que le produjiste. Le quitaste el fértil suelo y lentamente bajo el verano se fue secando hasta morir.
Necio
Malagradecido el ángel caído por no aceptar el amor de las personas que lo quieren. Por su vanidad y egoísmo ha caído a las profundidades del averno. El ángel demonio desciende a buscar el dolor. Sus cadenas jalan al espíritu y es tragado por el olvido. Egoísta hijo de Adán, que no ve más allá de su nariz, pues esta cegado por las alas negras que salen de su espalda.
La noche continúa
Todo a mí alrededor se esfumó y evaporó, quedando el suelo raso y el cielo gris. La puerta de las ilusiones fue la primera en reconstruirse, seguida por el sexto cuarto, las paredes del laberinto se formaron una tras otra, retorciéndose hasta confundirse con el caos. El árbol de los sueños salió, totalmente seco y sin vida. Mi jardín de rosas se pulverizo, por la desolación y la amargura. El estanque pútrido surgió a borbotones, digna fuente de Hades, fuente del malestar y el vencimiento. El fénix volando desde el horizonte infinito, llegó solamente para convertirse en cenizas.
El ángel de luz y oscuridad, en medio de la confusión, solo veía como las cadenas en sus muñecas se reconstruían y se fijaban al suelo. Las alas rasgadas por la lluvia doliente de la noche. El grito ahogado por el dolor se volvía ha escuchar enmudecido y tragado por la soledad.
La esperanza se ha desvanecido junto a su estrella, la niebla no me permite ver. Sol y luna se han tragado mutuamente y se ha colapsado la armonía.
Noche de muerte, se lleva el alma, víctima del dolor, de mi cuerpo. Volvera a surgir vida a su debido tiempo. Ya he muerto una vez, y surgió un gran espíritu. Es cuestión de que pase por el sendero del olvido para salir de la confusión. El fénix no muere del todo, pues renace con un grito, nueva luz surge de él y emprende su vuelo.
Noche sin luna y estrellas
El sufrimiento que siento
Es solo por las almas muertas
Pues no miento
Me hiciste amarte
Ahora muero
Solo para recordarte
En mi espíritu que llora
Tu pérdida, que lamento
Sólo la luna sin estrellas
Puede calmarme
Es todo lo que siento
domingo, 12 de agosto de 2007
Calaveras en la televisión
- ¿Qué es lo que tanto te entretiene? –
La miro, con cierta extrañeza, la calavera a la niña, quien observaba a través del espejo de una tienda de televisores.
- Veo la pasarela de moda, hay una nueva tendencia… ¡se ven tan hermosas…!
- Cuídate niña, y mejor ve a tú casa, es peligroso que andes por aquí sola.
- No se preocupe-
La niña veía con mucha atención a la televisión. Se dio cuenta de que era tarde, así que tomo camino a su casa.
- Primero pasaré a la tienda de ropa – Se dijo la niña así mismo.
Entro a una tienda muy popular, paseando entre los vestidos y las calaveras que se probaban los vestidos tallas cero.
- ¡qué bello vestido…! Pero no hay de mi talla, sólo para niñas delgadas… - Se quedo viendo la ropa y una calavera que veía con recelo el vestido que sostenía la niña –
- Si no te lo vas a probar, deja espacio para alguien que si pueda usarlo…- La calavera impertinente le quito el vestido y fue al probador.
La niña sentía que engordaba con cada vestido que veía. Casi a la salida de la tienda, pasó junto a otra calavera, pero dado su nuevo tamaño, la empujo. La calavera se molesto…
- ¿qué estas gorda?- Dijo indignada. La niña sólo pidió disculpas y se fue abochornada.
Antes de llegar a su casa, decidió pasar a un pequeño café, muy lujoso y frecuentado por las calaveras más fresas de la ciudad.
- ¿Qué desea tomar? – El mesero le sonrió.
- Deseo… mm… algo ligero… déme…- La niña ordenaba, mientras un grupo de tres calaveras con ropas de la más reciente temporada.
