El sol caía como plomo sobre las calles, el cielo azul cubría toda la ciudad. El ruido de los autos ahogaba el ambiente. Comerciantes gritando, personas riendo y platicando. Bailarines con sus dansas dando brincos y vueltas a un lado del templo mayor. El gris del pavimento contrastaba con el rojo de las piedras del templo. Un nopal solitario vivía entre las piedras.
- ¿Esperas a alguien? - Preguntó una mujer un poco robusta.
- ¿Disculpe? - Salía de su trance José que miraba fijamente las seis figuras de piedra que descansaban en los escalones del templo.
- ¿Qué si esperas a alguien? Has estado aquí por más de una hora y en miras el reloj constantemente.
- Esperaba a… pero ya no importa, me cansé de esperar. –
- Ahora veo, supongo que es alguien que quieres. – Dijo la mujer.
- Sí… quería, ahora estoy enojado. –
- Te dejaron plantado. ¿Y por qué no te vas? –
- Porque me agrada este lugar. Es aquí donde lo conocí. – Contestó José.
- Entiendo, ¿Llevan mucho tiempo…? Disculpa, que atrevida soy, creo que son asuntos que no me importan.
- No te preocupes, me hacía falta platicar para relajarme. Por cierto me llamo José. –
- Gusto en conocerte José, me llamo Mónica… -
- La que ama la soledad… eso significa tu nombre. –
- ¡Vaya! No sabía.
- Llevamos cuatro años de conocernos. Lo conocí en este barandal, mirando las estatuas de piedra. Empezamos a platicar, hubo química. Salimos por un tiempo y luego se distanció, cortamos. Nos volvimos a encontrar y regresé con él. Siempre es lo mismo, siempre lo espero… -
- Qué situación tan complicada. Nunca he sido buena para dar consejos, te lo dice una mujer que ha salido poco a sus 37 años. La mayoría de mi tiempo la paso aquí, en el trabajo, le he dedicado 10 años.
- Creo haberte visto en alguna ocasión cuando venía con él al museo.
- Mira – Señaló Mónica el cielo. – Es la luna.
- ¡qué hermosa es la luna en pleno día!
- ¿Conoces el mito de la Coyolxauhqui? – Preguntó Mónica.
- Sí, me la contó… la Coyolxauhqui al saber del embarazo de Coatlicue decidió matarla pero Huitzilopochtli protegió a su madre y a él con una serpiente de fuego que lanzó a Coyolxauhqui, quedó descuartizada y después fue lanzada desde el cerro de Coatepec, por eso se dice que la luna es vencida cada mañana por el sol. Me gustaría lanzarlo por las escaleras, en realidad no. Siento como si estuviera descuartizado, tengo varios sentimientos encontrados.
- Entiendo… -
- He aprendido muchas cosas. Antes, de pequeño, me parecía aburrido asistir a los museos, pero desde que lo conocí me llamaron la atención. –
- Es normal, cuando pasas mucho tiempo con alguien ambos comienzan a tomar actitudes del otro. – Dijo Mónica.
- Pero su miedo, es como si yo subiera todos los escalones y el se quedara abajo mirando y pensando en hacerlo o no.
- Quizás tenga miedo a morir.
- ¿Morir? –
- Sí… En la segunda etapa del templo mayor hay una…
- Piedra de sacrificios… Una vez me contó que soñó que era llevado a lo alto de un templo… -
- ¿Has pensado en dejarlo definitivamente? –
- Por el momento no creo… Cuando estamos separados lo recuerdo, siempre lo recuerdo.
…
- ¿Esperas a alguien? - Preguntó una mujer un poco robusta.
- ¿Disculpe? - Salía de su trance José que miraba fijamente las seis figuras de piedra que descansaban en los escalones del templo.
- ¿Qué si esperas a alguien? Has estado aquí por más de una hora y en miras el reloj constantemente.
- Esperaba a… pero ya no importa, me cansé de esperar. –
- Ahora veo, supongo que es alguien que quieres. – Dijo la mujer.
- Sí… quería, ahora estoy enojado. –
- Te dejaron plantado. ¿Y por qué no te vas? –
- Porque me agrada este lugar. Es aquí donde lo conocí. – Contestó José.
- Entiendo, ¿Llevan mucho tiempo…? Disculpa, que atrevida soy, creo que son asuntos que no me importan.
- No te preocupes, me hacía falta platicar para relajarme. Por cierto me llamo José. –
- Gusto en conocerte José, me llamo Mónica… -
- La que ama la soledad… eso significa tu nombre. –
- ¡Vaya! No sabía.
- Llevamos cuatro años de conocernos. Lo conocí en este barandal, mirando las estatuas de piedra. Empezamos a platicar, hubo química. Salimos por un tiempo y luego se distanció, cortamos. Nos volvimos a encontrar y regresé con él. Siempre es lo mismo, siempre lo espero… -
- Qué situación tan complicada. Nunca he sido buena para dar consejos, te lo dice una mujer que ha salido poco a sus 37 años. La mayoría de mi tiempo la paso aquí, en el trabajo, le he dedicado 10 años.
- Creo haberte visto en alguna ocasión cuando venía con él al museo.
- Mira – Señaló Mónica el cielo. – Es la luna.
- ¡qué hermosa es la luna en pleno día!
- ¿Conoces el mito de la Coyolxauhqui? – Preguntó Mónica.
- Sí, me la contó… la Coyolxauhqui al saber del embarazo de Coatlicue decidió matarla pero Huitzilopochtli protegió a su madre y a él con una serpiente de fuego que lanzó a Coyolxauhqui, quedó descuartizada y después fue lanzada desde el cerro de Coatepec, por eso se dice que la luna es vencida cada mañana por el sol. Me gustaría lanzarlo por las escaleras, en realidad no. Siento como si estuviera descuartizado, tengo varios sentimientos encontrados.
- Entiendo… -
- He aprendido muchas cosas. Antes, de pequeño, me parecía aburrido asistir a los museos, pero desde que lo conocí me llamaron la atención. –
- Es normal, cuando pasas mucho tiempo con alguien ambos comienzan a tomar actitudes del otro. – Dijo Mónica.
- Pero su miedo, es como si yo subiera todos los escalones y el se quedara abajo mirando y pensando en hacerlo o no.
- Quizás tenga miedo a morir.
- ¿Morir? –
- Sí… En la segunda etapa del templo mayor hay una…
- Piedra de sacrificios… Una vez me contó que soñó que era llevado a lo alto de un templo… -
- ¿Has pensado en dejarlo definitivamente? –
- Por el momento no creo… Cuando estamos separados lo recuerdo, siempre lo recuerdo.
…
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