¿Por qué nos arrancamos pedazos de memoria?
Con cada paso que dimos en los días ilustrábamos con fotos
aquellos momentos juntos. Cuando andas con alguien formas un contrato con
ciertas reglas, al terminar la relación se rompe el contrato y con este se
busca la manera de borrar el archivo que contenía nuestras andanzas.
Yo lo hice, no lo negaré. Eliminé fotos donde estábamos
juntos, desde el día en que te conocí, el día en que me regalaste un peluche,
cumpleaños, día de muertos, comida, paseos, el lago, caminatas por el cerro…
Todo eso lo quité para no encontrar un dolor. Ahora que lo pienso, habrá sido difícil
para ti saber que lo hice, si es que revisaste mis fotos.
Viendo tus fotos me percaté que hay un vacío, de fechas,
eventos, momentos, fotos y comentarios… ¿dónde están? En nuestra mente,
momentos recluidos en un espacio, en un limbo que desea desaparecer.
Nuestro álbum ha sido editado. Ya no existen aquellos
momentos que compartimos. Ahora son fotos de una persona en algún momento, sin
contexto, sin forma.
Es doloroso saber que ya no estoy ahí, en ese espacio
virtual donde nos depositábamos, donde era na extensión más de nosotros, de
nuestro contrato, de un cariño pasado.
Solías trabajar en una papelería, no hay fotos de aquellos
momentos… trabajaste en un ciber, obtuviste el trabajo gracias a una amiga… te
sacaste miles de fotos. El único registro de que afecté tu vida es la ropa. En
algunas fotos utilizas algunas de mis camisas… pero no hay nada más de mí ahí.
Tenías una cara triste, tus fotos lo revelan… sé que no eras
feliz, creo que nunca lo fuiste, siempre tuviste razones para despreciar la
vida. Escuchabas canciones sobre el suicidio, lo recuerdo. Llorabas en las
noches mientras yo dormía. Habíamos discutido, estabas triste.
Nunca supe mucho de tu pasado amoroso, lo mantuviste en
secreto. De hecho, no sabía muchas cosas de ti, sólo algunos pedazos inconexos
sobre tu vida anterior a vivir en mi casa.
Recuerdo cuando nos conocimos… me llevaste una paleta echa
por ti de papel china. Nos besamos, vimos una película, me tomaste de la mano.
Caminamos por la fría Xalapa, era octubre o noviembre… Te propuse ser mi novio,
el 3 de diciembre del 2012… lo anotaste en un papel cascarón donde dice que me
amas, y me agradeces por la propuesta… Me regalaste una carlota, un oso de
peluche al que bautizamos como osito… fuimos a una fiesta, cantamos Día de
suerte, la hicimos nuestra canción… Estábamos tomados… te acompañé a la iglesia
para celebrar el día de la Virgen. Te asaltaron, te rompieron la nariz, te
acompañé al seguro… te cuidé, me cuidaste cuando me enfermaba. Me ponías trapos
húmedos en la frente… Jugabas con osito, decía “papi, papi… ¿qué hay ahí?”. Nos
escribíamos en un libreta azul que me hiciste… Te iba a recoger del trabajo en
las noches, te iba a dejar comida al ciber… te daba un beso a escondidas… te
decía que te amaba. Dormíamos juntos… Íbamos a los lagos, comíamos papas con
queso, gratinado o amarillo… Eso era los fines de semana… cuando comíamos a
veces tacos o una torta… Me llevaste al antro, donde más de una persona dijo
que hacíamos una linda pareja… dejamos de ir al antro… Entraste a la
universidad, yo acababa la tesis de letras, te puse en mis agradecimientos… Buscábamos
películas para ver los fines de semana, nunca pude llevarte al cine, sólo una
vez y estabas muy cansado para ver la película… Todo lo que alguna vez te
prometí no pude hacerlo… no pude ayudarte más… Disculpa si mi frialdad te
terminó chocando… Disculpa si te hice mal al estar conmigo… Fuiste una gran
persona que me acompañó por un gran trecho.
Gracias Néstor Adrián Sánchez Díaz. Si un día lees esto debo
confesar que lloré cuando lo escribí. Traté de recuperar aquellos momentos. Aún
conservo las fotos de todos nuestros momentos. Quizás algún día las revise y ya
no sienta dolor.