domingo, 15 de mayo de 2016

Bienvenido



Tu mano furtiva me acercó a ti en el pasillo, fue el primer beso robado. El segundo ocurrió pocos años después. Había llegado a la TAPO, quedamos de vernos en la sala de espera. Entre la confusión me perdí. Caminé hacia el centro de la estación de autobuses. Estabas marcando mi número de celular. Al percatarte de lo inútil de la acción dejaste la bocina. Fuimos hacia fuera. En el trayecto me decías que estabas feliz de verme, nuevamente tu mano me acercó a tu cintura luego me robaste un beso en medio de la banqueta, debajo de aquél cielo despejado. Después del beso dijiste: bienvenido.

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