Soy consciente de tu cariño pero la ausencia en ocasiones me transporta a lugares que desearía no ir. Admito que estoy enamorado de ti, que al verte sonrío y mi cuerpo se estremece, pero también admito que me invade la duda. Duda de que tus labios toquen otros labios, de que tus manos recorran otro cuerpo que no sea el mío. ¿Tengo razones para pensar esto? En realidad no. No me has dado pie a que tenga este pensamiento, pero es esa misma ausencia la que me hace pensar que sí. Se puede pensar que he sido yo el que te ha engañado, no es así. Mis labios sólo han tocado los tuyos, mis manos han buscado las tuyas solamente. Mis pensamientos son los que me han transportado a un pasado ilusorio, a un pasado que yo mismo he convertido en mi edad de oro. Un pasado al cual me gustaría regresar, regresar en algunos fragmentos cuando conocí a la luna, luna que me tomó por la cintura y me besó, que agarró mi mano y me llevó a un sinfín de lugares… Sé que es una pérdida de tiempo recordar aquello que ya fue, pero mi mente reacciona con mi cuerpo y desea abrazar lo efímero. Es como si tu ausencia despertara otra más profunda, no hablo de la ausencia de la luna, más bien hablo de una ausencia personal, propia, muy íntima. ¿Miedo al rechazo? Vaya que ha sido un gran problema para mí y más para aquellos que estuvieron alrededor. Así es… tengo miedo al rechazo. Lo admito, tengo miedo. Miedo de que te vayas, de que me rechaces, de que te vayas y me olvides. Temor a que me digas algún día: hasta aquí… a eso le temo… y puede pasar, ha sucedido antes, pero lo he propiciado. Esta vez no lo he hecho, he mantenido aquella bestia bajo control. No te he lastimado con mi lengua, sólo te ha besado, mi cuerpo te ha acompañado y abrazado, pero no empujado. Porque me siento vacio y lleno, vacio para que entres y a mi mundo, lleno para mantenerme en la realidad. Eres mi presencia y ausencia, eres mi delirio y amor, eres tantas cosas. Y todo esto me lo digo a mí mismo, ¿en forma de monólogo? No lo creo, siempre hay un desdoblamiento, y aquél que lea estas palabras estará conversando conmigo pero también con su doble, y así ya no sólo seré yo, sino muchos otros. Desde la primera palabra hasta esta he viajado por innumerables mundos, es mejor dejar de avanzar y concluir.