Es tan difícil encontrar un espejo donde mirarse, encontrarse, perderse. A veces se encuentra uno que otra superficie donde verse, pero estos espacios luego se rompen, o están cuarteados. Ese lugar debe ser un espacio íntimo, único, donde la confianza sea el fundamento del espejo, y cada reflejo sea claro, no difuso o ilusorio. Nunca optar por un espejismo, elegir la verdad ante todo, no un engaño.
Es tan difícil encontrar un espejo, el cual muestre el verdadero ser, la inocencia del rostro de quien lo miré, de lo bello de las palabras de un romántico que cree morir con cada día, y que surge nuevamente con cada exhalación del perfume de una rosa azul, la claridad de una sonrisa, la transparencia de una lagrima, el dolor de una angustia, el pesar de un recuerdo, la obsesión de un sueño, la incoherencia de una frustración, la incomparable locura y la extraña cordura.
Un espejo más en el cuarto de la locura, un espejo para el alma, para la eternidad, el corazón, el alma, la vida…
Es tan difícil encontrar un espejo, el cual muestre el verdadero ser, la inocencia del rostro de quien lo miré, de lo bello de las palabras de un romántico que cree morir con cada día, y que surge nuevamente con cada exhalación del perfume de una rosa azul, la claridad de una sonrisa, la transparencia de una lagrima, el dolor de una angustia, el pesar de un recuerdo, la obsesión de un sueño, la incoherencia de una frustración, la incomparable locura y la extraña cordura.
Un espejo más en el cuarto de la locura, un espejo para el alma, para la eternidad, el corazón, el alma, la vida…
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