La niña escuchaba con atención lo que decían…
- ¿Te acuerdas esa vez en Nueva York? Estuvo chidísimo el antro… pero viste a la naca de E, como se atreve a entrar así… se le veían las lonjas… No que horror, si engordo me suicido-
- Aquí tiene su agua señorita- El mesero le servía a las calaveras.
- La niña termino su café helado, y ya no podía contenerse… se sentía más y más pesada… Entro a su casa, directo al cuarto. Prendió la televisión para entretenerse un momento.
- Ahora, tenemos el nuevo video de B , muchachos, miren el cuerpazo de esta mujer.- La niña cambio de canal
- El tema de hoy, serán los hábitos alimenticios en los adolescentes…- Volvió a cambiar de canal.
- Con el nuevo yogurt bajo en grasas, usted bajara de peso… Apago la televisión la niña. Fue directo al espejo, se miro… había aumentado 20 kilos mínimo... Fue al tocador, miro una navaja y se empezó a quitarse la piel. Primero el de las manos, luego el de la frente. Se observó en el espejo… se veía más delgada… los recuerdos comenzaron a dibujarse en sus ojos… su vida… pasaba rápidamente. Cayó al suelo…
La miro, con cierta extrañeza, la calavera a la niña, quien observaba a través del espejo de una tienda de televisores.
- Veo la pasarela de moda, hay una nueva tendencia… ¡se ven tan hermosas…!
- Cuídate niña, y mejor ve a tú casa, es peligroso que andes por aquí sola.
- No se preocupe-
La niña veía con mucha atención a la televisión. Se dio cuenta de que era tarde, así que tomo camino a su casa.
- Primero pasaré a la tienda de ropa – Se dijo la niña así mismo.
Entro a una tienda muy popular, paseando entre los vestidos y las calaveras que se probaban los vestidos tallas cero.
- ¡qué bello vestido…! Pero no hay de mi talla, sólo para niñas delgadas… - Se quedo viendo la ropa y una calavera que veía con recelo el vestido que sostenía la niña –
- Si no te lo vas a probar, deja espacio para alguien que si pueda usarlo…- La calavera impertinente le quito el vestido y fue al probador.
La niña sentía que engordaba con cada vestido que veía. Casi a la salida de la tienda, pasó junto a otra calavera, pero dado su nuevo tamaño, la empujo. La calavera se molesto…
- ¿qué estas gorda?- Dijo indignada. La niña sólo pidió disculpas y se fue abochornada.
Antes de llegar a su casa, decidió pasar a un pequeño café, muy lujoso y frecuentado por las calaveras más fresas de la ciudad.
- ¿Qué desea tomar? – El mesero le sonrió.
- Deseo… mm… algo ligero… déme…- La niña ordenaba, mientras un grupo de tres calaveras con ropas de la más reciente temporada.
La niña escuchaba con atención lo que decían…
- ¿Te acuerdas esa vez en Nueva York? Estuvo chidísimo el antro… pero viste a la naca de E, como se atreve a entrar así… se le veían las lonjas… No que horror, si engordo me suicido-
- Aquí tiene su agua señorita- El mesero le servía a las calaveras.
- La niña termino su café helado, y ya no podía contenerse… se sentía más y más pesada… Entro a su casa, directo al cuarto. Prendió la televisión para entretenerse un momento.
- Ahora, tenemos el nuevo video de B , muchachos, miren el cuerpazo de esta mujer.- La niña cambio de canal
- El tema de hoy, serán los hábitos alimenticios en los adolescentes…- Volvió a cambiar de canal.
