Abraxas

"Tú sólo tienes miedo si no estas en armonía contigo mismo."

El caos se impone ante los ojos del humano y lo vuelve temeroso de si mismo. Aunque pocos son mis años de vida, en varias ocasiones me he sentido temeroso ante la vida, y es ese miedo causado por el caos imperante dentro de mi. El génesis de este blog ha sido por la incertidumbre de mi existencia.

Historia detrás del caos inarmónico:

La palabra Abraxas (o Abrasax o Abracax, del griego ἄβραξας) era un término que se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras Abraxas, y que las sectas gnósticas solían usar como talismán. Se creía que Abraxas era el nombre de un dios que representaba el Bien y el Mal, un dios y deidad adorada y un demonio temido en una única entidad. Este término fue usado por los Basilideanos (Basilideans), una secta gnóstica del segundo siglo, para nombrar al ser supremo o dios que ellos adoraban. Abraxas fue también considerado un dios egipcio y un demonio. Es probable que la mística palabra abracadabra fuera derivada de tal nombre, aunque existen algunas otras explicaciones al respecto.

Esta secta gnóstica creía que Jesucristo o Josué emanó de Abraxas y fue un fantasma mientras estuvo en la Tierra. Pensaban que su nombre encerraba grandes misterios debido en parte al hecho de que las siete letras griegas que lo componen (ἄβραξας) suman un total de 365, la cifra de los días del año. Se creía, además, que comandaba a 365 dioses, cada uno de ellos poseedor de una virtud; confiriendo de esta forma una virtud a cada día del año- principio de santoral-.

Sin embargo, los mitologistas antiguos colocaban a Abraxas entre los dioses egipcios, y algunos demonólogos lo suelen citar como un demonio con la cabeza de un rey o de un gallo y con serpientes en lugar de piernas (el Anguípedo). Ha sido representado en amuletos (que los Basilideanos solían llevar) portando un garrote en sus manos e incluyendo en ellos, a su vez, el número 365.

"El ave lucha para salir del huevo. El huevo es el mundo. Quien quiera nacer, deberá primero destruir un mundo. El ave vuela a Dios. El nombre de ese Dios es Abraxas."

Cada quien se encarga de romper aquel difícil cascaron, el cual parece difícil de desquebrajar con las dos manos y la soledad del corazón. Aquella ave que sale del cascarón es el Dios Abraxas, nombre que escuche por primera vez en la novela de Hermann Hessen titulada “Damián”. Fue tal el impacto que me produjo la novela, puesto que la filosofía de mi vida al parecer siempre se ha movido entre la luz y la oscuridad, decidí hacerme adepto de aquel dios, sin aires al fanatismo, dogmatismo o tributo. Siendo que mi historia es la de un ángel de luz y oscuridad, no hubo mejor representante que el de Abraxas para sintetizar aquel sentir de mi caos, y así como él, el sol y la luna siempre me han marcado en la vida y parecen ser símbolos que me vieron nacer y que han estado presentes a lo largo de mi existir.


"Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a si mismo."

Aquel que se encuentra perdido no es por los albores del destino, es porque así lo desea el propio extraño. Los caminos parecen difíciles, y más aun si hay un conflicto entre los dos, pero hay que aprender a que se pueden crear nuevas posibilidades, y de esta forma se ampliara el camino de nuestro ser.

"Todos los hombres que tuvieron un efecto dentro del curso de la historia de la humanidad fueron capaces y efectivos sólo porque aceptaron lo inevitable."

Ante la frustración solo queda la aceptación, más no la resignación.

"Dios para mi no es un hombre, es un héroe, un mito, una enorme sombra en que los hombres se ven proyectados contra la pared de lo eterno."

Como la sombra de Buda en la cueva, Dios dejo la propia en la cultura, de esta forma, el hombre se siente limitado por esta, y no le permite crecer para su mejor desarrollo en sociedad.

"Todo lo creado por la naturaleza, ya ha sido creado por nosotros, tiene su origen en el alma; y la esencia de nuestra alma es la eternidad; escapa de nuestra compresión, pero nos hace sentir amor y creación con enorme fuerza."

Ante la naturaleza, el hombre parece ser el que le da belleza, pues es el único que ha expresado en palabras, sonetos, canciones, poemas, esculturas y más, la infinitud del ser de la naturaleza. El amor por otra parte, parece ser una gran fuente de alegrías y tristezas, y aun así, se sigue construyendo sueños en nombre del amor.

La armonía aparente dentro del caos se destruye y renace con cada aleteo del dios Abraxas, símbolo de la conjunción entre la luz y la oscuridad.