Somos cosmófagos y teófagos:
"La misa no sólo es una actualización o representación
de la Pasión de Jesucristo; es también una liturgia, un misterio en donde el
diálogo ente el hombre y su Creador culmina en la comunión. Si mediante el
bautismo los hijos de Adán adquieren esa libertad que les permite dar el salto
mortal entre el estado natural y el estado de gracia, por la comunión los
cristianos pueden, en las tinieblas de un misterio inefable, comer la carne y
beber la sangre de su Dios. Esto es alimentarse con una substancia divina, con
la substancia divina.
Paz, Octavio. 1974. "Poesía de comunión y poesía de
soledad" en Las peras del olmo.
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