- Con el nuevo yogurt bajo en grasas, usted bajara de peso… Apago la televisión la niña. Fue directo al espejo, se miro… había aumentado 20 kilos mínimo... Fue al tocador, miro una navaja y se empezó a quitarse la piel. Primero el de las manos, luego el de la frente. Se observó en el espejo… se veía más delgada… los recuerdos comenzaron a dibujarse en sus ojos… su vida… pasaba rápidamente. Cayó al suelo…
Suspiro del corazón
Meditación de acuario
He desarrollado mis facultades hasta sus límites
Sin embargo esto no basta para alcanzar lo divino
Medito y me uno a la conciencia universal
El meditador termina siendo meditado
Entiendo sin entender
Descubro posibilidades impensables
Pienso que todo se puede si se está en armonía con el espíritu
Mi mente ya no existe
Ahora el universo piensa por mí
Nostalgia
Pensaba que tenía todo bajo control. La nostalgia es mi segundo enemigo a vencer. Monstruo cautivo, que se esconde entre los pasillos de mi mente. Nuevamente en el sexto cuarto, veía mi creación en el suelo, descomponiéndose lentamente. Las paredes se fueron transformando lentamente en un laberinto, del cual no estoy seguro si podré salir. Camine entre los pasillos sin sentido, cuando de pronto sentí un rasguño en mi brazo, era un nuevo sentimiento a vencer. Juegos de sombras en el laberinto, sentimientos entrecortados en mi corazón. Corrí desesperadamente en busca de la salida, pero sólo hallaba más y más pasillos. La confusión crecía en mí, estaba asustado, no quería volver a sufrir. Por fin, caí exhausto en el suelo. Me encontró por fin la nostalgia. Arrodillado ante ella, sólo pude llorar. Con sus garras escurriendo melancolía se abrio paso por mi cuerpo, hasta llegar a mi corazón .Entro en mí, y caí en un gran dolor. Sólo pensaba en mi viejo amor… En las hojas caídas de aquel árbol de alegría, donde tantas veces jugamos. Recuerdos saltaban ante mis ojos, mientras mi alma lloraba. Aun no termino de enfrentarme a este ser, tomara cierto tiempo, pues esta criatura se le derrota con el tiempo y la aceptación. Dolor de la melancolía, dolor de los recuerdos muertos pero que aun conservan cierta aroma… nostalgia por amor.
sábado, 11 de agosto de 2007
El estanque
He llegado a un bosque congelado, muerto por la nieve. La soledad grita por doquier. Los copos de nieve van cubriendo los restos de la vida. Cada paso se va entorpeciendo por la nieve y las ramas. Figuras petrificadas de animales, un eco de aliento yace sobre ellas. Caminé hasta un estanque, sus aguas negras y pútridas no permiten ver el fondo. Doy un paso hacia el estanque, la tierra seca se levanta, sigue cayendo los copos. La neblina con su manto gris me confunde. Sigo caminando, me sumerjo en las aguas turbias. La negrura va manchando mi ropaje blanco, mis alas se secan, pierden poco a poco sus plumas. Sigo caminando… el bosque va revelando su verdadera apariencia, los árboles en realidad son personas transformadas en madera, quedándose petrificado su momento de agonía.
Ya no respiro, no siento el agua… el estanque es la muerte. Veo a mí alrededor, aparecen las sombras de las personas que ame. Trato de alcanzarlas, las miradas se desvanecen. Me dejo tragar, caigo en el dolor. No quiero salir, me consumo en la oscuridad. Veo hacia arriba, entre el agua, se divisa una leve luz. Levanto mi mano, e intento alcanzar el resplandor. Miro hacia abajo, el pasado llora y deseo regresar, disolverme en la oscuridad de mi corazón. Me doy cuenta que aun vivo, que he caído ante mis demonios, ante el miedo… Mi corazón vuelve a latir, las alas secas sobre mi espalda, retoman su brillo. Una luz sale de mi interior, comienzo a salir de la agonía. Mi ropa se torna dorada, las cadenas en mis muñecas caen. El estanque se congela debajo de mis pies. El bosque retoma su vida, la cual estaba dormida, el en profundo trance de la muerte. Las figuras petrificadas se rompen, y sale la vida entre ellas.
Vida y muerte se entremezclan, pero la victoria es del fuerte y del que lucha. Mi espada se levanta hacia la luz y corta el miedo que se cubre de las sombras. Clavo la espada en mi corazón… la oscuridad se rompe… sangra mi pecho. Saco la espada de mi cuerpo… la cicatriz se cierra… respiro… Vivo.
