1. Acción de tomar a un objeto o persona para entretenerse sin ningún compromiso.
- ¿Cómo estás? –
- Am… pues te diré. – Puso los ojos en blanco.
- ¿Por qué esa cara? –
- Participé de un juego en el cual perdí. – Contestó.
- Explícate un poco más. – Tomaron asiento mientras veían pasar a las personas por la explanada de Bellas Artes.
- Todo comienza como en la Biblia, amigo. Ahora entiendo por qué dicen eso de “es mejor vivir en la ignorancia”. Hace poco conocí a un compañero de clases el cual tiene pareja. Cada uno de nosotros no mostraba ningún interés… hasta que en una conversación coqueteó conmigo.
- Así empieza el juego. – Le dijo su amigo sin mirarlo a la cara.
- Ya sé… es frustrante porque en un principio parecía bastante interesado, me mandó fotos de él, platicaba de sus sentimientos y demás…. Pero todo eso fue porque se sentía traicionado por su pareja el cual le había puesto el cuerno en más de una ocasión. – Baja la mirada.
- Fuiste el consuelo emocional… -
- En fin… en total, pues desde entonces él adquirió para mí otro valor. Lo comencé a tratar más, quería conocerlo pero me topé con la pared.
- ¿Qué pasó? –
- Después de todo sus coqueteos del principio se fueron diluyendo hasta sólo hablarme de su novio. Fue con un eufemismo bastante claro porque me dijo que esperaba hacer feliz a su novio con el detalle que le había preparado… luego se corrigió y dijo que esperaba hacerlo feliz para siempre. No hay que ser un genio para comprender que sólo estaba jugando conmigo.
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