Al final el amor no escapa a babel y lo que tenemos es una traducción.
Escrito con el consentimiento de Manuel Cucurachi.
Sé que no puedo exigirles a los demás que me digan lo que sienten, y me siento como en Babel, tratando de interpretar su silencio. Pero parece que soy el único que se atreve a hablar, a dar el código.
Y sólo la valentía es capaz de romper el silencio.
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