Ya no respiro, no siento el agua… el estanque es la muerte. Veo a mí alrededor, aparecen las sombras de las personas que ame. Trato de alcanzarlas, las miradas se desvanecen. Me dejo tragar, caigo en el dolor. No quiero salir, me consumo en la oscuridad. Veo hacia arriba, entre el agua, se divisa una leve luz. Levanto mi mano, e intento alcanzar el resplandor. Miro hacia abajo, el pasado llora y deseo regresar, disolverme en la oscuridad de mi corazón. Me doy cuenta que aun vivo, que he caído ante mis demonios, ante el miedo… Mi corazón vuelve a latir, las alas secas sobre mi espalda, retoman su brillo. Una luz sale de mi interior, comienzo a salir de la agonía. Mi ropa se torna dorada, las cadenas en mis muñecas caen. El estanque se congela debajo de mis pies. El bosque retoma su vida, la cual estaba dormida, el en profundo trance de la muerte. Las figuras petrificadas se rompen, y sale la vida entre ellas.
Vida y muerte se entremezclan, pero la victoria es del fuerte y del que lucha. Mi espada se levanta hacia la luz y corta el miedo que se cubre de las sombras. Clavo la espada en mi corazón… la oscuridad se rompe… sangra mi pecho. Saco la espada de mi cuerpo… la cicatriz se cierra… respiro… Vivo.
domingo, 5 de agosto de 2007
Fénix
sábado, 4 de agosto de 2007
Uriel
Y como es costumbre, en la tarde me dirigí al centro de la ciudad. Una leve lluvia había mojado el suelo de la ciudad, después cesó. Sentado, viendo pasar las nubes. La leve luz del sol se iba pagando, tragado por el horizonte. El frío de la noche se sentía conforme pasaba el tiempo. Me levante con dirección al café, para estar en un ambiente más cálido. Tome asiento, ordené un capuchino mientras degustaba un cigarrillo. Las personas platicaban, mientras yo me sumergía en la oscuridad de mi alma. Meditaba y escribía en mi libreta negra, poemas y pensamientos. Degustando el sabor del café, en eso sentí una mirada. Sin subir la cara, pude ver a la distancia a un hombre, de aspecto varonil, el aire que desprendía era de una dulce tarde de verano. Proseguí escribiendo, al poco tiempo lo miré, el leía el periódico, pero se percato que lo observaba. Por fin nuestras miradas se encontraron, le sonreí con mirada fría mientras dejaba mi taza en la mesa. Se levanto aquel hombre, tomo su periódico y se dirigió hacía mi. Observaba como caminaba, con paso firme y seguro, mi corazón latía fuertemente. Se detuvo ante mí…
-Hola, ¿puedo sentarme?
Su voz varonil estremeció mi cuerpo, Voz penetrante y fuerte.
- Claro, toma asiento, espero no te incomode el humo a cigarro.
- No, adelante, de esa forma te conozco mejor…- Guiño el ojo y se quedo mirándome por un instante. Pude ver detenidamente sus ojos grises, su camisa entre abierta me mostraba un fuerte pecho.
- Por lo visto te gusta el color negro- El color negro me encantaba, me sentía cubierto por las tinieblas, me protegía de los peligros, era un falso al creer y no creer en lo esotérico, aun así mi alma bohemia me llamaba a la literatura y a la filosofía. De igual forma me he informado sobre las artes oscuras, la magia blanca, celta y demás…
- Así es – Lo observaba calladamente, siempre me ha gustado analizar primero a las personas, haciendo que ellas hablen primero.
- Disculpa no me he presentando, soy Uriel- Extendió su mano.
- Me llamo Alan- Extendí mi mano hacia la suya, un fuerte apretón sentí.
- El nombre va muy bien con tu personalidad… Supongo que sabes que significa armonía- Sonrió nuevamente, seguía impactado por la belleza de Uriel.
- Sí, es un nombre Celta.
Me pregunto sobre mi libreta, pues le parecía interesante, comentamos mis escritos, pasamos a otro tema, hablamos de nuestras vidas, lo escuchaba sin escuchar, pues mi mente imaginaba un sin fin de fantasías a su lado. Después de un rato, ordenamos un par de cafés. La platica se desarrollo con gusto, conforme hablábamos, pensé ver un aura salir de él. Quizás mi mente jugaba conmigo, pero por un momento vi una delicada luz. Acabamos de tomar nuestras bebidas, fue cuando sacó un lapicero de su bolsillo, tomo una servilleta, y escribió algunas cuantas palabras, doblo la servilleta y la guardo en su bolsillo del pantalón.
