A muchos les producirá ruido el hecho de que un sujeto gay diga que esta orgulloso de su estado, y estaría mucho más alarmado en ver un grupo apoyando la misma idea. Digo esto por el hecho de que hoy, sábado 28 de junio se celebra el día del orgullo gay. La fecha es una serie de eventos que, con cada año, los colectivos homosexuales celebran de forma pública para instar por la tolerancia y la igualdad de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
En la ciudad de México, con la participación de al menos 42 organizaciones que aglutinan a 200.000 personas, la marcha recorrió la emblemática avenida Reforma desde el monumento al Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, la principal plaza de la urbe, en el centro histórico.
Entre batucadas y diferentes ritmos de música, globos y banderas arco iris que representan al movimiento gay, animaron la demostración, en la que el Comité Orgullo México demandó al presidente Felipe Calderón declarar el 17 de mayo como Día Nacional contra la homofobia.
Alguna vez escuche a una partícula decirme: “deja en paz a los gay, suficiente tienen con lo suyo”. Vaya tontería. No encuentro el motivo del alarme, no veo en dónde esta el problema de alzar la voz y decir: ¡Soy gay! No daño a nadie por acostarme con un hombre, si voy agarrado de la mano con mi novio por la calle, si tengo deseos homoeroticos, si decido tener una estética gay. No hubiera problema si fuera un buga agarrado de la mano de su novia, si la besará en la calle, me casara con una mujer y tuviera hijos, ahí nadie dice nada.
Mientras tanto, seguiré levantando la voz, no me callaré, pues me siento plenamente seguro de lo que soy, y no regresaré al silencio del closet, aquel que lastima el propio sentir. Mucho menos me sentiré mal por aquellas personas que quieren reivindicarme a una vida de engaño.
¡Soy orgullosamente gay!
En la ciudad de México, con la participación de al menos 42 organizaciones que aglutinan a 200.000 personas, la marcha recorrió la emblemática avenida Reforma desde el monumento al Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, la principal plaza de la urbe, en el centro histórico.
Entre batucadas y diferentes ritmos de música, globos y banderas arco iris que representan al movimiento gay, animaron la demostración, en la que el Comité Orgullo México demandó al presidente Felipe Calderón declarar el 17 de mayo como Día Nacional contra la homofobia.
Alguna vez escuche a una partícula decirme: “deja en paz a los gay, suficiente tienen con lo suyo”. Vaya tontería. No encuentro el motivo del alarme, no veo en dónde esta el problema de alzar la voz y decir: ¡Soy gay! No daño a nadie por acostarme con un hombre, si voy agarrado de la mano con mi novio por la calle, si tengo deseos homoeroticos, si decido tener una estética gay. No hubiera problema si fuera un buga agarrado de la mano de su novia, si la besará en la calle, me casara con una mujer y tuviera hijos, ahí nadie dice nada.
Mientras tanto, seguiré levantando la voz, no me callaré, pues me siento plenamente seguro de lo que soy, y no regresaré al silencio del closet, aquel que lastima el propio sentir. Mucho menos me sentiré mal por aquellas personas que quieren reivindicarme a una vida de engaño.
¡Soy orgullosamente gay!