Por la calle, una guerra en proceso, casas en ruinas, algunas personas yacen muertas. El sonido de los cañones retumba en la ciudad. Los ladrones hurtan cínicamente, y sobre el horizonte, la erupción de un volcán.
- Es un castigo divino – Escuchó de un amigo.
- Yo soy un hombre de razón – contestó altanero, levantando una ceja.
En las noches, cuando está solo, se hinca junto a la cama y ora: “Este es el mejor de los mundos posibles, este es el mejor…”
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