- Ya es tarde, creo que es hora de que parta
- Sí, igual me retiro.
Nos levantamos, pagamos la cuenta, y salimos del lugar.
- Abordaré un taxi. ¿Me acompañas?
- Sí, no hay problema.
Platicamos un poco más, le velada estaba por terminar. Metió su mano al bolsillo y me dio la mano. Le correspondí, dejo caer a mi mano la servilleta que había guardado en el café.
- Léela después, en cuanto me haya marchado…
Sonrió, abordó el taxi y se fue. Desdoble la servilleta, la cual decía: “Gracias por la compañía Alan, nos vemos demonio de la armonía. Uriel “
Me dirigí a mi hogar. Antes de dormir, sólo podía pensar en aquel ángel.
Días después, regresé al café, a la misma hora, a la cual, había encontrado a Uriel anteriormente. Con la esperanza de encontrarlo sentado leyendo el periódico. Mis sueños se realizaron. Estaba en el mismo lugar que la otra vez. Noto mi llegada, dejo el periódico en la mesa, camine hacía él, nos saludamos. Pedimos un café cada uno, la plática creció nuevamente. Ambos sentíamos un aroma distinto al café, algo entre nosotros producía aquel aroma. Me tomó de la mano, la acarició delicadamente, un cosquilleo creció desde mi mano hasta llegar a la nuca, mis ojos se cerraron por un segundo, el placer de tocarlo me estaba embriagando. Nos quedamos callados por un momento, intercambiamos miradas… Me soltó la mano al acercarse el mesero, nos preguntó si deseábamos algo más. Nos reímos y le contestamos negativamente al unísono. No deseaba terminar el café, pero sabía que extrañaría la presencia de Uriel. La última gota indicaba un fin aparente.
- ¿Deseas que no se termine esta noche?
- Tú sabes que no…
Tomó mi mano, y nos dirigimos a la salida, pagó la cuenta. Salimos a la oscuridad de la noche, aquella que tantas veces me ha cubierto. Tomamos un taxi
- Te llevaré a mi hogar, espero encuentres en mi librero algo de tú interés- - Sólo pude apretar su calida mano con la mía, recostó su cabeza en mi hombro, mientras veíamos pasar el espectáculo de sombras y luces de la ciudad.
Llegamos a su hogar, abrió la puerta, me dejo pasar primero, un delicioso aroma me saludo desde el inicio. Me señalo la sala- Puedes dar un vistazo al librero si gustas…- Mientras observaba su hermosa colección de libros, sentí su mirada. Sus brazos rodearon mi cuerpo. El latir de su corazón era evidente, sus manos tomaron las mías, empezó a besarme el cuello dulcemente. Me entregaba a sus caricias…
- Desde la primera vez que te vi, sentí una gran atracción.
Giré mi cuerpo, nos abrazamos y nos miramos, se acerco lentamente, sus tibios labios tocaron los míos, sus manos acariciaban mi espalda… era un sueño estar entre sus brazos. Después del exquisito beso, me tomo de la mano, me guío hasta su habitación. Nos recostamos, se subió en mí. Empecé a desabrochar su camisa, por fin pude ver su bello pecho, Me quito la camisa, se desabrocho el pantalón, mis manos ayudaron a quitárselo, sólo una trusa negra nos separaba. Sentía su musculoso cuerpo sobre el mió, besaba mi cuello y el pecho. Nos besábamos con intensidad, ambos estábamos muy excitados. Su olor llego hasta lo más profundo de mi alma. Afuera caía una tormenta, los rayos iluminaban la habitación a veces, las gotas escurrían por el cristal y se proyectaban sus sombras en nosotros.
- He probado a un demonio, y me ha gustado. Me agrada tu esencia, tu aroma, tu mirada fría e indiferente…
Lo tome de la cabeza y comencé a besarlo sin control. Ambos nos entregamos esa noche. Nuevamente no quería que esto acabara, el placer que me provocaba enloquecía mi cuerpo. Después de un largo rato, se recostó y dirigió mi cabeza a su pecho, acariciaba mi espalda, me tomo la mano… nos besamos.
- Este es un sueño- Le dije…
- No queremos que se termine…
- No…- lo besé.
- Esto no depende de mí…
No entendía sus palabras, me beso largamente y comenzó a tocarme nuevamente. La noche prosiguió.
- Duerme Alan, que yo velare tus sueños.
Cerró mis ojos, sentí su boca calida. Me abrazó con fuerza y caí en un profundo letargo.
En la mañana siguiente, desperté, él dormía placidamente, pero se percató de que yo estaba despierto.
- ¿Dormiste bien?
- Sí, estaba en los brazos de Morfeo.
- Esto esta llegando a su fin…- Sus ojos se cristalizaron, al igual que los míos.
- Te extrañaré… quiero encontrarte de nuevo.
- Anhelo lo mismo…- Contesté.
Nos vestimos lentamente, nos mirábamos con dulzura. Salimos de su hogar, fuimos al parqué de la ciudad
- ¿Es un adiós?
- No… un hasta luego… - Nos abrazamos con fuerza, me beso delicadamente, sin importarle las miradas de las personas en el parque.
- Hasta luego…- Se marcho… parecía desvanecerse…
-Hola, ¿puedo sentarme?
Su voz varonil estremeció mi cuerpo, Voz penetrante y fuerte.
- Claro, toma asiento, espero no te incomode el humo a cigarro.
- No, adelante, de esa forma te conozco mejor…- Guiño el ojo y se quedo mirándome por un instante. Pude ver detenidamente sus ojos grises, su camisa entre abierta me mostraba un fuerte pecho.
- Por lo visto te gusta el color negro- El color negro me encantaba, me sentía cubierto por las tinieblas, me protegía de los peligros, era un falso al creer y no creer en lo esotérico, aun así mi alma bohemia me llamaba a la literatura y a la filosofía. De igual forma me he informado sobre las artes oscuras, la magia blanca, celta y demás…
- Así es – Lo observaba calladamente, siempre me ha gustado analizar primero a las personas, haciendo que ellas hablen primero.
- Disculpa no me he presentando, soy Uriel- Extendió su mano.
- Me llamo Alan- Extendí mi mano hacia la suya, un fuerte apretón sentí.
- El nombre va muy bien con tu personalidad… Supongo que sabes que significa armonía- Sonrió nuevamente, seguía impactado por la belleza de Uriel.
- Sí, es un nombre Celta.
Me pregunto sobre mi libreta, pues le parecía interesante, comentamos mis escritos, pasamos a otro tema, hablamos de nuestras vidas, lo escuchaba sin escuchar, pues mi mente imaginaba un sin fin de fantasías a su lado. Después de un rato, ordenamos un par de cafés. La platica se desarrollo con gusto, conforme hablábamos, pensé ver un aura salir de él. Quizás mi mente jugaba conmigo, pero por un momento vi una delicada luz. Acabamos de tomar nuestras bebidas, fue cuando sacó un lapicero de su bolsillo, tomo una servilleta, y escribió algunas cuantas palabras, doblo la servilleta y la guardo en su bolsillo del pantalón.
- Ya es tarde, creo que es hora de que parta
- Sí, igual me retiro.
Nos levantamos, pagamos la cuenta, y salimos del lugar.
- Abordaré un taxi. ¿Me acompañas?
- Sí, no hay problema.
Platicamos un poco más, le velada estaba por terminar. Metió su mano al bolsillo y me dio la mano. Le correspondí, dejo caer a mi mano la servilleta que había guardado en el café.
- Léela después, en cuanto me haya marchado…
Sonrió, abordó el taxi y se fue. Desdoble la servilleta, la cual decía: “Gracias por la compañía Alan, nos vemos demonio de la armonía. Uriel “
Me dirigí a mi hogar. Antes de dormir, sólo podía pensar en aquel ángel.
Días después, regresé al café, a la misma hora, a la cual, había encontrado a Uriel anteriormente. Con la esperanza de encontrarlo sentado leyendo el periódico. Mis sueños se realizaron. Estaba en el mismo lugar que la otra vez. Noto mi llegada, dejo el periódico en la mesa, camine hacía él, nos saludamos. Pedimos un café cada uno, la plática creció nuevamente. Ambos sentíamos un aroma distinto al café, algo entre nosotros producía aquel aroma. Me tomó de la mano, la acarició delicadamente, un cosquilleo creció desde mi mano hasta llegar a la nuca, mis ojos se cerraron por un segundo, el placer de tocarlo me estaba embriagando. Nos quedamos callados por un momento, intercambiamos miradas… Me soltó la mano al acercarse el mesero, nos preguntó si deseábamos algo más. Nos reímos y le contestamos negativamente al unísono. No deseaba terminar el café, pero sabía que extrañaría la presencia de Uriel. La última gota indicaba un fin aparente.
- ¿Deseas que no se termine esta noche?
- Tú sabes que no…
Tomó mi mano, y nos dirigimos a la salida, pagó la cuenta. Salimos a la oscuridad de la noche, aquella que tantas veces me ha cubierto. Tomamos un taxi
- Te llevaré a mi hogar, espero encuentres en mi librero algo de tú interés- - Sólo pude apretar su calida mano con la mía, recostó su cabeza en mi hombro, mientras veíamos pasar el espectáculo de sombras y luces de la ciudad.
Llegamos a su hogar, abrió la puerta, me dejo pasar primero, un delicioso aroma me saludo desde el inicio. Me señalo la sala- Puedes dar un vistazo al librero si gustas…- Mientras observaba su hermosa colección de libros, sentí su mirada. Sus brazos rodearon mi cuerpo. El latir de su corazón era evidente, sus manos tomaron las mías, empezó a besarme el cuello dulcemente. Me entregaba a sus caricias…
- Desde la primera vez que te vi, sentí una gran atracción.
Giré mi cuerpo, nos abrazamos y nos miramos, se acerco lentamente, sus tibios labios tocaron los míos, sus manos acariciaban mi espalda… era un sueño estar entre sus brazos. Después del exquisito beso, me tomo de la mano, me guío hasta su habitación. Nos recostamos, se subió en mí. Empecé a desabrochar su camisa, por fin pude ver su bello pecho, Me quito la camisa, se desabrocho el pantalón, mis manos ayudaron a quitárselo, sólo una trusa negra nos separaba. Sentía su musculoso cuerpo sobre el mió, besaba mi cuello y el pecho. Nos besábamos con intensidad, ambos estábamos muy excitados. Su olor llego hasta lo más profundo de mi alma. Afuera caía una tormenta, los rayos iluminaban la habitación a veces, las gotas escurrían por el cristal y se proyectaban sus sombras en nosotros.
- He probado a un demonio, y me ha gustado. Me agrada tu esencia, tu aroma, tu mirada fría e indiferente…
Lo tome de la cabeza y comencé a besarlo sin control. Ambos nos entregamos esa noche. Nuevamente no quería que esto acabara, el placer que me provocaba enloquecía mi cuerpo. Después de un largo rato, se recostó y dirigió mi cabeza a su pecho, acariciaba mi espalda, me tomo la mano… nos besamos.
- Este es un sueño- Le dije…
- No queremos que se termine…
- No…- lo besé.
- Esto no depende de mí…
No entendía sus palabras, me beso largamente y comenzó a tocarme nuevamente. La noche prosiguió.
- Duerme Alan, que yo velare tus sueños.
Cerró mis ojos, sentí su boca calida. Me abrazó con fuerza y caí en un profundo letargo.
En la mañana siguiente, desperté, él dormía placidamente, pero se percató de que yo estaba despierto.
- ¿Dormiste bien?
- Sí, estaba en los brazos de Morfeo.
- Esto esta llegando a su fin…- Sus ojos se cristalizaron, al igual que los míos.
- Te extrañaré… quiero encontrarte de nuevo.
- Anhelo lo mismo…- Contesté.
Nos vestimos lentamente, nos mirábamos con dulzura. Salimos de su hogar, fuimos al parqué de la ciudad
- ¿Es un adiós?
- No… un hasta luego… - Nos abrazamos con fuerza, me beso delicadamente, sin importarle las miradas de las personas en el parque.
- Hasta luego…- Se marcho… parecía desvanecerse…
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